martes, 8 de septiembre de 2020

Abran las iglesias

Cuando el término "sujeción" no aparece en nuestro diccionario

Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden recibirán castigo. (Romanos 13:1-2; NVI)

Hace ya un poco más de un mes, el hermano (por ahora llamémosle así) Christian Rosas (sí, el mismo que se opone a la implementación de políticas de género en nuestro país, sobre todo en el sector educación), cuestionó una intervención policial que se realizara en un centro campestre en Chosica.

Según la nota periodística, los más de 300 intervenidos, miembros todos de una comunidad evangélica, venían celebrando un acto litúrgico; durante la reunión se pudo observar que los/las asistentes no usaban mascarillas, ni protectores faciales y mucho menos respetaban el distanciamiento social (protocolos para evitar el contagio y propagación de la COVID-19); a esto se suma que, dentro del grupo, no sólo estaban adultos sino también niños (que son considerado población de alto riesgo)[i].

Una de las cosas que debemos tener en claro es que, de momento, este tipo de reuniones en donde existe un alto número de asistentes están prohibidas, porque, efectivamente, se convierte en un foco de infección de la COVID-19; y lo que menos se quiere en este momento, es que dicho virus se siga propagando.

Pero, lo que no está prohibido es ejercicio de tu fe; es decir, se nos ha prohibido congregar en un espacio físico (porque el contexto lo amerita); pero, seguimos libres de poder seguir predicando el evangelio (transmisiones virtuales), de tener reuniones (los de casa) para tener un momento de culto, de seguir profesando y defendiendo tu fe.

Sin embargo, para el criterio de Christian Rosas, esta intervención ha vulnerado y atropellado el derecho a culto. En función de ello, ha salido a algunos medios a exigir que se autorice la reapertura de los templos evangélicos, textualmente ha afirmado lo siguiente: Si ya se permite la aglomeración social con medidas de bioseguridad en las farmacias, bancos o supermercados, por qué no se permiten en las iglesias. La prerrogativa de elegir qué es o no esencial, no es del Estado, es del ciudadano[ii]

A raíz de esas declaraciones, otras personalidades también han salido a exigir lo mismo, la reapertura de las iglesias, hasta hace poco lo hizo Cecilia Chacón a través de su cuenta en Twitter le ha pedido al Arzobispo de Lima, Carlos Castillo, exigir al gobierno se autorice la apertura de los templos católicos. Podría incluso afirmar, sin pecar de exagerado, que existen comunidades evangélicas que, pese a todo, se siguen reuniendo pues, en sus comunidades “el virus aún no ha llegado”. 

A nivel internacional, para ser específicos, en Estados Unidos; Jhon MacArthur (principal líder evangélico, reconocido a nivel mundial) ha abierto las puertas de su templo y no existen restricciones para su ingreso (no hay mascarillas, no hay límite de edad, ni distancia, ni se toma la temperatura); una decisión que va en contra de lo que las autoridades de su condado han indicado y por la cual estaría afrontando millonarios juicios. “Obedeceremos a Dios antes que a los hombres”[iii] es lo que ha indicado, al ser consultado por su decisión tan irresponsable.

Es cierto que ya no aguantamos más encierro; es cierto que ya estamos desesperados por volver a vernos; pero, también es cierto, e insistiré en ello, las condiciones no nos dan la garantía para ello.

Lo que me preocupa de todos estos “actos de rebeldía a las autoridades” y de “obediencia a Dios”; no sólo es la repercusión en el mundo cristiano y en otros grupos; me preocupa que luego, por ejemplo, cuando ya se de la orden de vacunarnos, dichos personajes salgan a decir (ya lo están haciendo) que eso es el sello de la bestia y que no debemos vacunarnos. Entonces, una vez más no sólo iremos contra las autoridades, sino que además se pondrá en riesgo a un grupo de ciudadanos y ciudadanas; y todo eso, en aprovechamiento de su fe.   

Probablemente de ellos han utilizado el púlpito para llamar la atención a algún miembro o grupo de miembros desobedientes a sus órdenes, y los han exhortado con el pasaje que inicia esta nota; lo curioso es que cuando a ellos les toca, se olvidan que nuestras autoridades, han sido puestas por Dios.  

Simplemente KAJOVEPI