lunes, 30 de julio de 2018

¡Feliz 28!


<<…Cuando despiertan, mis ojos y veo
Que sigo viviendo, contigo Perú
Emocionado, doy gracias al cielo
Por darme la vida, contigo Perú…>>

¿Quién no ha cantado o tarareado éste clásico musical? ¿Quién no ha se emocionado hasta las lágrimas por ella? (ojo de la canción estamos hablando) ¿Quién no lo ha puesto como fondo musical al momento de editar un video promocional de Perú? ¿Quién no lo ha escuchado en las peñas y restaurantes criollos? Es más, me atrevo a asegurar que mañana, 28 de julio, día del Aniversario Patrio, los “grandes del criollismo”: Polo Campos, el Zambo Cavero y don Oscar Avilés armaran la jarana de rompe y raja cajón, allá en la eternidad.

“Contigo Perú” es un vals que don Augusto Polo Campos compuso en tan sólo 14 minutos. A decir de las propias palabras de Polo Campos, esta canción nació luego de que su tocayo, Augusto Vinatea, le pidiera que componga una canción con una letra similar a la de “Y se llama Perú”, para ello le dieron 15 días de plazo, Augusto, dejó a su tocayo, quien era un alto funcionario del Gobierno de Morales Bermúdez y que tenía una reunión con un grupo de pescadores; y entró a un café frente a Palacio de Gobierno, allí mientras degustaba de su café (vieron que el café es inspirador) pidió una factura y, en la parte posterior de la misma empezó a escribir las letras de este himno popular, que se ha cantado en todos los rincones del Perú y el mundo, incluso en Rusia 2018 previo al partido Perú – Francia.[1]

Una canción que nos llama a la unidad, pese a las diferencias que puedan existir entre el uno y el otro; una canción que nos llena de orgullo y nos hace sentir orgullosos sobre nuestros orígenes; una canción que ha despertado ímpetus y confesiones religiosas a ésta patria que nos vio nacer y a quien juramos amar hasta el día de nuestra muerte, fecha en la que, si tenemos la dicha de morir en territorio nacional, pues nos “uniremos con ella”.

Pero ¿Cómo demostramos el amor a nuestro Perú? ¿Cómo demostramos que estamos Contigo Perú? ¿Cómo demostramos que merecemos ser ciudadanos de éste país? En las últimas semanas, en las que nos hemos decepcionado de toda esa podredumbre que nos gobierna, muchas personas han visto por conveniente “no celebrar” nuestro aniversario patrio; hay quienes han optado por cambiar la blanquiroja por una bandera negra y blanca, asegurando que estamos de duelo; por otro lado, las instituciones educativas han decidido no desfilar ni participar en ninguna actividad oficial, como manera de protesta; se han armado y se están armando marchas en contra de la corruptela que nos genera asco; los memes no se han quedado atrás, y de pronto hemos visto a la vicuña amenazarnos con dejar el Escudo Nacional si los audios continuaban, o hemos visto a un Vizcarra parado frente a un arco (que es el Congreso) a punto de ejecutar un penalti, o hemos visto a los pulpos del fujimorismo, a un Mulder que niega amistades y a una Milagros Leiva que se ha quedado callada; entre otros.

Hacer cada una de esas cosas, va bien; después de todo, es una forma de protesta, de levantar la voz frente a tanta injusticia y de reclamar e indignarnos de la corrupción y, de no descansar hasta que se vayan todos(as) y empecemos de nuevo. Sin embargo, no olvidemos que así como reclamamos también debemos ser conscientes de que muchas veces, nosotros mismos contribuimos con esa corruptela de la que hoy nos asqueamos; y nos convertimos en cómplices cuando antes de presentar nuestros papeles al policía en un operativo en la carretera, optamos por darle “su sencillito”; somos cómplices cuando construimos nuestras casas sin ningún tipo de autorización y ni de criterio; somos cómplices cuando no cumplimos con las normas de salubridad en los restaurantes; somos cómplices cuando no cumplimos con nuestros trabajadores y los convertimos en informarles, obviando el pago de sus seguros y demás beneficios; somos cómplices cuando salimos de paseo y tiramos la basura en cualquier lado; somos cómplices cuando evadimos impuestos (para colmo a uno lo nombraron actual presidente del Congreso); somos cómplices cuando compramos piratas; y así, podemos ser cómplices de muchas formas.

En fin, si este 28 de julio nuestro sueño es que, en medio de la celebración por nuestra independencia nos regalen un “Nuevo Perú”, entonces empecemos a esforzarnos por construir uno nuevo.  

Simplemente KAJOVEPI



martes, 24 de julio de 2018

El muerto era otro

Vaya forma de acabar la semana; les contaré una anécdota de esas que, luego de leerla, estoy seguro que no dejaran de reír, al menos los próximos cinco minutos.

Pero, antes de continuar debo confesarles algo, he pensado mucho en ¿Qué podría escribir esta semana?; sinceramente me he pasado días enteros pensando en si era o no necesario retomar el tema de la corrupción y de todo lo que está saliendo “al descubierto” con todos estos audios, que ahora no sólo son a nivel nacional, sino que aparentemente también hay algo similar en Moyobamba. Pero, ¿para qué darle más vuelta al asunto?, si lo que realmente conviene en este tema es una reforma integral y total en todos los niveles y poderes del Estado, una reforma que implique que todos(as) se vayan y que ingrese gente nueva.

En fin, hablemos de los nuestro, de esa anécdota que me ha dejado lele y en el que he involucrado a más de un personaje. Pues bien, a raíz del trabajo, que actualmente desempeño, tengo como “socios” a un grupo de docentes de diferentes instituciones educativas y localidades, con quienes trabajo temas de prevención de Trata de Menores; resulta que el día sábado 21, a eso de las 6.50 de la mañana, uno de los profesores con los que trabajo, escribe a mi whatsapp indicando que su colega, el profesor “Juanito Juárez” (nombre ficticio), que trabajaba con él en la misma institución educativa; acababa de fallecer, fue una noticia bastante chocante y delicada, no lo podía creer.

Entonces me puse a recordar el tiempo en que “Juanito” había dedicado al proyecto, sus aportes al diseño de los materiales educativos, sus aportes como expositor en algunas charlas y tantos otros momentos; escribí de inmediato a quien me dio la noticia, lamentando la muerte de “Juanito” y comprometiéndome a ir un ratito al velorio (luego de una actividad que tenía en una ciudad cercana); bajé a tomar mi desayuno e indiqué a mi tío (conductor de la camioneta) que uno de los profesores con los que trabajamos había fallecido; luego, en el desayuno, hice lo mismo con mi compañera de oficina y con otras dos profesoras (que por cierto conocían de cerca a Juanito, pues también estaban en el proyecto). Informé del hecho a mi director, quien autorizó la adquisición de una ofrenda floral y solicitó hacer una pequeña semblanza del profesor, para su posterior publicación en nuestras redes sociales.

Nuestro evento terminó, saneamos todo lo que teníamos que sanear y luego de ello fui a la florería, compramos la ofrenda, le pusimos la dedicatoria (en memoria de “Juanito Juárez Velarde”) y todo y, nos enrumbamos al velorio que, para nuestra suerte, quedaba de camino a Moyobamba. Ya en el lugar de destino, empezamos a averiguar ¿dónde quedaba el velorio de “Juanito”?, dinos algunas vueltas y, finalmente llegamos. Lo tentador es que llegamos justo cuando se estaba repartiendo el café pero, antes de ir por la tentación, decidí bajar de la camioneta (sin la ofrenda floral) e ir a cerciorarme si ese era el velorio indicado o, estábamos en lugar equivocado (como hay tantos velorios tan seguidos).

Aquí viene lo curioso pues, al ingresar al velorio veía que algo no iba bien, había algo que no me cuadraba; no había nadie conocido (otro docente del programa, ni la directora de la Institución); buscaba saber ¿quiénes era los deudos? para poder expresar el saludo institucional y nada. De pronto, me doy cuenta que, entre las dedicatorias de los arreglos fúnebres, había otro apellido que, no coincidía con el de “Juanito Juárez”, supuse que ese otro apellido era el de su esposa y, que esa tarjeta estaba dedicada a la familia; sin embargo, cuando veo el banner en la pared con la foto del fallecido, se me vino todo encima; ustedes ya se imaginaran ¿qué pasó? la foto le pertenecía a un señor que nunca antes había visto en mi vida; volví a mirar la foto y, en definitiva, era un desconocido. Salí del salón, volví a llamar al profesor que me dio la noticia (con quien por cierto estuve en comunicación todo el día) y le indiqué todo lo que había visto y leído, y que yo tengo un arreglo floral en la camioneta, dirigida a otro señor, al docente con el que hemos trabajado los últimos años pero, veo que quien se está velando es otra persona.

Entonces, el profesor me dice:

-     Karito, quien ha fallecido es el profesor “Juanito Juárez Sandoval”, quien también era profesor pero, en otro colegio; el profesor “Juanito Juárez”, el que trabaja con nosotros en el grupo, el no, el sigue vivo.

No me quedó otra que, retirar mi cartoncito de la ofrenda floral e ir (con mi compañera de oficina) al velorio; llevando una ofrenda sin dedicatoria y sin conocer a nadie y, dejarlo allí, en medio de tantas ofrendas, rogando de que nadie nos pida explicación alguna porque no hubiese sabido ¿cómo responder?; salir del velorio, sin poder degustar siquiera una tacita de café, subir a la camioneta y alejarnos lo más rápido posible para, tomar el camino a Moyobamba, camino del cual nunca me debí haber desviado.

Ahora ya sé que para un próximo velorio, primero debo ir a ver bien la cara del muertito, antes de comprar cualquier arreglo floral o algo parecido.

Simplemente KAJOVEPI

lunes, 16 de julio de 2018

¡Basta Ya!


Luego de una semana de injustificable silencio, vuelvo a invadir parte de éste medio para, hacer uso de mi columna semanal e invitarte a tomar un “cafecito caliente”.

Realmente no sé, si la idea de invitarte a tomar ese cafecito es buena, es muy probable que sea poco aprovechable; siento que debido a toda la porquería que hemos escuchado, leído y visto, durante esta semana y que de hecho seguiremos escuchando en las próximas semanas, ese cafecito termine perdiendo su agradable sabor y se convierta en una bebida imbebible.

El domingo pasado, nos hemos llevado ingratas sorpresas; nos hemos enterado de negociaciones más que indignantes, por parte de quienes tienen que “ejercer o aplicar justicia en nuestro país”, sin embargo, los audios revelados en varios medios sólo nos dicen que esa justicia, ha sido, literalmente, prostituida “al mejor postor”.    

¿Cómo es posible que un alto magistrado, se atreva a negociar las “sentencias” de quien fue acusado por violación sexual a una menor de edad? ¿Cómo es posible que otro magistrado solicite “10 verdecitos” como adelanto para favorecer a fiscales? ¿Cómo es posible que se transen reuniones con la “señora K” (la de la “Fuerza N° 1) y que nadie “detecte” de quién se trata? ¿Cómo es posible que se intente allanar el local de los periodistas que se atrevieron hacer las denuncias del caso pero, que no se le haga nada a los implicados? ¿Cómo es posible que el “Congreso de la República”, lejos de aplicar los artículos correspondientes de la Constitución Política (175) busque blindar a los implicados y ajusticiar a los denunciantes?

Pero la pregunta mayor que me atrevería a hacer es ¿cómo es posible que hayamos soportado tanto? ¿Cómo es posible que no hayamos abierto los ojos a tiempo? ¿Cómo es posible que nos indignemos por estos actos de corrupción pero, que cuando le bajoneamos “20 luquitas” a mi pata del municipio para que me haga la “gauchada” con un trámite me quede callado? ¿Cómo es posible que salgamos a las calles a gritar “fuera los corruptos” pero no decimos nada sobre “los corruptores”? ¿Cómo es posible que nos joda que el juez “Hinostroza” sea el que vaya a ver la sentencia del juicio por modificaciones en la Currícula Educativa” (sobre todo por el tema del “Enfoque de Género”) pero que no nos interese la calidad educativa de las instituciones públicas?

Indignarnos está bien pero, esto no va a cambiar si nosotros(as) mismos(as) no “tomamos las calles” (ojo no hablo de salir a protestar con pancartas) y exigimos una renovación total y general de todo nuestro sistema, un reseteo general y total, uno que exija empezar de cero; será complicado, claro está pero, si no nos atrevemos a hacerlo, pues esto de los #CNMAudios pasará por una semana más y luego nos olvidaremos.

Finalmente, para que ese “cafecito” no sea tan desagradable, los invito a reflexionar en la siguiente parte de una simpática canción…

<<…pero basta ya de tanta tontería | hoy voy a ir al grano te voy a meter mano…>>[1]

Simplemente KAJOVEPI





[1] Estoy por Ti – Amistades Peligrosas

lunes, 2 de julio de 2018

También son humanos


El pasado 28 de junio, como todos los años, se celebraba el “Día Internacional del Orgullo LGTBI”; fecha que recuerda los disturbios ocurridos en 1969 en Stonewall, un pub ubicado en el barrio Greenwich Village de Nueva York, y que es considerado como el inicio del movimiento de liberación homosexual. Estas manifestaciones pro transexual y homosexual, derivaron en violentos enfrentamientos contra una redada policial en la madrugada de un 28 de junio, siendo este el hito lo que selló el comienzo de una lucha contra un sistema que los perseguía por su sexualidad e identidad.[1]

En el marco de esa celebración, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, decidió publicar una foto con el emblema característico de la población (un arcoíris), como quien les saludaba por su día; dicha foto, videos testimoniales, reflexiones, collages y otras publicaciones similares (incluidas fotos de perfil personalizadas) han sido reposteadas durante todo el día. Habían quienes los saludaban, pero también había gente que aprovechaba el momento para expresar su “identidad sexual”; y no faltó quienes recriminaban el acto, es rescatable que algunos lo hacían con expresiones alturadas (ello, en cierta medida promueve el respeto) pero había quienes se manifestaban de la peor manera, dejando ver sus niveles de odio y homofobia.

Casi al finalizar el día, vi que uno de mis contactos (opositor acérrimo de la comunidad LGTBI), reposteaba la foto del MINJUS diciendo algo como “¿Es posible que el MINJUS destine nuestros impuestos para esto?”; me pareció que el comentario era totalmente desatinado, entonces opté por indicarle “la población LGTBI, también pagan sus impuestos”. Obviamente esa respuesta no fue tan bien recibida, y entonces nos fuimos a una conversación interna.

¿Es posible que pensemos, que por el hecho de ser una población LGTBI, nuestros “impuestos” no pueden ser destinados para saludarlos por su día? ¿Es posible que pensemos, que por el sólo hecho de ser una población LGTBI, debemos excluirles de la sociedad? ¿Es posible que pensemos, que para poder acceder a cualquier otro beneficio o que para que se respeten sus derechos, primero deben dejar de ser parte de los LGTBI? ¿Hasta cuándo vamos a pensar en que los LGTBI son la “lacra de nuestra sociedad? ¿Qué nos hace falta para lograr ser una comunidad respetuosa?

Uno de los argumentos que he escuchado, de manera continua, es que poco a poco nos estamos perdiendo; es que poco a poco estamos dejando que Perú se convierta en una especie de Sodoma o Gomorra; y todo por culpa de ¿quién?; según estos argumentos, por culpa de la población LGTBI, porque dicha población está buscando implantar “ideologías” (inexistentes) en los colegios, porque la aprobación de las nuevas normas, responde a supuestos intereses internacionales e incluso a determinadas ONG’s.

Pero, no nos damos cuenta que nuestra sociedad está como está, no por culpa de una población en particular, sino por culpa de nosotros mismos; porque de pronto buscamos jugarle chueco al país a fin de no pagar nuestros impuestos; porque de pronto, salimos a las calles y tiramos la basura en dónde sea, y porque además, cuando salimos con nuestras mascotas no limpiamos sus restos fecales; porque de pronto estamos más interesados en que si Nicola Pocella regresó o no con Angie Arizaga, antes de preocuparnos por la educación de nuestros hijos e hijas; porque de pronto inflamos los precios de la medicina, para llenar mis bolsillos, y dejar sin una buena salud a las poblaciones alejadas; porque de pronto, cuando estamos apurados, nos pasamos las luces rojas del semáforo, y cuando hay operativos, avisamos en las redes sociales, a fin de que el resto “no caiga” y nos consideren los héroes; porque de pronto somos tan vivazos que, antes de hacer un trámite regular, preferimos pagar bajo la mesa, a fin de poder acceder a determinados servicios, puestos de trabajo o licitaciones de obras; porque de pronto, optamos por gritar con más emoción y ahínco los goles de Guerrero en el mundial, antes que salir a las calles y exigir justicia por las mujeres asesinadas o niñas violentadas sexuales; y así otras cosas más.

Sin embargo, año a año, la población LGTBI sale a las calles a marchar, y aún en medio de esa marcha, se exponen a ser violentados, son insultados y recriminados. Año a año, la población LGTBI se ve obligada a mendigar un poco de atención. Año a año, la población LGTBI, está dispuesta a enseñarnos que con amor y tolerancia, podemos lograr una sociedad mucho más justa.

Simplemente KAJOVEPI