martes, 20 de noviembre de 2018

Tarde pero, ¿llega?

Estoy seguro que en más de una ocasión hemos escuchado, e incluso la hemos pronunciado, esta famosa frase que nos dice “tarde o temprano la justicia les llegará”; no nos ha sido necesario estar involucrados dentro de un proceso judicial para mencionarla, simplemente hemos visto necesario hacerlo para los momentos que se ha creído conveniente; ya sea que se tratase de una mal proceso de calificaciones en una postulación de trabajo, o por una mal proceso resolutivo dentro de una organización, o por un mal resultado en un concurso en particular; y, cuando me refiero a “malo” no me refiero a que los resultados nos hayan jugado en contra, sino que ello fue así porque, de por medio, hubo una alteración o, en todo caso una “mala jugada”, que terminó favoreciendo a quien no se merecía el resultado y desplazando a quien sí.

En nuestro país, la esperanza sobre la “justicia” o ha sido nula o ha sido escasa; por lo general, se ha sabido de procesos en donde algunos imputados fueron absueltos; sin embargo, no podemos negar que también hubo casos en que éstos han sido condenados. Frente a las absoluciones, que desde nuestra perspectiva era injustas, siempre han generado supuesto, siendo el más frecuente, el supuesto de un acto de corrupción de funcionarios, a través de las famosas coimas.

¿Será posible que quienes tienen que impartir justicia, dejen de hacerlo a cambio de unos cuantos soles, a sabiendas que esa decisión puede afectar a la parte demanda? ¿Será posible que quienes tienen que impartir justicia, dejen de hacerlo a cambio de favores; a sabiendas que ello puede decepcionar a la población? ¿Será posible que se pueden atrever a hacerlo; a sabiendas que ello puede perjudicar el desarrollo de nuestro país? Considero que la respuesta es obvia, sí, si es posible; y básicamente lo es porque quienes cayeron en ello simplemente no tenían bien en claro el tema de “justicia”, basta con recordar los famosos CNMAudios, como y para tener un pequeño ejemplo de ¿qué es lo que estaba pasando en nuestro país?

Ahora bien, como en todo lugar y organización, así como existen malos elementos también existen buenos. Los últimos acontecimientos, alrededor de los casos de corrupción de funcionarios que involucra a ex presidentes, dueños de grandes industrias y a Keiko Fujimori; nos están diciendo que, en efecto “la justicia, aunque tarde, llega”; valdría la preguntarnos ¿de verdad les va a llegar? O ¿les llega altamente lo que ella (justicia) les pueda hacer?

Muy al margen de las decisiones que nuestro Poder Judicial y Ministerio Público puedan tomar en relación a dichos personajes, creo que un nuevo sistema judicial se está gestando; pero, por muchos esfuerzos que se hagan por la gestación del mismo, su nacimiento no será posible si es que todos y todas no somos partes del proceso de parto. 

Simplemente KAJOVEPI

martes, 13 de noviembre de 2018

Vamo a agarrar hormiga




Recuerdo que la primera vez que me fui a agarrar las famosas siquizapas (hormigas) fue hace 20 años, esa fue una experiencia inolvidable; mi prima, Juana Tejada, me embarcó en esta aventura única, tomé mis recipientes, botas, un polo y un pantalón viejo, y listo; salimos en búsqueda del caserón adecuado para atrapar a estas condenadas que, en cuanto salen de sus hormigueros buscan volar con rumbo desconocido, quizás porque saben que, si se dejan agarrar terminaran en nuestros buchis.

Aquel día salimos muy temprano, creo que ni almorzamos (algo raro en mi) y fuimos con dirección a Indañe, por el viejo camino de los Chorros de Azungue, que ahora se está aslfaltando, y, luego de caminar unos cuantos minutos, lo encontramos; allí estaba el caserón, bastante elevado, grande, con varios huecos por doquier, rodeado de pequeños arbustos; las manos nos faltaron, llenamos todos nuestros recipientes, las risas no paraban y, los gritos desesperados, producto de las picaduras de sus curuwinsis, tampoco.

Desde esa fecha hasta ayer, 10 de noviembre, no he vuelto a salir detrás de un caserón (salvo del que se encuentra, por el boulevard moyobambino); por tres simples y sencillas razones: no tenía tiempo, ni con quien ir, ni tampoco sabía a dónde ir. No es tan fácil como parece, no es que dices –oye, va a salir hormiga- y ya te vas a cualquier hueco, no cho, no es así, medio especiales son estas potoncitas, y si simplemente no quieren salir, no salen, aunque pandillees todo el día y te sientes sobre una cama de curiwinsis, a lo mucho agarrarás guachos.


Entre los meses de setiembre a diciembre de cada año, es común ver, luego de una tremenda lluvia con truenos y relámpagos y en medio de un sol abrasador, a un sinnúmero de gente dirigiéndose a las chacras; hombres y mujeres, adultos y niños, todos y todas con sus botas, sus recipientes, sus machete, sus fiambre y sus ganas de agarrar la mayor cantidad posible. Y es que ese manjar que la naturaleza nos regala, es único en su especie (que pena por los que no gustan de él). Se dice que las que salen de madrugada (que por cierto tienen una “estrellita” en la cabecita) saben distintas a las que salen por la tarde; también es sabido que, el 01 de noviembre, salen un shunto en el cementerio y sus alrededores pero esas, esas no se comen, esas se dejan ahí para que los muertitos lo hagan, después de todo, ellos(as) también son moyochos(as). Se dice, que no es lo mismo ir al mercado y comprarlas a precios caprichosos, a que seas tú quien las agarres, los tuestes y las degustes.

Así que, la próxima vez que te digan “vamo a agarrar hormiga”, no lo pienses dos veces; toma tus botas y ve, será una experiencia única; y, si ya agarraste más de una vez, no importa, porque cada agarrada es nueva, es una nueva experiencia y son nuevas hormigas. Disfrute de ese manjar en tanto se pueda, deje de ponerle veneno a la hierba, deje de deforestar, no sea angurriento y agarre costales llenos para ir a vender luego, no sea mezquino con sus caserones, permita que otros entren a su chacra y puedan agarrarlas tranquilos (ahora que si les juegan chueco, entonces mándelos a la Ronda).

Que esa vieja práctica, esa de ir en mancha, viejo, viejo, conversando, riendo, cuidándose el uno del otro, sea una práctica saludable y que fortalezca relaciones; quien sabe y entre hormigueada y hormigueada pensamos en un mejor futuro para Moyobamba.

Simplemente KAJOVEPI

martes, 6 de noviembre de 2018

¿Qué es el “arte”?


El último jueves y viernes de la semana pasada, muchos de nosotros(as) tuvimos la gran oportunidad de poder ir al coliseo cerrado Ayaymaman de Moyobamba y ver, para algunos(as) quizás por primera vez, un verdadero espectáculo de Ballet. La cita era a partir de las 7.30 p.m. pero, ya había gente haciendo cola desde las 6.00 de la tarde; fue un lleno total, y tengo la sospecha de que hubo más de uno(a) que, lamentablemente, se quedó fuera. Una vez más, la Dirección Desconcertada de Cultura San Martín, nos ha presentado un espectáculo de primera y buena calidad, y sobretodo totalmente gratis; la verdad, es que no se podía esperar más, pues ésta institución ya nos ha acostumbrado a ello, a entregarnos presentaciones (de libros, de arte, de danza o de cualquier otra presentación ligada al arte) de calidad.

Moyobamba ha respondido a la convocatoria y, ha hecho “honor” a uno de los títulos, que como ciudad tenemos, “cuna de la cultura del oriente peruano”; mientras se daba el discurso de apertura, escuché esa frase, entonces me preguntaba ¿Qué significa ser “cuna de la cultura”? ¿Qué es “cultura”? ¿Nos merecemos ese título? Es posible que tengamos una serie de respuestas a estas preguntas, algunas a favor y otros en contra, y la verdad es que no pienso armar un debate sobre ello; no en esta columna, podríamos sí, hacerlo al borde de una café, así cara a cara.

La semana pasada, el viernes para ser exactos, estuve en una ciudad cercana y, en su plaza principal; como todos los viernes, estaba un grupo de “cómicos ambulantes” montando su show; ese es un show tan pero tan trillado que, ya sabemos qué es lo que sigue luego de cada escena; la verdad es que ese tipo de shows callejeros, tienen una especie de guion común: inician haciendo alboroto para llamar a la gente luego, ridiculizan a algunos(as) de los que están allí, se hacen unos cuantos chistes en doble sentido, algunos muy subidos de tono (pese a la presencia de menores de edad), es necesario mencionar que, la mayoría de esos chistes, denigran la imagen de la mujer; otra de las cosas que se hacen, es que se aprovecha el momento para, “invitar” a una dama (de preferencia señorita y, con ciertos atributos) a “colaborar” con ellos, la colaboración no es nada “complicada”, lo único que la chica debe hacer es: pararse en el centro, fingir que es la enamorada de uno de los actores (ello implica tomarle de la mano, a veces ciertas caricias) y, que de pronto salga otro actor, vestido de mujer y que aparentemente es la “esposa” del primer actor, para montar una escena de celos que, incluye insultos para la colaboradora, y el clásico fonomímico de la canción “a esa” del Dúo Pimpinela; otra escena o rutina común, que éste tipo de show presenta es: la normalización de la violencia hacia la mujer, por lo general siempre se muestran escenas de parejas en donde hay una “mujer sufrida” y que es golpeada por su pareja pero, que ese golpe no es otra cosa más que una “muestra de amor”; no podemos dejar de mencionar que, una tercera escena común en estos shows callejeros, es la ridiculización (porque lo que hacen no es sátira) de los homosexuales. En medio de los shows, hacen un alto para pedir una “colaboración” es decir un pago voluntario, que puedas depositar en sus gorritas, como una muestra de agradecimiento o reconocimiento de su trabajo y, agárrate que si no colaboras o, tu colaboración es muy baja, te vuelven a ridiculizar pues, no estas reconociendo su “arte”.

En el mes de enero de éste año, hicimos un viaje de vacaciones a Lima, y en uno de los tantos paseos que hicimos por el famoso jirón de la Unión, pudimos ver un show distinto a los comunes, se trababa de un show de títeres, con un guion bien armado, que resaltaba la cosmovisión cultural de nuestros andes. Ese mismo show culminaba con una presentación de mimo; éste estaba dirigido a todo el público, pero tenía una mayor atención a los niños y niñas; un show familiar, con una dosis de comedia blanca, ideal para el horario y lugar en el que se estaba presentando. Nuevamente, luego del show, los actores solicitaban un pequeño aporte que, “reconozca” su trabajo. ¿Cómo no aportar si lo que estaban mostrando era un show de calidad?

Todos estos espectáculos nos muestran una forma de vida; esta ese que muestra una vida conservadora, por medio de la cual se puede hacer protestas de indignación sí, pero de manera diplomática; está esa que muestra una forma de vida machista, en donde la vida, sobre todo el de la mujer, no tiene sentido ni valor; finalmente está también ese que muestra una vida que revalora nuestros conocimientos ancestrales, una vida que resalta el amor por lo suyo.

En relación a las tres descripciones que hice, sobre esos tres tipos de espectáculo, podría preguntarme ¿Qué es el “arte”? ¿Quién es un artista? Es muy probable que, afirmes que los tres espectáculos tienen algo de arte, uno más que el otro; pero, también es probable que sólo resaltes uno de ellos; sin embargo, me atrevo a hacer un esbozo de la relación entre “arte” y “cultura”, sobre la cultura se dice que ésta es cambiante, que conforme el tiempo pasa ella se va transformando según el contexto, que esa transformación implica un estudio constante de la cultura, sus comportamientos y aportes a la sociedad; sobre el arte se dice que es cualquier actividad o producto, que tiene como finalidad expresar ideas, emociones, visión y otros, de un determinado grupo. Entonces, podemos decir que el arte, como tal, es una muestra de nuestra cultura, de ser así ¿Con cuál de esas tres “culturas” te identificas?

Simplemente KAJOVEPI