miércoles, 4 de noviembre de 2020

¿No seas cómplice?

 Vistas a un doble discurso del Gobierno.

“No seas cómplice”, es parte de la nueva (en realidad ya tiene un par de meses) estrategia comunicacional que el gobierno, en todos sus niveles, ha iniciado; esta campaña, si mal no recuerdo, inició al mismo tiempo en que las cuarentenas focalizadas culminaban.

Frente a esta situación, el gobierno consideró que era probable que algunas actividades tales como: reuniones sociales, visitas familiares, las pichangas en los barrios, entre otras en donde existe aglomeración, empezarían a desarrollarse (pese a estar prohibidas) y ellos traería consigo nuevas infecciones que podrían ir acrecentándose hasta llegar a una segunda ola, que es lo que está pasando en otros países, en especial en el continente europeo.

Parte de dicha estrategia es la difusión de videos publicitarios, en donde vemos a gente en esas circunstancias, vale decir o jugando su pichanga o visitando a sus familiares, siendo incrédulos de las consecuencias de esos actos y, cierra con sus familiares directos (mamá, abuelita, hermano) en camas UCI y colocándoles respiradores. Aterrador ¿verdad?

El gobierno pensó, y sigue pensando que, con la difusión de dichos videos o flyers con igual argumento, podía, en cierta medida, llamar a la reflexión a la ciudadanía, a fin de que nos mantengamos alertas y sigamos con las medidas de bioseguridad, más allá de la cuarentena, así como a evitar participar de este tipo de actividades; y, de arranque, nos chanta la culpa, en un hecho en el cual ellos (como gobierno) también tienen responsabilidad.

Disculpen, pero, hay situaciones que, en lo personal, no entiendo o que simplemente se contradicen con el mensaje inicial.

Por ejemplo, se habla de que las visitas familiares están prohibidas, pero, no se dijo nada cuando Entel, una operadora de telecomunicaciones, empezó a difundir un spot emotivo en donde los protagonistas eran una nieta con su abuelo, quienes luego de la cuarentena (al toque no más) ella decide visitar a su abuelo; y pues, en el spot se los ve muy felices, corriendo a abrazarse y todo lo demás; esto, cuando la cuarentena general había terminado y se iniciaba con las focalizadas. El mensaje estaba claro, “ahora que ya todo acabó, ya puedes ir a ver a tu familia”; y, aunque luego de tantas críticas, el protagonista mayor salió a indicar que no era un acto irresponsable, que ambos habían pasado por pruebas moleculares y todo, ya el mensaje estaba dado.

Otro ejemplo de cómo el gobierno se contradice. Los viajes interprovinciales (aéreos y terrestres) ya se reiniciaron; al principio se planteaba que, con el fin de evitar contagios, las unidades móviles deberían operar con el 50% de aforo, luego hubo una serie de protestas por parte del sector empresarial, diciendo que no era posible y toda la cosa, y optaron por aprobar aforo al 100% (claro, eso no aplica a combis y autos que hacen rutas cortas, paradójico ¿no?). Entonces ahora se viaja pegados el uno del otro; quienes viajan, llenan una declaración jurada indicando no tener COVID-19, pero, nadie garantiza que, quienes la firman, están diciendo la verdad. En esa misma línea, de qué te sirve mantener tu metro y medio de distancia en todo el proceso previo a abordar la unidad, si, durante todo el viaje vas a estar al lado de gente que ni conoces.

El gobierno nos dice que las reuniones sociales están prohibidas, para evitar aglomeraciones, pero, al mismo tiempo, el sistema de pago de sus bonos es ineficientes; y entonces, hay una situación que se repite; gente a la que se le programó sus pagos, haciendo largas colas en las afueras de los bancos, muchas veces incluso, como pasa en Moyobamba, la cola de un banco se cruza con la de la otra, los sistemas colapsan, hay poco personal atendiendo y todo se vuelve un caos.

En esa misma línea, de qué le sirve al gobierno prohibirnos las reuniones sociales si nuestras autoridades andan inaugurando obras, organizando reuniones de coordinación y otros; actos en donde hay mucha gente, en algunas ocasiones incluso sin respetar el distanciamiento social, ni mucho menos usando las mascarillas. Recientemente se ha aprobado que a partir del presente mes las iglesias abran sus puertas para el desarrollo de sus cultos, con aforo limitado, sí, pero, ya sabemos que lo del aforo es muy cuestionable. Y ojo, el premier Martos, ya ha indicado en reiteradas ocasiones que las actividades económicas ligadas al entretenimiento (cines, bares, night clubs, discotecas, teatros…) se estarían reactivando antes de fin de año. Esto sin considerar que hay pedidos porque el aforo de los centros comerciales pase del 50% (permitido actualmente) al 60%, con motivos de fin de año.

El gobierno nos dice que no debemos jugar pichangas con los patas del barrio, “no seas cómplice” nos sentencia; pero, es este mismo gobierno el que autorizó se reinicie los partidos de la Copa Perú (la profesional) en sus dos etapas; así como los partidos de la selección peruana, en este camino rumbo a QATAR 2022; y ojo, que Mónica Delta, ha revelado que hay un pedido por parte de la Federación Peruana de Fútbol, para que en el encuentro de noviembre se permita el ingreso de máximo 5 000 (cinco mil) hinchas, a la sede del estadio nacional.

Es cierto que, a nivel mundial, somos el cuarto país con alto número de contagios, pese a todas las medidas que el gobierno ha implementado; pero, también es cierto que la responsabilidad no es sólo y únicamente de la ciudadanía, sino que es colectiva (ello incluye a las autoridades).  

No bajemos la guardia, sigamos cuidándonos.

Simplemente KAJOVEPI