El último
jueves y viernes de la semana pasada, muchos de nosotros(as) tuvimos la gran
oportunidad de poder ir al coliseo cerrado Ayaymaman de Moyobamba y ver, para
algunos(as) quizás por primera vez, un verdadero espectáculo de Ballet. La cita
era a partir de las 7.30 p.m. pero, ya había gente haciendo cola desde las 6.00
de la tarde; fue un lleno total, y tengo la sospecha de que hubo más de uno(a)
que, lamentablemente, se quedó fuera. Una vez más, la Dirección Desconcertada
de Cultura San Martín, nos ha presentado un espectáculo de primera y buena
calidad, y sobretodo totalmente gratis; la verdad, es que no se podía esperar
más, pues ésta institución ya nos ha acostumbrado a ello, a entregarnos
presentaciones (de libros, de arte, de danza o de cualquier otra presentación
ligada al arte) de calidad.
Moyobamba ha
respondido a la convocatoria y, ha hecho “honor” a uno de los títulos, que como
ciudad tenemos, “cuna de la cultura del oriente peruano”; mientras se daba el
discurso de apertura, escuché esa frase, entonces me preguntaba ¿Qué significa
ser “cuna de la cultura”? ¿Qué es “cultura”? ¿Nos merecemos ese título? Es
posible que tengamos una serie de respuestas a estas preguntas, algunas a favor
y otros en contra, y la verdad es que no pienso armar un debate sobre ello; no
en esta columna, podríamos sí, hacerlo al borde de una café, así cara a cara.
La semana
pasada, el viernes para ser exactos, estuve en una ciudad cercana y, en su
plaza principal; como todos los viernes, estaba un grupo de “cómicos
ambulantes” montando su show; ese es un show tan pero tan trillado que, ya
sabemos qué es lo que sigue luego de cada escena; la verdad es que ese tipo de
shows callejeros, tienen una especie de guion común: inician haciendo alboroto
para llamar a la gente luego, ridiculizan a algunos(as) de los que están allí,
se hacen unos cuantos chistes en doble sentido, algunos muy subidos de tono
(pese a la presencia de menores de edad), es necesario mencionar que, la
mayoría de esos chistes, denigran la imagen de la mujer; otra de las cosas que
se hacen, es que se aprovecha el momento para, “invitar” a una dama (de
preferencia señorita y, con ciertos atributos) a “colaborar” con ellos, la
colaboración no es nada “complicada”, lo único que la chica debe hacer es:
pararse en el centro, fingir que es la enamorada de uno de los actores (ello
implica tomarle de la mano, a veces ciertas caricias) y, que de pronto salga otro
actor, vestido de mujer y que aparentemente es la “esposa” del primer actor,
para montar una escena de celos que, incluye insultos para la colaboradora, y
el clásico fonomímico de la canción “a esa” del Dúo Pimpinela; otra escena o
rutina común, que éste tipo de show presenta es: la normalización de la
violencia hacia la mujer, por lo general siempre se muestran escenas de parejas
en donde hay una “mujer sufrida” y que es golpeada por su pareja pero, que ese
golpe no es otra cosa más que una “muestra de amor”; no podemos dejar de
mencionar que, una tercera escena común en estos shows callejeros, es la
ridiculización (porque lo que hacen no es sátira) de los homosexuales. En medio
de los shows, hacen un alto para pedir una “colaboración” es decir un pago voluntario,
que puedas depositar en sus gorritas, como una muestra de agradecimiento o
reconocimiento de su trabajo y, agárrate que si no colaboras o, tu colaboración
es muy baja, te vuelven a ridiculizar pues, no estas reconociendo su “arte”.
En el mes de enero
de éste año, hicimos un viaje de vacaciones a Lima, y en uno de los tantos
paseos que hicimos por el famoso jirón de la Unión, pudimos ver un show
distinto a los comunes, se trababa de un show de títeres, con un guion bien
armado, que resaltaba la cosmovisión cultural de nuestros andes. Ese mismo show
culminaba con una presentación de mimo; éste estaba dirigido a todo el público,
pero tenía una mayor atención a los niños y niñas; un show familiar, con una
dosis de comedia blanca, ideal para el horario y lugar en el que se estaba
presentando. Nuevamente, luego del show, los actores solicitaban un pequeño
aporte que, “reconozca” su trabajo. ¿Cómo no aportar si lo que estaban
mostrando era un show de calidad?
Todos estos
espectáculos nos muestran una forma de vida; esta ese que muestra una vida
conservadora, por medio de la cual se puede hacer protestas de indignación sí,
pero de manera diplomática; está esa que muestra una forma de vida machista, en
donde la vida, sobre todo el de la mujer, no tiene sentido ni valor; finalmente
está también ese que muestra una vida que revalora nuestros conocimientos
ancestrales, una vida que resalta el amor por lo suyo.
En relación a
las tres descripciones que hice, sobre esos tres tipos de espectáculo, podría
preguntarme ¿Qué es el “arte”? ¿Quién es un artista? Es muy probable que,
afirmes que los tres espectáculos tienen algo de arte, uno más que el otro;
pero, también es probable que sólo resaltes uno de ellos; sin embargo, me
atrevo a hacer un esbozo de la relación entre “arte” y “cultura”, sobre la
cultura se dice que ésta es cambiante, que conforme el tiempo pasa ella se va
transformando según el contexto, que esa transformación implica un estudio
constante de la cultura, sus comportamientos y aportes a la sociedad; sobre el
arte se dice que es cualquier actividad o producto, que tiene como finalidad
expresar ideas, emociones, visión y otros, de un determinado grupo. Entonces,
podemos decir que el arte, como tal, es una muestra de nuestra cultura, de ser
así ¿Con cuál de esas tres “culturas” te identificas?
Simplemente
KAJOVEPI
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