<<… al
mundial, al mundial, volveremos al mundial…>>
Es la letra
de una de las canciones que se ha estado escuchando regularmente en los últimos
días; y es que claro, cómo no colocar esa canción en todas las radios y
cantarla a voz en cuello, si Perú por fin vuelve a un mundial, después de 36
largos años de espera.
Está por
demás decir que, en lo personal, la idea de que Perú esté o no en un mundial no
me atrae; es más, soy de aquellas personas que, durante las últimas
eliminatorias (Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018) ha
creído ciegamente que Perú no clasificaba; en las tres primeras ediciones, mis
predicciones han sido acertadas pero, en ésta última fallé; sin embargo, sigo
estando convencido que, el ingreso de Perú a Rusia 2018, fue gracias a terceros
y no a esfuerzos propios (me refiero a las tablas de posiciones).
Esta fiebre
ha despertado un sinnúmero de sentimientos en la población; el mayor de ellos,
creo que fue el de “la esperanza”,
esa que dicen que es lo último que se pierde y, que cuando ya la estábamos por
perder, de pronto la noche de un 15 de noviembre de 2017, sin la necesidad de
contar con la presencia de Paolo Guerrero, ganaron su pase a Rusia 2018.
Pero así como
ha despertado sentimientos, casi perdidos; ha despertado también un sinnúmero
de mañoserías, que, pese a ser evidentes, nos hacemos los ciegos pues, importa
más hacer una cobertura especial por el reintegro de Paolo Guerrero a la
selección, que cubrir la marcha de cientos de manifestantes que exigen, con
justa razón, el cierre del Congreso de la República.
Tenemos
serios problemas de corrupción, una corrupción que está tan pero tan
institucionalizada que, identificarla es difícil; recientemente han condenado
al alcalde de Soritor (Josué Jara) y a un regidor de la comuna Moyobambina
(Eliseo Rojas) por el delito de colusión en agravio del Estado, pese a tener
las pruebas existentes, hay quienes todavía creen que son inocentes. Tenemos,
un hospital que inicialmente nos iba a costar algo de 90 millones de soles y
sería entregado en 2 años (como máximo), sin embargo tras varias ampliaciones y
luego de 6 años (en que todavía no lo culminan) ese hospital ya está costando
casi el doble de su presupuesto inicial. Tenemos un mercado central de
Moyobamba, cuya construcción es para llorar; otra obra con ampliaciones y
retrasos en su entrega, dejando mal parada a Moyobamba, ad portas de su 44
Semana Turística; los reclamos que se hace por ello, no reciben la misma
acogida y tampoco tienen el mismo eco que un simple gol de Guerrero ante Arabia
Saudita.
Hace poco
murió Eyvi Ágreda, mujer que un mes atrás fue quemada por un tipejo que, no
soportaba el hecho de que ella no lo quiera; Ágreda no soportó las operaciones
ni el dolor y se fue, quizás fue lo mejor (en el sentido de que no sufra más)
pero ¿qué de éste agresor?. Otro tipejo decidió acabar con la vida de sus dos
hijos y con la de él mismo, todo porque su expareja ya no quería estar con él.
Una fiscal, acaba de liberar a dos sujetos confesos de la violación a una
compañera de trabajo, bajo el pretexto de que, pese a ser confesos el delito no
se dio en su jurisdicción. Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables, cerca de 14 000 mujeres, menores de edad, fueron violadas en los
últimos 6 años. Tenemos a un Gallese, a quien han tenido que denunciar para que
asuma su responsabilidad paternal; y pues, como era de esperarse, aparecieron
un sinnúmero de hinchas ardidos y molestos contra la denunciante, insultándola
y diciéndole desde la “A hasta la Z”, que ¿cómo es posible que le quieran joder
el mundial?, que ¿por qué no se espera hasta que vuelva?, que ¿por qué la
denuncia sale recién?; en cambio yo, me atrevería a preguntar a Gallese, ¿por
qué espero la denuncia?, total “quien no la debe, no la teme”, dice el conocido
refrán. A diario, muchas madres viven angustiadas por ¿qué les podrá a sus
hijas, cuando están fuera de casa?; muchas mujeres viven atemorizadas porque
sienten que en cualquier momento sus pareja les podría propinar una golpiza que
las deje muertas; muchas mujeres andan correteando por las calles, escapando
los silbidos y piropos acosadores, de quienes dicen resaltar sus belleza; así
viven muchas mujeres. Sus llantos y reclamos no nos sensibiliza pero, sí somos
capaces de unirnos llanto, dolor y sufrimiento de doña Peta, porque su hijo fue
suspendido por la FIFA.
Tenemos
regiones enteras que merecen ser atendidas, los índices de pobreza han
incrementado; los de anemia en menores de 5 años, ni que hablar; tenemos la
reconstrucción del norte, que no hay cuando avance. Frente a ello, tenemos a un
Congreso que se gasta nuestro dinero en comprar máquinas de cómputo
sobrevaloradas (que nos les va a servir, porque no son para sus necesidades);
que gastan miles de soles en televisores y frigobares; que gasta miles de soles
en rosas importadas, como si fueran a participar “Festival de las Rosas” (evento
que se realiza todos los 01 de enero en Estados Unidos) y que pretende gastar
otros miles de soles en la adquisición de tablets para cada congresista, bajo
el pseudo pretexto de que quieren ahorrar papel. Muchos se indignaron por ello,
quizás por la presión de la ciudadanía; presión que siento que a veces se
apaga, sobre todo cuando de despedir a la selección se trata.
No es que
esté en contra del mundial, mucho menos de la selección; aunque si me preguntan
sobre el score de la primera ronda, fiel a mi estilo anti futbolístico diré, que Perú sólo hará un debut y despedida; puede que me equivoque, total ya me
equivoqué con la predicción de que a Rusia no irían. Sin embargo, insisto que
hay cosas muchos más importantes, que estar pendientes de un balón de fútbol.
Simplemente
KAJOVEPI