Foto: Joel Vela |
Se dice que dentro de los valses
criollo que tenemos en nuestro repertorio, hay uno en particular que, al
cantarlo, toca hasta lo más profundo de nuestro ser; esa es una de esas
canciones famosísimas que, por lo general, es cantada en peñas, en los partidos
de la selección peruana de fútbol; que incluso se ha usado para diversos
comerciales, que varios cantantes lo interpretaron a su modo y que incluso, el
ya fallecido, Alán García, lo usó como parte de su campaña presidencial. Sí,
ese es el clásico “Contigo Perú”;
canción que fue compuesta por Augusto Polo Campos, justo cuando Perú iría al
mundial de fútbol Argentina 1978; Augusto, ha narrado en más de una ocasión,
que fue el mismo Morales Bermúdez quien le pidió componga algo para la ocasión
y que él (Augusto) al salir de palacio, se dirigió a un café frente al mismo, y
fue allí en donde le vino la inspiración; luego de 15 minutos de tantas
reflexiones, tomó una factura y, en la parte trasera, empezó a escribir las
letras de tan significativa y emotiva canción.
¿Quién de nosotros no ha cantado
o tarareado esa canción? ¿Quién de nosotros no lo ha disfrutado como es debido?
¿Quién de nosotros no ha tomado un par de traguitos con ella (ojo, de la
canción estamos hablando)? Es más, ha sido el segundo himno que la hinchada
entonó, en los partidos que la selección disputó en este último mundial de
fútbol masculino. Estoy seguro que, todo nuestro patriotismo sale a flote cada
vez que la entonamos, estoy seguro que más de uno de nosotros afirma que esta
canción revive ese amor que siente por nuestra nación, incluso puedo afirmar
que, por lo general, al terminar, siempre hemos cerrado con un ¡Te amo Perú, carajo! Pero ¿qué tanto
amamos a nuestro país? ¿Cómo es que le demostramos el amor que le tenemos?
Quizás puedo yo decir, te amo
Perú, en tanto que tiro mi basura a los ríos, total, como el agua corre y
corre, la basura también va con él. Puede que otra forma de demostrar mi amor
por el país, es talando la amazonia a diestra y siniestra, quizás porque
pensamos que su verdor será eterno y porque los árboles crecen así porque sí,
sin ningún tipo de cuidado o de control. Sí, te amo Perú, y te amo tanto, que
no me atrevería a cambiar el tubo de escape de mi moto o de mi carro, porque
aunque el humo que emite es más negro que la conciencia de algunos
congresistas, lo importante es que tenga en qué movilizarme. Perú, te amo
demasiado al punto tal que, cada vez que voy de compras al mercado, olvido
llevar mi bolsa; pero como somos tan generosos, yo sé que mis caseros me darán
una, sin ningún cobro adicional.
Foto: Hernán Oblitas |
Perú, eres el país de mis
amores, eres ese país por el cual yo daría mi vida, aunque elija a cualquier
mamarracho como autoridad. Sí, yo te amo Perú, te amo de tal forma que estoy
dispuesto a bajarle veinte solcitos al funcionario municipal para que me agilice
un trámite; o al policía de tránsito para que no me ponga la multa por no
llevar casco; o a mi amigo, el doctorcito, para que me firme un certificado
médico. Perú, tu sabes que te amo ¿cierto? Tanto es así que crearé una empresa
constructora para ganar las licitaciones municipales y luego darles su tajada a
la autoridad (ganan muy poco para el cargo que tienen, y te daré una manito);
aunque podría también crearme una empresa temporal, esas de las que aparecen
sólo por un par de meses para una cuestión en particular; o podría también
crearme una empresa fantasma, sí, fantasma como los compañeros de Yesenia
Ponce.
Estoy convencido del amor que te
tengo, y por eso evito pagarte impuestos, no porque no quiera, sino porque he
visto que, como se destinan a la corrupción, el no pagarlos es una forma de no
contribuir con ella; y es por esa misma razón en que no exijo comprobantes de
pago frente a cualquier producto (bien o servicio) que adquiero, y cuando los
pido, con tal de que el emisor pague más, las adultero. Sí mi Perú, sí te amo,
y te amo tanto, que con tal de servirte en alguna institución estoy dispuesto a
adulterar mis notas en mi certificado de estudios o, a mandarme a tipear otros
certificados, para ello; y si eso no me resulta, bien puedo recurrir a la vara,
tu sabes, pedirle a mi pata o a mi familiar, que me dé “una manita” en la convocatoria
o que me pase las respuestas de los exámenes.
Estoy enamorado de mi país, que
me gusta recorrer sus calles y carreteras; no importa si voy a más de 100 km/h,
no importa si me adelanto en curva, no importa si no pago los peajes o me
estaciono mal, no importa si no tengo la licencia respectiva o si mi vehículo
no está autorizado o no cuenta con SOAT; ¿eso? Esas cosas son unas tonterías y
no es necesario darle tanta importancia, lo que importa es que conozca mi Perú.
Y si acaso visito algunos lugares turísticos y, por “olvido” dejo ahí mis
desperdicios (basura) créeme que no lo hago por ser un irrespetuoso, no, lo
hago porque hay que dar trabajo a la gente que limpia; y si se me ocurre
alterar la infraestructura, créeme que lo hago por demostrar mis sentimientos,
quien sabe y a lo mejor en una de esas pintas coloque TE AMO PERÚ.
Te amo Perú, al punto tal que
estoy dispuesto a robarme la propiedad intelectual (escritos, poemas, fotos y
otros) de mis compatriotas, no porque quiera evitar pagar alguna regalía, sino
porque lo que importa es promocionar lo que ellxs hacen; a fin de que no se me
acuse de ello, en esta ocasión y antes de cerrar ésta columna, quiero agradecer
a Joel Vela y a Hernán Oblitas, por compartir estas fotos que hoy, acompañan la
nota.
Es muy probable que todo este
panorama, sea una pequeña parte de todo lo que realmente hay; pero también
estoy convencido de que, de la misma forma en que existen falsos amantes, hay también quienes SÍ aman a su país y están
dispuestos a hacer las cosas bien; y tú ¿Amas
al Perú?.
Simplemente
KAJOVEPI