lunes, 2 de abril de 2018

¿Cómo es la mirada de Jesús?


Durante esta semana, el miércoles para ser exactos, conversaba con una amiga y compañera de oficina sobre “música cristiana”; sí, puede parecer un poco extraño que yo hable o en todo caso tenga la capacidad de sostener una conversación de este tipo, sobre todo para los que piensan que mi vida como cristiano ya se terminó hace mucho, pero lo hicimos. El punto de conversación era responder a una pregunta en particular ¿Qué canción podría cantar en el culto del domingo? Entonces yo, fiel a mi estilo “contra doctrinal” le sugerí unas cuantas canciones de Jesús Adrián Romero, esas que habla sobre misión y el accionar del cristiano; había una en particular que, de momento no recordaba el nombre pero si recordaba el sentido de la letra, buscamos en Google y lo encontramos, se llama “Ayer te vi”; les animo a escucharla y les aseguro que, de alguna u otra forma, despertará en ustedes ese sentido de misión y de preocupación por el prójimo.

Una de las cosas que le decía, mientras compartíamos el almuerzo es que, por lo general << la iglesia (en general) siempre busca canciones “demasiado espiritualistas, como que muy ideales de un porvenir, muy pegadas a la Biblia” y, deja a un lado aquellas canciones, que también son cristianas, pero que hablan de temas sociales, como esa de Jesús Adrián Romero >> 

En estos días de “meditación” por Semana Santa, me pregunto ¿Qué hará la iglesia para conmemorar la fecha? ¿A quiénes irá la esencia de sus predicaciones?; está por demás decir que todas las predicaciones de estos días, estarán relacionadas a las meditaciones de los pasajes bíblicos que hablan sobre la pasión y muerte de Jesús, sobre sus innumerables milagros, sobre la vez en que fue bautizado o cuando se desapareció en su adolescencia; meditarán quizás sobre la alimentación de los cinco mil y de los cuatro mil, sobre los 10 leprosos sanados, sobre sus parábolas, sobre cómo llamó a sus discípulos; es probable que hagan un alto en aquel pasaje que hable sobre la importancia de la infancia en el reino de los cielos, o cuando convirtió el agua en vino, sobre su exquisita manera de romper reglas fariseas para ofrecer una vida plena; es fijo que se hablará sobre sus 40 días de ayuno, sobre las veces en que fue tentado y las formas en como “venció” a la tentación, sobre la negación de Pedro y la traición de Judas, sobre sus “siete” palabras dichas en la cruz antes de expirar; y claro, el domingo hablaran sobre su magnífica resurrección y cómo este acto sobrenatural nos asegura, que nuestra fe no es una fe banal y que por el contrario, tenemos esperanza de que volverá de la misma forma en que ascendió, nos juzgará y, quienes hemos creído en él seremos llevados a ese Reino de calles de oro y mar de cristal; y quienes no, serán condenados al fuego eterno.    

Sin duda alguna, que dichas meditaciones, al menos para nosotros los “cristianos”, buscan que quienes no lo son puedan, no sólo escuchar, sino también vivir las buenas nuevas; vale decir, buscan ofrecer una “renovación” de sus vidas y que, no sólo escuchen de Jesús, sino que crean en él, en el propósito de su muerte y, vivan conforme él vivió. Sin embargo, una de las cosas que he visto, con mucha pena, es que a veces estos mensajes son que “muy selectivos”; es curioso que en estos días se pretenda hablar del “evangelio de Cristo”, se pretenda hablar de “su incomparable amor”, se pretenda hablar de “sus planes con nuestra vidas” pero, que al mismo tiempo, seamos mezquinos con ese evangelio restaurador.  

Me pregunto si ese evangelio restaurador también está destinado para: los homosexuales que exigen se apruebe la “Unión Civil”; esas mujeres que exigen se “legalice el aborto”; esos chiquillos que andan apretando el gatillo de sus armas a cambio de unas cuantas monedas; aquellos violadores de niñas y niños; aquellos que se enriquecen a causa de otros; aquellos que se dedican a la trata de personas; aquellos que se dedican al narcotráfico; aquellos pedófilos que comercializan videos pornográficos de menores de edad; aquellos que sólo se dedican a robar o a las drogas; aquellos políticos que viven del pueblo; en fin, hay un sin número de gente “mal vista” a quienes, muchas veces siento que el evangelio se les mezquina.

Uno de los pasajes bíblicos que me he animado a leer en estos días, ese que se encuentra en Juan del 7:53 a 8:11, éste pasaje hace mención al momento en que Jesús se encontraba en el monto de Los Olivos y, de pronto la gente le trajo a una mujer que había sido sorprendida en pleno acto del adulterio, se la presentaron a Jesús y le preguntaron ¿qué es lo que él sugería hacer con ella? (¿qué castigo debería recibir?) la pregunta era por demás, puesto que según “la Ley” si una mujer era encontrada en esas circunstancias, entonces sólo le quedaba morir apedreada públicamente; sin embargo la traen a Jesús, y éste les dice: el que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra; creo que ninguno de los presentes, pensó que Jesús les daría una respuesta tan desafiante y analítica como esa; entonces, sin pensarlo dos veces, tiraron sus piedras al suelo y, uno a uno se fueron retirando. Luego, Jesús voltea a ver a la mujer, quien probablemente estaba hecha un mar de lágrimas y se sentía totalmente avergonzada, una mujer que probablemente no tuvo las fuerzas y el valor necesario para mirar a la cara de Jesús cuando él le preguntó “¿dónde están los que te acusan? ¿No te condenaron?”, quizás al momento de responder “ninguno Señor”, lo hizo entre dientes y con el rostro cubierto; pero, Jesús, en un acto de ternura y de justicia (no porque el fuese pecador, sino porque vio que la mujer realmente estaba arrepentida) le dice “ni yo te condeno; vete, y no peques más”

Entonces, haciendo un análisis sobre estos dos últimos párrafos, me pregunto lo mismo que mi amigo músico, Santiago Benavides, pregunta en su canción La Mirada de Jesús; canción en dónde narra situaciones de gente, que no andan “muy bien” que digamos y, pregunta “¿Cómo es la mirada de Jesús? Frente a esas situaciones”; su respuesta inmediata es:

<<…Si Él mira con el amor con que un padre mira a un hijo | y mira viendo la historia que hay detrás, | si Él mira con el perdón que costó su sacrificio | imagínate... imagínate, imagínate como mira Jesús…>> 

¿Cómo los miras tú?

Simplemente KAJOVEPI



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