domingo, 9 de mayo de 2010

Charlemos al borde de un café

Anotaciones sobre mi madre…


En el transcurso de ésta mi corta vida, he vivido, valga la redundancia, más de una anécdota al lado de mi madre; de hecho considero que nuestra historia se inicio justo cuando ambos, es decir cuando mi madre y mi padre decidieron engendrarme y no sólo eso; sino que lo más importante; decidieron tenerme, esperarme, acompañarme en cada paso, soportar mis alegrías y berrinches… en fin, cumplir con su papel, pero, en esta ocasión no deseo hablar de ambos, perdón papi.


Ahora, deseo hacer un alto en mis escritos cotidianos; y dirigirme de manera muy especial a mi mami, quiero en estas, no sé si cortas o extensas líneas, quiero recordar algunos de esos momentos que pasé a su lado…


Inicio trayendo a mi memoria aquella vez en que mi madre se convirtió en la más convincente entrenadora de ciclismo, cuando mientras aprendía a manejar bicicleta, mi mami con la finalidad de perder el “miedo”, me empujó con todas su fuerza al punto tal que fui directo a la vereda del vecino, obviamente el impacto del choque fue tan fuerte que caí, pero no fue una caída cualquiera, éste fue un salto al estilo sapito.


Otra de las cosas que recuerdo es cuando llevo a Pedrito a la peluquería para que lo dejaran calvo, esto a raíz de una enfermedad que tenía en la cabeza… dejando de bromas se lo veía bien gracioso a mi hermano.


Mientras pasan las horas vienen a mi memoria no sólo gratos momentos, sino también vienen aquellos que fueron motivo de tristeza para ella, como la vez en la que tuve que decirle del accidente de Joel, recuerdo que cuando mi hermano fue atropellado por la moto esa que apareció de la nada mientras regresábamos a casa, yo no sabía qué hacer, ni cómo decírselo, gracias a un vecino que se adelantó con la noticia pude entre lágrimas darle aquella lamentable noticia.


Otra de las cosas que vienen a mi mente son aquellos momentos en que mi abuelita Juana se ponía grave y ella estaba allí para verla, y cuando me ponía a llorar por ella, mi mami siempre me abrazaba fuerte diciéndome, <<…no llores, se va a poner bien, vas a ver..>>, Lamentablemente la última vez que me dijo esa frase, no fue así, sino que muy por el contrario me abrazó muy fuerte y entre lágrimas me dijo <<...lo siento mucho…>>, aquella madruga sí que fue una de las más trágicas en mi vida, uno de mis amores se disponía a dormir y esta vez para siempre.


Pero no solo fue tristezas, también hubo momentos de palomilladas juntos… una de esas fue cuando una de las tardes al regresar de la oficina para la hora de almuerzo, mientras comíamos mi mami me había felicitado por la novia, de la que por cierto ni yo sabía que existía, sólo sé que ella estaba recontra segura de que esa, iba a ser la muchacha con la que pasaría el resto de mis días y nosotros ni enterados.


Recuerdo de aquellos almuerzos en los que cuando regresaba de la oficina, me sentaba y le decía <<…la otra semana viajo a…>> y ella asombrada me decía <<… otra vez, que no te cansas de viajar tu, eso no mas paras haciendo…>>


La verdad es que al lado de mi mami linda, pasé gratos, y porque no decirlo ingratos momentos que ahora extraño; y que si me pusiera a escribir sobre cada una de ellas me tomaría libros enteros y seguro no acabaría.


Hay muchas cosas por las que tengo que agradecerte, por procurar siempre mantener unida a la familia pese a todo, por tus oraciones por cada uno de nosotros, por preocuparte siempre por nosotros, sobre todo cuando viajo y me olvido de llamar, es allí cuando suena el celular y veo que eres tú para preguntar cómo me fue, cómo estoy y qué voy hacer, en fin cosas de madres; por todos tus consejos; por reír, llorar, pensar y renegar junto a mí, por eso y por muchas cosas más.


También hay muchas cosas por contarte, como por ejemplo mis planes para este año; mi proyecto para el titulo; mi relación con mi verdadera novia, que por cierto pronto la conocerás; sobre cómo es que nos adaptamos a este nuevo estilo de vida con ustedes lejos; cada uno de los pasos que estoy dando ahora, en fin hay tanto de que hablar, que para cuando lo hagamos nos faltará más de un café para terminar, y esto si logramos terminar también.


Finalizo este escrito, dándote millones y millones de gracias por tener la valentía de ser mi madre, a ti y a todas las madres que hoy escucharon parte de mi testimonio sobre mi vida con mi madre, les dedico este pasaje bíblico.


Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

Proverbios 31:10


Dios te bendiga, guarde y cuide siempre.


Con amor,


KAJOVEPI