domingo, 4 de agosto de 2013

Marinera sin Limites

Hace algunos años, noviembre 2009 para ser exactos, tomé un bus de Guadalupe con destino a Trujillo, no sabía cuanto tiempo tomaba ese tramo, así que elegi el asiento Nº 3, algo poco común en mí ya que siempre tomo los asientos del centro, en fin el bus llegó y tenía que abordarlo, al subir vi que el asiento siguiente estaba ocupado, el bus empezó su marcha; y fue en ese entonces en que empezó toda ésta historia.
Nuestros asientos estaban frente a una luna, que reflejaba cada movimiento que hacíamos, allí estaba él, mirando por la ventana y allí estaba yo, escuchando música con la intención de dormir para olvidar el hambe, pues el horario que nos tocó fue cerca del medio día, pero no podía; porque había algo en mi compañero de asiento que me llamaba la atención, eran sus piernas (en el buen sentido de la palabra), y tenía toda la intención, el deseo y la necesidad (pues sentía que necesitaba conocerlo) de iniciar una conversación con ésta persona; estaba seguro de que ese encuentro me dejaría grandes aprendizajes, pero pese a que tengo oratoria, no tenía ni la más mínima idea de cómo conversar, no sabía que decir, y tampoco sabía si él iba o no a responder, el bus avanzaba y no encontraba ese punto de conversación; hasta que de pronto subiò un vendedor, a ofrecer unos ricos sandwiches, y fue entonces en que comenzó la charla, él decidió no comer, pero si charlar y empezamos a conversar; hablamos de nuestras carreras profesionales, que por cierto eran lo mismo, claro que la diferencia radicaba en que él estudiaba en la universidad y yo en un intituto, pero aún así seguimos charlando, y me quedé impresionado con cada una de las cosas que me contaba, analisábamos cada tema que tocábamos, y bueno me contó sobre sus ponencias ante la ONU y otras empresas, me habló de un banco que lo rechazó (y no sabe lo que perdió), me habló de sus proyecciones como profesional y en lo personal, de la "amiguita" de ese entonces, cuyo padre por cierto era el chofer del bus, conversamos largo y tendido y al final nos presentamos:

- mi nombre es: Karol Vela, le dije, y el respondió:
- Javier Morales Sánchez, mucho gusto

Sinceramente, de todos los viajes que he tenido, de todas las conversaciones que entablé o me entablaron en cada viaje (corto o largo), esta fue la mejor conversación que tuve, aprendí mucho de mi amigo Javier; aprendí a no limitarme y muy por el contrario a disfrutar de la vida y de cada oportunidad que ésta te dá; aprendí a luchar por aquello que te apasiona; aprendí a vivir mi fe, y a depender de Dios, porque circunstacias hay un montón, pero sólo Él y nadie más que Él nos puede dar las fuerzas y salidas para poder sorportar cada prueba. Sé que pude haber aprendido muchas cosas más, pero el bus llegó a Trujillo y teniámos que desembarcar, y ahora me arrepiento, me arrepiento de haber bajado tan pronto de ese bus, me arrepiento de no haber cruzado palabra alguna desde el primer momento en que me senté al lado de éste gran ejemplo, todo por andar pensando en la música y el menú, sé que si lo hubiese hecho quizas tendría más anecdotas por contar. 

Estimado Javier, sé que hay una invitación pendiente a visitar Moyobamba, mi hermosa tierra de la que te hablé; de hecho la invitación sigue en pie, y espero algún día se concrete y puedas venir, y poder disfrutar de una café ñucñu ñucñu con su platanito asado y su maní molido o queso fresco; espero que esa visita no sólo sea para ello, sino que también sirva para compartir esa tu experiencia de vida y laboral, con quienes aquí se sienten derrotados, no sólo por sus discacidad, sino también por los prejuicios de la gente insensible, que sólo se dedican a criticar; y es que hasta ahora no comprendemos que las diferentes circunstancias, son oportunidades que la vida nos presenta para demostrar que cada uno tiene un don, una habilidad distinta, para desmotrar que todos somos seres especiales de gran valor, y que aunque a veces pareciera que no es así, pero estas circunstancias de la vida, son para que Dios nos demuestre su amor y para que aprendamos a aceptar su voluntad.

Finalmente, te contaré que me alegra mucho seguir recibiendo noticias tuyas, disfruté mucho de este video, pero sobre todo disfrute mucho de la marinera, de esa marinera, legado nuestro, que siento la vives en cada paso; disfruté desde otra perspectiva, de eso que decía lineas arriba, de la perspectiva del "disfrute de la vida, pese a las circunstancias". 

Que Dios te siga bendiciendo grandemente, exitos y hasta una nueva oportunidad. 



KAJOVEPI