Hace un poco más de 24 horas, en que me
enteré de la irreparable pérdida de "Don Burrito"; aquel hombre
humilde y de buen corazón, a quien siempre, dónde también que fuera, me gustaba
saludar. Y es que Don Alonso Vilca, o el popular "burrito", como
todos les decían; era un tipo que se sabía ganar el cariño de la gente; pícaro,
escurridizo, juguetón, pero por sobre todo eso muy pero muy respetuoso.
Don Alonso, en las fiestas de San Juan, se
convertía en el mejor Torero del Mundo; sí, era un torero, aquel torero de esa
famosa "vaca loca", su fiel compañera; dicen que quienes inventaron a
estos personajes fue el Club Social Unión Calvario; pero la verdad es que ello,
no es resaltante en estos momentos; lo resaltante es que, esta "vaca
loca", temida por los niños/as, amada por los/las adultos/as y respetada
por los/las abuelitos/as, podían hacer todo lo que quiera, pero nunca jamás
logro cornear a Don Alonso; y cuando estaba a punto de hacerlo a uno de sus
espectadores, ahí mismo iba Don Alonso para rescatar a su posible víctima; se
dice que aquel torero, era tan pero tan noble, que nunca jamás intentó matar a
su vaquita, y así fue durante estos 42 años de Semanas Turísticas.
De éste noble señor, amigo muy cercano de
la familia; y que ha tenido más de una experiencia con mis padres, quiero
recordar tres experiencias personales.
La primera, fue cuando tenía algo de 6
años, y era la "primera vez" en que iba a conocer a la "Vaca
Loca" (quizás antes ya la vi, pues soy nacido en Moyobamba, pero esa es la
fecha que recuerdo); era el día de San Juan, 24 de junio, y junto a mi madre
fuimos a la plaza a ver a este, famoso personaje; estábamos en la esquina de la
Catedral, cuando de pronto veíamos que ella se acercaba, y entonces por temor a
que me pase algo, mi mamá pidió a quienes estaban a su lado, que me rodearan,
para así no tener miedo, y de hecho así lo hicieron, todas esas personas
hicieron un círculo al rededor mío y pues ni modo, no lo pude ver frente a
frente.
La segunda ocasión, ya era un poco mayor,
quizás 8 años, entonces mi familia decidió (la tarde de San Juan) ir a la Punta
de Doñe, su casa, para ver el espectáculo, y así fue, fuimos en varios motocares,
el mío llegó primero y entonces me fui corriendo hacia la puerta del local, que
por cierto estaba lleno de gente, y de pronto veo como toda esa gente se hace
hacia atrás (lógicamente porque la vaca loca, los estaba asustando, como parte
de su show), entonces al ver eso me di media vuelta y empecé a correr, con el
fin de escapar de ese temible animal, si no hubiese sido por mi abuelita
materna (Ama Lucha) que me detuvo, quizás el miedo a la vaca loca, hubiese
hecho que me pierda esa tarde.
La tercera experiencia, fue con Don
Alonso, no con el torero, fue con este señor noble, humilde, carismático y
respetuoso (perdón si lo repito, pero es una forma de expresar mi sentir); mi
padre, constructor el, estaba construyendo una obra en la Comunidad Nativa de
Bajo Naranjillo, y uno de sus trabajadores era el, Don Alonso; por esos días yo
tenía vacaciones en el colegio y entonces decidí acompañar a mis papás durante
esa semana, a dicha obra, al llegar vi que los trabajadores dormían en un sólo
cuarto y que aparte, en una chocita, dormía su hermano, el inspector de la obra
(quien esa semana no iría) entonces Don Alonso, se me acerca y me dice, Karol;
no te preocupes tu puedes quedarte a dormir aquí, en esta chocita, te la presto
por esta semana, sólo debes cuidarla y listo.
Nuestra cultura moyobambina está de luto,
pues una de sus leyendas se nos adelantó; y en mi humilde opinión, sugiero que
para su despedida, para cuando tengamos que llevarle a su última morada,
armemos una fiesta muy a su estilo.
Sí, que su fiel compañera, la Vaca Loca,
sea quien vaya abriendo camino en el trayecto, acompañado de su cuerpo de baile
al son de la pandilla, que pase unas horas en el local de la Punta de Doñe, que
lo lleven al Ministerio de Cultura y que luego pase al Salón de Actos del
Municipio (allí donde se velan a los grandes); que se le rindan todos los
honores póstumos necesarios, adicionales a los que ya le hicieron en vida; que
sobre su ataúd se coloque aquel pañuelo rojo y su cabellera falsa,
características de este noble Torero; que en el camino, cuando el féretro pase,
las personas salgan con sus pañuelos y pandilleen un ratito siquiera, de ser
posible, que se impriman sus mejores fotos, regalos de nuestros amigos Freddy
Guillén y otros, para que acompañen éste, su último recorrido; que el
"minuto de silencio" este acompañado de un chimaychi.
Don Alonso, don "burrito", tenga
por seguro que todo Moyobamba siente su partida; tanto así que el martes
amanecimos con un fuerte frío y hoy los cielos moyobambinos no resistieron la
noticia y se pusieron a llorar.
Don Alonso, don "burrito",
siempre se lo recordará; tenga por seguro que a partir de la fecha, las
próximas Semanas Turísticas ya no serán las mismas; que encontrar a alguien que
ocupe su lugar, es un tarea extremadamente difícil e imposible de lograr;
gracias por regalarnos tantas alegrías, gracias por asustarnos muchas veces y,
al mismo tiempo, por hacernos perder el miedo a su vaca loca, gracias por
enseñarnos que uno se puede ser pícaro, pero jamás irrespetuoso; gracias por
entregarte por completo a nuestras tradiciones, y gracias por dejarnos grandes
anécdotas para contar a las generaciones venideras.
Hasta siempre "Don Alonso"