martes, 28 de enero de 2020

¿Qué hemos hecho?

Primeras impresiones de un resultado a "Boca de Urna"


El domingo 26 de enero de 2020; luego de escuchar los resultados a boca de urna, de lo que fue las Elecciones Extraordinarias Congresales 2020, creo que ya “podemos” sentarnos a meditar en cómo ¿hemos progresado?, como ciudadanía, en relación a nuestro deber y derecho ciudadano; sin embargo, ese descanso, no puede ser tan prolongado, no después de todo lo que hemos provocado en estas elecciones.

Si bien es cierto que nuestros votos han enterrado, al menos para este corto periodo, a el APRA, Solidaridad Nacional, Contigo, Democracia Directa y otros; pero, al mismo tiempo, han resucitado al FREPAP, Somos Perú, Podemos Perú, Unión por el Perú; le han dado la bienvenida al Partido Morado; han fortalecido a Acción Popular y a Alianza para el Progreso; todavía no quieren despedir a Fuerza Popular; y, la izquierda, que cada vez se separa más, vuelve a aparecer en el parlamento; aunque, como ya es costumbre en las últimas elecciones, el ausentismo y voto viciado o nulo sigue siendo el ganador de los comicios.  

Sin embargo, estos resultados siguen demostrando que, muchas veces, las cosas por obligación (el voto es obligatorio) produce respuestas por cumplimiento; así como el desinterés, por el proceso en sí y por quienes se presentan al mismo. Hemos renegado por el Congreso anterior, nos hemos alegrado cuando por fin lo disolvieron (después de tantas vueltas) y todo para que al final volvamos a lo mismo, con otros personajes claro, pero, con el mismo guion.


El ejercicio de nuestro derecho al voto, como uno de los derechos ciudadanos de los que gozamos, no solo debe referirse a que cada cierto tiempo vayamos a las urnas, a marcar el símbolo y número de la candidatura más simpática, según nuestro parecer; sino que es algo más que ello.

Implica, por sobre todas las cosas, que tengamos un poco de criterio e investiguemos sobre quienes están postulando; veamos sus antecedentes judiciales y penales; experiencia laboral; si son buenos o no pagando sus deudas; experiencia en el campo de la política; y toda la demás información que, no es oculta, sino que es pública y de fácil acceso, para quienes quieren investigar, claro está.

Quizás lo descrito en el párrafo anterior, lo hubiese escrito días antes al 26 de enero del 2020; talvez, si lo hacía, hubiese motivado a que la gente averigüe un poquito sobre estos partidos que conformarán el nuevo congreso. Alguien, en términos pesimistas diría la suerte ya está echada; en cambio yo, me atrevo a decir, tenemos una nueva oportunidad de cambio.

Como ya lo mencioné en las primeras líneas, es oportuno que nos tomemos un ligero descanso para mirar, de lejos, cómo estamos ejerciendo nuestra ciudadanía; un descanso que no debe ser prolongado, sino que por el contrario, nos debe renovar y dar ideas, estrategias, argumentos y lineamientos de cómo es que vamos a ejercer esa otra parte del ejercicio ciudadano, ese que refiere a la vigilancia, a la fiscalización, al control ciudadano; todo con el fin de apostar y construir un mejor Perú.

Simplemente KAJOVEPI

jueves, 23 de enero de 2020

Disminuya su velocidad


No hemos aprendido nada sobre lo importante que es nuestra vida.


Hace exactamente un año, días más o días menos, un hecho lamentable enlutó a cinco familias y, embarró de sangre, una vez más, nuestra ya, teñida carretera Fernando Belaunde Terry, el tramo Moyobamba – Tarapoto, exactamente a la altura del distrito de Shanao. Para quienes no lo recuerdan, me refiero al caso en que un ómnibus de la empresa Torres chocó, frontalmente, contra un auto de la empresa Turismo Cajamarca, hecho en el que murieron, en el acto, cinco adolescentes y el chofer del auto.

Posterior a tan lamentable accidente, no tuvimos mucha información; salvo que el conductor del ómnibus aceptó cierto grado de responsabilidad en el hecho y, fue condenado a seis años de prisión efectiva. Luego, una nota periodística, de una canal tarapotino, nos indicaba que ni los directivos del Club Deportivo Unión Comercio, así como ni la empresa Turismo Cajamarca y ni la otra empresa involucrada se habían hecho responsable del único sobreviviente de ese accidente. Finalmente, otra nota periodística nos indicaba que INDECOPI había sancionado con una multa de dos millones de soles, a la empresa de autos Turismo Cajamarca, por una serie de irregularidades que, se habían destapado, a raíz de este hecho.

No es por nada, pero, se suponía que, con este hecho, nos serviría de ejemplo o como una forma de reflexionar sobre los cuidados que debe existir en las carreteras, y el trabajo de control de pasajeros, al momento de abordar las unidades móviles para viajes interprovinciales, debería ser más exigente. Sin embargo, nada de ello paso, absolutamente nada.

Basta con tomar cualquier unidad móvil, en cualquier ruta, para darnos cuenta de ello; no hay un control de pasajeros; si bien es cierto que existe un manifiesto de pasajeros, pero éste sólo es llenado para formalidad, vale decir, para evitar una multa; se siguen transportando menores de edad sin la debida acreditación (es decir si viajan con al menos uno de sus padres o con un familiar autorizado); las unidades móviles siguen sobrepasando la cantidad de pasajeros por las que está diseñado (llevan a menores de edad en “las faldas de los adultos, para evitar pagar una pasaje adicional).


En relación a los límites de velocidad en la carretera, estos tampoco son respetados; tenemos que estar discutiendo con los conductores para exigirles que disminuyan la velocidad, no puedo creer como es que existe gente sin criterio que exige que vayan más rápido; las líneas telefónicas para interponer los reclamos para malas prácticas de conducción, no funcionan; y, cuando llegas al terminal, y quieres poner un reclamo por exceso de velocidad, quien atiende en ventanilla, simplemente no quiere facilitarte el Libro de Reclamaciones.

Son varias las razones por las cuales estas empresas no quieren facilitar dicho registro; tal vez la principal es que al hacerlo, la empresa pasa por una serie de observaciones, de parte de INDECOPI; de otro lado las gerencias generales de estas empresas, no permiten (mejor dicho, no autorizan) que se facilite dicho registro a los clientes; ante esto, lo que se prefiere, de parte de la empresa, es “arreglar” con el conductor, imponiéndole al mismo, una papeleta de reclamo, documento que es firmado por el cliente y, que al ser recepcionado por el conductor, éste se ve obligado a pagar una multa, a favor de la empresa, por hasta cien soles. Sobre lo último, a decir de las empresas, es la mejor forma de corregir la falta, pues, como ellos mismos indican, el Libro de Reclamaciones, es letra muerta.

Pese a estas cinco muertes, claro, lamentablemente luego vinieron más; no hemos aprendido nada sobre lo importante que es nuestra vida; de nada sirve tener una serie de letreros, en toda la carretera, con frases tan románticas como “papá no corras, tu familia te espera” si no reflexionamos en ella.
    
Simplemente KAJOVEPI

miércoles, 15 de enero de 2020

Vamos al carnaval cho

El Carnaval de Rioja ya tiene su sitial y hay que celebrarlo.





Creo que no existe lugar en el mundo, en donde no se celebre las fiestas de carnaval, no podría atribuirle, a una ciudad o país en particular, la titularidad de tan peculiar y colorida fiesta; se celebra aquí y en la china (literal) y, cada lugar tiene una forma distinta de celebrarlo.

Hemos visto las majestuosas comparsas de Río de Janeiro; nos hemos divertido con las coplas de Cajamarca; hemos zapateado esos huainitos Ayacuchanos; visitamos a Lamas y “no dijimos el nombre, dijimos chivo”; nos hemos escondido de los diablos de Rioja o de los patotas de Moyobamba, y, allá, en el pueblo de mi madre, si andas distraído, te pueden agarrar y embarrar la cara con betún.

A nivel de la región, tenemos a dos ciudades, Lamas y Rioja, que tienen una peculiar forma de jugar (celebrar) estas fiestas; ambas celebraciones no sólo son atractivas, sino que también son tradicionales; sin embargo, creo que la más llamativa, es la de Rioja.

No es para menos, Rioja se ha ganado el sitial que ahora tiene, y, considero que todo sanmartinense no sólo debe aplaudir el sitial, sino que también contribuir a que se mantenga; y así con cada celebración que hay en cada provincia de la zona.


Sin embargo, en los últimos años, veo una pelea innecesaria y hasta estúpida; esa de ponerse a hacer comparaciones ridículas entre Moyobamba y Rioja por saber ¿cuál de las dos ciudades tiene el mejor carnaval? Es tan ridícula como esa otra pelea de saber ¿qué ciudad tiene el mejor juane? O ¿cuál es la mejor fiesta de San Juan? O como la histórica y estúpida bronca entre Tarapoto y Moyobamba, por saber ¿cuál es la ciudad, que realmente se comporta como capital de la región?

Como lo dije líneas anteriores, si ya hay una ciudad que tiene un sitial ganado ¿por qué seguir peleando? ¿por qué seguir promoviendo fiestas separadas, bajo el pretexto del rescate cultural? ¿no sería mejor fortalecer la ya existente? Y así, logramos posicionar a la región San Martín, al punto tal de construir corredores festivos; tenemos los Carnavales de Rioja, Semana Santa de Lamas, San Juan en Moyobamba, la Fiesta de la Naranja en Juanjuí, Santa Rosa Raimi en Lamas (otra vez), los Bombo bailes de Tarapoto… tantas fiestas y cada una atractiva, típica, tradicional ¿cómo aprovechar ese recurso?

Recuerdo que hace un par de años, nuestra Plaza de Armas de Moyobamba se sobrepobló de pañuelos blancos, con motivos de celebrar el haber obtenido los Récords Guinness bailando La Pandilla y logrando que se conmemore como el “Baile Folklórico más Grande del Perú en el Mundo”; ese no solo fue un logro moyobambino, también contribuyeron a ello riojanos, nuevo cajamarquinos, limeños, chiclayanos, extranjeros… todo quien que se emocionó con participar en un día tan especial para lograr ese sueño; claro, luego lo nombraron Patrimonio Cultural de la Nación y fuimos más felices aún, esto hasta que llegó el actual Alcalde (perdón, lo tenía que decir).

Ya es tiempo que dejemos a un lado nuestras absurdas broncas y comparaciones, nada productivas, y empecemos a apostar por el desarrollo integral de la región, no solo en fiestas, como parte del turismo, también en las otras áreas como la agricultura, infraestructura, educación, comercio… es tiempo que nos coloquemos una sola camiseta, la sanmartinense, y la juguemos juntos. Así que, el próximo domingo, nos vemos en el Carnaval Riojano.
    
Simplemente KAJOVEPI


miércoles, 8 de enero de 2020

¿Nada menos?


- ¿nada menos? -

Es una de las frases que usamos con mayor frecuencia, al momento de concretar la mayoría de nuestras transacciones monetarias, y, se busca con ella, que quien nos ofrece el producto nos haga una “pequeña rebaja” al precio establecido; y la usamos en todo momento, ya sea cuando vamos de compras al mercado, cuando contratamos un servicio, cuando andamos buscando un mueble para la casa o un terreno en dónde construiremos una; es una frase que está tan presente en nuestro vocabulario cotidiano que, no nos es pesado pronunciarlo. Pero, lo curioso de la frase, es que la solemos usar cuando vemos que sí existe esa posibilidad de rebaja y, nos olvidamos de ella, cuando vemos que, o no existe la posibilidad, o solicitarla no está dentro de las opciones.

Por ejemplo, vas al mercado y decides comprar yuca y, el vendedor te la ofrece a dos soles el kilo, ves el producto, compruebas que es fresco, lo manoseas y todo y, decides comprar unos 3 kilos, pero, antes de pedir, siempre preguntas por el ¿nada menos?; el vendedor, que no quiere perder al cliente y que probablemente seas el único que se acerque, en todo ese día, a hacerle consumo, accede a darte una rebaja y listo, al parecer, todos salen ganando; claro, eso es lo que tú crees pero, en realidad, el vendedor perdió 0.50 centavos por kilo que te vendió. 


Sin embargo, cuando vas al súper y, decides hacer la misma compra, vas y buscas tu yuca por todo lado, la encuentras, sabes que no es fresca, sabes que no puedes manosearla (porque quizás hasta esté empaquetada) y, oh sorpresa, el costo de la misma es de tres soles el kilo; ¿qué pasa?, no dices nada, no reclamas, no pides esa rebaja, no mencionas la famosa frase y, accedes a pagar, así callado y sin chitar, el precio establecido.

De pronto, se me ocurre preguntarme ¿cómo es posible que a algunos sí podemos pagarle el precio que pide y a otros les exigimos rebajas? ¿cómo podemos ser justos con algunos y con otros no? ¿qué diferencia hay entre ambos si es el mismo producto? Como lo dije al inicio, lo usamos en la mayoría de transacciones monetarias, pero no en todas; somos conscientes de que, si vamos a la boutique de una amiga, sí podemos pedirle nos haga un descuento por la prenda que estamos comprando, y si la pedimos, es porque sabemos que no nos lo negaran, pero, si vamos a una boutique de una marca prestigiosa no lo hacemos y, si queremos un producto más barato, entonces vamos a la sección ofertas.

Otro de los temas curiosos, sobre la frase en cuestión, es que estamos acostumbrados a ejecutarla, es decir, a hacer esa pregunta; pero, no nos agrada la idea cuando nos lo preguntan; cuando ofrezco un producto (sea un bien o un servicio) y el consumidor viene por el mismo y nos dice ¿nada menos?, entonces de inmediato respondemos, -no, no es posible, ese es su precio-. Y claro, cada uno es consciente del esfuerzo que le ha puesto a ello (al producto), cada uno es consciente de los costos de producción del mismo y, por lo tanto, ofrecer rebajas, es hasta imposible.

Ya que, en el post anterior, hablé sobre los propósitos para el 2020, considero que uno de esos propósitos, bien podría ser el ser justos al momento de efectuar una compra; evita pedir descuentos, y, valora el trabajo de los demás.
    
Simplemente KAJOVEPI