La responsabilidad es compartida.
No es la primera vez que escuché esta frase y
tampoco será la última; siempre la oiré, siempre escucharé a alguien o a un
grupo en particular, tildar al Gobierno de incapaz y calificar al gobernante
de turno como un inepto,
traidor y corrupto.
Es cierto que, en más de una ocasión, esos
calificativos a nuestras autoridades les calzan perfectamente; pero, también es
cierto que en otras ocasiones les queda chico; y, creo que, en pocas ocasiones,
no se ajusta a la realidad, pues es todo lo contrario.
En estos tiempos, en donde las malas noticias
son seguidas; en donde la información sobre esas malas decisiones, de parte de
nuestras autoridades, se hacen más notorias; y en donde esas riñas políticas
entre las autoridades y los diversos niveles y sectores del estado son, por demás,
innecesarias; tildar de incapaz a nuestras autoridades, sinceramente, es poco.
Nuestra actual situación, que cada día empeora; no sólo nos llena de incertidumbre y
desesperación, sino que también trae consigo una gran impotencia por no saber
¿qué más podemos hacer?, y no sólo en el sector salud, sino en todos los
aspectos de nuestro andar diario: trabajo, bienestar familiar, alimentación,
poder salir de casa (sin restricciones), bienestar social (poder visitar a los
amigos y familia), entre otros; dejándonos con ello, las dos preguntas del
millón ¿cuándo acabará todo esto? Y ¿seguirá la cuarentena?
Sin embargo, y sin ánimos de ser “abogado del
diablo” o de querer contradecirme, es necesario reconocer (si somos
conscientes, claro) que esta tormentosa e inestable situación, no sólo es
responsabilidad de los gobernantes de turno; sino que también es responsabilidad nuestra, y, mientras no asumamos esa responsabilidad, con conciencia, salir de
todo esto será lento y complicado.
El Estado, ¿tiene responsabilidad de nuestra
situación?; claro que
la tiene, y en gran medida. Basta con
ver el desabastecimiento de medicinas en los hospitales, para darnos cuenta de
ello; inoperancia en la respuesta rápida y oportuna a los/las pacientes COVID;
existencia de trámites burocráticos para brindar o acceder a un determinado
servicio; falta de dotación de elementos de protección al personal de primera
línea; personal mal remunerado; hospitales mal construidos, con equipos
inoperativos, defectuosos o desfasados; productos de años y años de abandono
total al sector, así como de tremendos actos de corrupción, archivados en el
marco de la impunidad.
Todo nuestro sistema de salud ha colapsado, y
sigue colapsando, en tanto las cifras de contagio van en aumento. Ello, sumado
a las malas decisiones gubernamentales que, bajo el so pretexto de reactivar la
economía, y la flexibilización de las medidas de protección; no sólo han
expuesto a la ciudadanía en general, al peligro latente; sino que, todo parece
indicar que volveremos a la cuarentena.
Ahora, como ya lo indiqué anteriormente, y si
hacemos un análisis consciente de nuestro actual estado, nos daremos cuenta que
nosotros también tenemos
responsabilidad en el mismo. Nuestros actos
los demuestran; como el hecho de negarnos a usar correctamente las mascarillas;
salir de casa a cada rato y sin motivo alguno; no respetar el distanciamiento
social; realizar tardes de cumpleaños en casa; jugarnos una pichanguita o un
partidito de vóley en la cancha del sector; visitarnos constantemente y así,
más y más actos irresponsables que, no hacen otra cosa más que seguir
agrietando más, nuestro colapso.
Quizás esta recomendación esté por demás y sea
trillada, pero, cuídate y
cuida a los tuyos, que, queremos volverlos a ver.
Simplemente KAJOVEPI