miércoles, 23 de diciembre de 2020

Carta a mi amig@ secret@

Compra la nuestro


Querid@ amig@ indiscret@;

Sabemos que este año no fue fácil, es más, para algunos, fue mucho más complicado que para otros. Muchos han perdido sus trabajos, como me dijo un ambulante en Lima (que vendía caramelos en el transporte público), -yo antes trabajaba para KFC, pero, luego nos despidieron y aquí me tienen, vendiendo caramelos y cantándoles algo, pues quiero llevar algo de comer a mi familia-. Y, los que los mantuvimos, ya estamos cansados de trabajar desde casa, por lo estresante que es.

Hay quienes aún están en una cama de hospital, luchando por salir de cuadros clínicos con pronóstico reservado; hay quienes “vencieron” al bicho ese pero que se quedaron con secuelas que los acompañará por el resto de sus días. También están los que nos dejaron sin darnos la oportunidad de decirles adiós o de darles el último abrazo. ¡Maldita pandemia!

Con lágrimas en los ojos, hemos visto como es que se cerraron casi todos los negocios (excepto los permitidos durante la cuarentena); y de estos, algunos se reactivaron o están en camino a ello, otros se reinventaron, y otros, desgraciadamente, se fueron a la quiebra en medio de deudas impagables, que los bancos abusadores, las hicieron interminables.

Eso del “Reactiva Perú” no fue más que una ilusión adolescente, pues favoreció a los grandes, a esos explotadores que despidieron a sus trabajadores en cuanto esto inició, a esos que nunca dejaron de vender. Mientras que, a nosotros, a los pequeños y medianos, nos dejaron en el aire, obligándonos a ser informales y a vender a escondidas; todo con el fin de cumplir con nuestros colaboradores.

Amig@, sé que quizás no debí haberte mandado todo ese discurso, pues tú también lo has vivido en carne propia. Sé que tú, al igual que yo estás cansad@, hart@, estresad@. Que tienes esos deseos enormes por dejar a un lado las pantallas de la computadora o del celular; y que quieres cambiar el tedioso y odioso meet, zoom, jitsi, teams o cualquier otra plataforma de videoconferencia; por reuniones presenciales, que incluía refrigerio y la chacota de la semana.

Pero bueno, no podemos hacer más otra cosa que seguir aguantando, que seguir resistiendo, no sé si con el mismo ímpetu con el que empezamos en marzo, pero, es la norma; no solo debemos resistir y aguantar, sino que debemos redoblar las medidas de bioseguridad, en tanto algún día lleguen las vacunas. Así que: evitemos estar en lugares cerrados, usemos bien la mascarilla, mantengamos la distancia y carguemos siempre nuestro alcohol (el medicinal, no el etílico).

Ahora bien, la intención de esta misiva es también pasarte mi lista de regalos, y aquí va: la verdad es que no deseo grandes cosas, ni tampoco que te endeudes por mi culpa; mira, estamos en un proceso de reactivación y sinceramente, me haría muy feliz que contribuyamos, un poquito, con ello.

En ese sentido, bien puedes optar por darme un vale de consumo en cualquiera de los restaurantes locales; también pueden ser unas suculentas, hay mucha gente que ahora se ha dedicado a la venta de estas curiosas plantitas; tengo amigos y amigas que elaboran cajitas de detalles o que se dedican a hacer manualidades; también tengo contactos que venden postres, chocolates y café; por último, me puedes mandar un delivery con mis compras del mercado, y así, me evitas una salida.

En resumidas cuentas, mi amig@ indiscret@, la intención es que el dinero circule aquí, en el mercado local; que entre nosotros podamos darnos soporte, y así, juntos podamos salir de esta. Felices fiestas.

Simplemente KAJOVEPI

viernes, 11 de diciembre de 2020

A la Policía se le respeta

La acción debe de ser de ida y vuelta

<<…La Policía debe dar ejemplo de lo que debe ser un ciudadano o ciudadana de verdad, deber ser consciente de la obligación de mostrar a la ciudadanía un comportamiento sin tacha. En consecuencia, quienes deshonren a la institución policial, quienes traicionen los ideales de servicio a la ciudadanía cometiendo excesos innecesarios y quienes realicen actos indebidos, sobre todo, cuando estos perjudican a los policías que están directamente en contacto con la población, serán investigados a fondo, siguiendo el debido proceso, recibiendo todo el peso de la justicia y serán sancionados ejemplarmente…>> 

Ese fue, parte del discurso que el actual presidente de la República, Francisco Sagasti, diera en medio de la ceremonia por el 32° aniversario de esta institución. Discurso que tuvo varios componentes, como el hecho de: llamarles la atención y a la reflexión por sus actos; felicitar la labor que realizan; conmemorar a aquellos y aquellas que perdieron la vida por la COVID-19, así como aplaudir a quienes lo vencieron; y también, justificar e invitar a sus miembros(as), a ser partícipes de este proceso de reestructuración institucional. Fue algo así como, “a quien le cae el guante, que se lo chante”. 

El pasado 14 de noviembre (14N), en medio de las manifestaciones, producto de una crisis política que aún no acaba, se pudo apreciar, una vez más, a una institución que, frente a ese tipo de situaciones, no tiene mejor respuesta que reprimirlas y, esa represión, no es otra cosa más que una respuesta exagerada. No es posible responder con perdigones o bombas lacrimógenas a carteles y gritos de protesta.

Lamentablemente, el 14N nos dio como saldo, dos fallecidos, cerca de 40 desaparecidos y varios heridos. Semanas después, en medio de otra protesta ciudadana, pero, esta vez exigiendo la derogatoria de una ley explotadora, hubo un nuevo fallecido, como producto de la represión policial. 

Según la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, en el Perú hay 162 fallecidos en protestas sociales desde el 2013, todas estas muertes (hago eco de ello) continúan en la impunidad, vale decir, sin responsable alguno. No es posible, que las protestas, tengan como consecuencia a uno o varios fallecidos; es inadmisible que, frente al reclamo de derechos, la muerte sea la respuesta. 

Se ha hablado mucho sobre el accionar de la Policía y de la urgente necesidad por reestructurarla organizacionalmente; necesidad que ha encontrado posturas a favor y en contra, como es lógico, frente a cualquier propuesta de cambio; pero, que, de momento, no ha tenido mayores repercusiones, salvo el cuestionado cambio de los altos mandos. 

La Policía, nos ha exigido y exige respeto, y obvio, tenemos que respetarlos; pero, también debe ser consiente de que su actual estructura e imagen está, por demás, desprestigiada; de manera que, esa reestructuración, pese a la oposición, es necesaria. 

El respeto, no sólo se exige, también se gana. 

Simplemente KAJOVEPI