martes, 29 de octubre de 2019

Con mi Religión NO TE METAS!



Según el portal web de Wikipedia, define el término religión como <<…un sistema cultural de determinados comportamientos y prácticas, cosmovisiones, éticas, textos, lugares sagrados, profecías u organizaciones que relacionan la humanidad a elementos sobrenaturales, trascendentales o espirituales.​..>> Por su parte, Google adiciona que esa relación entre la humanidad y la “divinidad”, está ligada con el reconocimiento de uno o varios dioses.

Por lo general, hemos usado este término (religión) para hacer referencia a nuestra Confesión de Fe, que es una cosa totalmente distinta; como vemos en el párrafo anterior, religión implica una serie de prácticas tradicionales para demostrar una relación divinidad – humanidad; mientras que la Confesión de Fe implica demostrar, con tu testimonio de vida, aquello que profesas ser (si queremos en estos términos, demostrar a que “religión” perteneces). En ambos casos, hay de por medio, este tema de poder rectificar que existe una interacción entre humanidad y divinidad. También es cierto que hay quienes no tienen el más mínimo interés de demostrar esa interacción, pues se profesan ateos, y entonces no creen en ello (en la divinidad); lo cual, no está mal, siempre y cuando su confesión no discrimine la de quienes sí creen.

El mes de octubre, es considerado por el pueblo católico peruano, el mes más importante en la profesión de fe, pues se conmemora y se rinde homenaje al Señor de los Milagros. La historia relata que en el Siglo XVI, un esclavo de Angola, que no tenía estudio alguno y ningún otro tipo de instrucción en las artes plásticas, plasmó, sobre una débil pared de adobe, la imagen del Cristo crucificado (imagen inicial, luego se le añadieron la imagen de Dios Padre y de María y María Magdalena); ésta era la imagen a la que los esclavos adoraban. En 1645 un terremoto remeció y “destruyó” Lima y el Callao, historiadores cuentan que, las grandes mansiones y demás casas, se vinieron abajo, por el tipo de construcción que tenían (adobe), todo cayó, todo, menos la débil pared en la que se encontraba la imagen del Cristo; afirman que ese fue su primer milagro. La historia nos dice que luego vino otro terremoto, de aproximadamente 15 minutos de duración, con los mismos resultados (imagen intacta); desde ese momento, a la fecha, se le rinde tributo a dicha imagen, a la cual se le ha atribuido un sinnúmero de milagros.

Por otro lado, para la comunidad protestante (los evangélicos), se considera a octubre, como el Mes de la Reforma, iniciado en el siglo XVI, en Alemania, por Martín Lutero; quien, en aras de revisar la doctrina de la Iglesia Católica, a la luz de la Biblia, encontró que muchas prácticas que algunos sacerdotes y obispos promovían, en ese entonces, no estaba fundamentada en ella (la Biblia), como la venta de indulgencias que contribuían con el enriquecimiento de estos malos elementos. En ese sentido, Lutero se vio obligado a protestar contra ello y, dadas las circunstancias, a defender aquello que afirmaba era lo más cercano a la Biblia; el acto más conmemorativo de todo ese proceso, fue el de Lutero clavando sus 95 tesis, en el portal de la Iglesia del Castillo de Wittenberg, hecho que dio inicio a todo el proceso de debates.

En estos últimos años, aunque considero que siempre fue así, he visto, con mucha pena, cómo las diversas confesiones de fe (doctrinas, iglesias, grupos…) lejos de promover asuntos en común, de unidad y de beneficio colectivo, han usado sus templos, púlpitos y demás espacios, para atacarse los unos a los otros, para insultarse y buscar humillarse entre ellos, todo con el fin de demostrar que, determinado grupo es el mejor y que sólo ellos tienen la “verdad absoluta”. Algo de razón tiene Ricardo Arjona, cuando dice <<…en este mundo hay más religiones que niños felices…>>

La religión como tal, pero con más fuerza esto de la religiosidad, no ha hecho otra cosa más que complicarnos la vida, de dividirnos en cuantos grupos sean posibles y de colocarnos en bandos opuestos. Cada quien busca jalar agua para su propio molino, pero, ninguno de los grupos ofrece algo distinto; ninguno de los grupo busca brindar a la humanidad, un mensaje de esperanza, que promueva la justicia, la equidad y una calidad de vida; por el contrario, la mayoría de grupos, pertenecientes a estas dos “religiones” (Católica y Protestante) te hablan del infierno o purgatorio, de una vida eterna, del cielo y del nuevo reino; y, en medio de sus discursos, nada cuestionables sino que por el contrario muy bien argumentados, te andan condenando cada cinco minutos, si no haces tal o cual cosa.

A inicios de este año, tuve el enorme privilegio de conocer muy de cerca, que hasta foto me tomé, al nuevo Cardenal del Perú, Carlos Castillo, me emocionó participar en su homilía y, escuchar sobre esa nueva propuesta de una iglesia más cercana a la sociedad, a quienes lo necesitan y de una iglesia que siempre debe estar presta a levantar su voz frente a las injusticias, de una iglesia que tiene ese toque social, que le falta a muchas. Es una pena que no pueda decir lo mismo de la otra parte, no porque no lo haya, sino porque de cada 10 predicas, apenas una tiene ese enfoque.

Es necesario que nos preguntemos, ¿qué tipo de iglesia queremos para nosotros, los feligreses? ¿Qué tipo de iglesia queremos mostrar, a quienes buscamos evangelizar? ¿Seguiremos peleando por demostrar quién tiene la verdad absoluta? O buscaremos, de alguna u otra forma, predicar el evangelio transformador, no sólo con la Biblia, sino con el testimonio vivo de nuestras vidas trasformadas que, considero, es la mejor forma de predicar.

Simplemente KAJOVEPI

miércoles, 16 de octubre de 2019

Sí, seré Congresista


¿Qué tal? mis entrañables lectores y lectoras; luego de dos semanas de “vacaciones” vuelvo a mi columna para, entre otras cosas, seguir intentando hacer polémica; seguir con mi estilo y picardía, al momento de tomar el teclado, a fin de que usted tenga una columna entretenida en manos.

Cuando se dio la disolución del Congreso, una de las primeras cosas que se me vino a la mente era hacer una especie de análisis situacional del asunto; pero, sinceramente no pienso utilizar esta columna, para contarles o hacer un análisis expreso, factico, democrático o dictatorial, de aquello que ustedes ya saben, han sido testigos, y es más, hasta lo han analizado. Tampoco pienso usar esta columna para resaltar las características pormenorizadas, de aquellos que se han convertido en los y las protagonistas, de lo que fue uno de los días más históricos, en lo que va del año.

Es cierto que ya pasaron más de dos semanas de la disolución del Congreso, pero también es cierto que hay quienes aún no lo asimilan; y, aunque el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) ya ha establecido el cronograma para la elección congresal, existen personajes que aún se siguen creyendo congresistas; pero, tampoco pienso usar esta columna para hablar de ello. Por el contrario, estoy dispuesto a usar esta columna para, intentar, lanzar mis dados y ver el puntaje que alcance, luego de manifestarles que, aprovechando el nuevo proceso electoral, tengo serías intenciones de lanzarme al Congreso.

Esto de querer incursionar en el mundo de la política, no es algo nuevo para mí; de hecho es algo que siempre he deseado. Tengo serias intenciones de coquetear con ella (ojo, de política estamos hablando), de alcanzar algún cargo público, de trabajar y aportar en beneficio de la población que me dé la confianza; como les dije líneas arriba, me veo en la imperiosa necesidad, de usar estas líneas y por ende la columna, para, entre otras cosas, intentar hacer algo de campaña, a fin de evaluar si existen posibilidades de llegar a una curul; claro, con el voto de cada uno de ustedes.

Les pido tranquilidad, que no pienso hablarles de usos irrestrictos de la Constitución, tampoco pienso chambonearme con el uso de tecnicismos, pues lo que menos quiero es confundir a la población; soy de los que piensan que mientras más sencilla sea la cosa, vale decir, mientras más clara sea mi campaña, mayor grado de aceptación tendré. Señoras y señores, si antes ya les hablé de mis intenciones, hoy me atrevo a oficializar mis pretensiones de querer ser Congresista, y ésta es mi declaración.

Parto por comentarles que de profesión soy Técnico en Administración, mi titulé como hace 7 años casi, en un instituto privado de la ciudad; y adicional a ello, tengo dos diplomaturas en Políticas Públicas a favor de la Niñez, y una en una en Desarrollo Comunitario. Menciono esto porque no quiero que tengan dudas sobre mis estudios y los grados académicos que he obtenido; es más, les aseguro que cada una de las diplomas que acreditan el grado, no han sido ni adulteradas, ni mucho menos elaboradas para la ocasión, son absolutamente genuinas; incluso podría atreverme a relatarles los nombres de mis compañeros y compañeras, que no son fantasmas, y hasta les podría decir cuál era su ubicación en los asientos.

Otro de los temas por los que quiero partir es que no pienso, por absolutamente nada en el mundo, ofrecer, a mis votantes; hospitales o escuelas o puentes o aeropuertos o carreteras o mercados o cualquier cosa que se les parezca; no porque no apueste por el desarrollo de la ciudad o del  departamento, ni mucho menos porque ello no me interese, no; es sólo que ello, es decir, la ejecución de las obras y previo a ello la elaboración de los proyectos, no estaría dentro de mis funciones congresales, por lo que proponerles ello sería mentirles, una mentira absurda, que lo único que busca es votos. Sin embargo, lo que sí puedo ofrecerles es ser, junto con ustedes, el principal veedor de las obras en ejecución, es estar detrás de las mismas para ver que estas no se paralicen o retrasen; me comprometo, sí, a fomentar presupuestos que sean destinados a los sectores salud, educación, turismo, vivienda, comunicaciones… a fin de que contemos con servicios de calidad en cada uno de esos sectores.

Declaro bajo juramento, que de bienes tengo: una bicicleta, una laptop vieja y un terreno urbano; el terreno que tengo, es suficiente para que podamos construir una casita con los ambientes necesarios, en los cuales podamos vivir mi esposa, mi hija, mis gatos, mi perra, mis plantas y yo, e incluso nos sobraría espacio para colocar un negocito y tener una huertita; por lo que no me veo en la necesidad de contratar o ser parte de bandas de traficantes de terrenos, u otros tipos de bandas delincuenciales.  

Actualmente cuento con un trabajo remunerado, si quieren saber ¿cuánto es que gano por ello? invítenme un café y lo conversamos; créanme que aunque tengo cuentas que pagar, lo que gano es suficiente para mis gastos del mes, pagar las letras de los bancos e incluso para generar un pequeño ahorro; con esto te puedo asegurar que mi intención de ganar una curul en el Congreso, no tiene que ver con los jugosos sueldos que estos se manejan; tampoco me atrevería a decirles que quiero estar allí “por mi plata” o porque quiero “recuperar lo invertido en campaña”; de hecho, y dado que la labor Congresal es la de promover y dictaminar leyes, considero necesario y oportuno, promover una ley que toque el sueldo de los congresistas, una ley que promueva una reestructuración salarial, no con la intención de ganar más, sino con la intención de ganar lo justo.

Propondría también, como el paquete de leyes que tengo en mente: 1. Proponer la Bicameralidad, es necesario que tengamos un ente que nos controle o cuestione, cuando no vamos bien. | 2. Revisar el tema de la Inmunidad Parlamentaria, porque no podemos seguir con la idea de que los congresistas son casi dioses, que nadie los puede tocar; la cosa es simple si tienes algo pendiente, ve y soluciónalo y luego vuelves a cumplir tu labor. | 3. Que los sectores de salud y educación, reciban hasta el triple de lo que ahora reciben, como presupuesto público anual. | 4. Una ley que promueva y asegure una mayor atención, sobre quienes juramos son el futuro del país pero que los abandonamos, los niños, niñas y adolescentes, deben ser protagonistas de su desarrollo. | 5. Y aunque probablemente esto no podría considerarse una ley, pero sí un cambio necesario; considero que, antes de tener hasta 6 personales por Congresista; debemos contar con un pool de asesores, y asistentes administrativos, por bancadas; siento que hay mucha gente trabajando en el Congreso, para el nivel de eficiencia con el que, actualmente cuentan.

De hecho que la conversación da para más; sospecho que usted se preguntará ¿por cuál partido iré? Y la verdad es que, hasta ahora no me he afiliado a uno en particular y tampoco he recibo alguna invitación. Mi deseo de ser Congresista se mantendrá pendiente, sí; pero, si quien me ofrece ser su candidato, pone como condicionamiento algo chueco, entonces, simplemente saldré de este camino. Siempre he dicho que la política o que quien se mete en ella, lo debe hacer porque tiene intenciones de servir al pueblo y no servirse de él.

Simplemente KAJOVEPI