El último
CENSO 2017; sí, ese que nos tuvo casi casi encerrados en nuestras casas por más
de 8 horas, ese que dejó desiertas las ciudades, ese que le devolvió la
“tranquilidad” a las calles de Lima, ese que para pagar a sus “censadores” los
ha paseado, ese que quizás aún lo sigues esperando en casa, ese del cuál muchas
empresas se aprovecharon (UCV – NAOW) para publicitar sus marcas en los
stiquers que se colocaron en nuestras casas, ese que le brindará la información
detallada (nuestros datos) a esas empresas, ese que tras la crisis
institucional por la que pasó hizo que su Director Nacional (E) renunciase, ese
que antes de que salgan los “resultados” no nos convence de los mismos…
Ese último
CENSO tuvo, entre tantas cosas, una seria denuncia por dos casos de “violencia”
contra dos mujeres; uno de ellos hacía referencia a la denuncia por un acto de violencia física en Breña – Lima; y el segundo caso fue una denuncia por violencia sexual (violación) en Villa el Salvador – Lima;
sabemos que sobre el primer caso el cuerpo de Bomberos, de la zona, fue a
brindar atención médica para luego trasladar a la víctima a la comisaría del
lugar y presentar la denuncia correspondiente.
Sobre el
segundo caso sabemos, por boca de la misma víctima y su hermano, que los
funcionarios del INEI estaban más preocupados por saber si ¿Logró o no llenar
todas las fichas?, no fueron de inmediato al “rescate” de la víctima, sino que
se demoraron más de 5 horas para la atención, y que al llegar, lejos de ser
empáticos e indignarse con el hecho, ofrecieron S/. 1 000.00 a la víctima para
que “calle”; y es que en efecto, una denuncia de tal magnitud no sólo
ensuciaría la actividad en sí (que por cierto más sucia no podría estar), sino
que también ensuciaría a la Institución; eso fue, por así decirlo, la cereza
del pastel que provocó la renuncia, cobarde, del Jefe Nacional.
Hace algunas
semanas, el portal web del diario Perú21, publicó una infonografía en la que se
indica que durante el 2016, según datos de la Policía Nacional de Perú, hubo un
total de 5638 denuncia por delitos de “Violencia Sexual”, de los cuales 3194
(56%) fueron menores de edad, así mismo se indica que 916 violaciones (16%)
fueron cometidas por un familiar; resalta también que a diario 9 adolescentes
son violadas en el país, y que San Martín es una de las regiones con más casos
de violaciones sexuales.
Luego de la
denuncia de violación sexual,
registrado durante el CENSO, el portal web de RPP Noticias publica una nueva
infonografía, en la que da cuenta que, según el Centro de Emergencia Mujer
(MIMP), entre enero y setiembre del presente año se han registrado 3125 casos
de violación sexual, de los cuales 2160 (69%) son menores de edad.
Si bien es
cierto que, estas cifras son más que alarmantes, no olvidemos que sólo estamos
hablando de casos “denunciados”, si
esa es la cifra de casos “públicos - denunciados” imagine Ud. ¿Cuántos casos
hay sin denunciar? Pero, me atrevería a preguntar ¿Por qué no se denuncian?
¿Las víctimas, sólo son mujeres? Otro hecho resaltante, de estas
#cifrasalarmantes, es que la mayoría de víctimas son “menores de edad”, una
población vulnerable, y es que claro, los más débiles son los más propensos a
sufrir cualquier tipo de atropello.
Algunas de
las cosas que aún no hemos aprendido es: Saber respetar el testimonio de la
víctima / Evitar la re-victimización de la misma / No culpabilizar a la
víctima. ¿Qué significa? Pasa que luego de la denuncia que se hizo (caso del
INEI) lejos de cuestionar al agresor y su actitud, se empezó a cuestionar a la
víctima; el primer cuestionamiento que se hizo fue ¿Es verdad lo que está
diciendo? (pese a existir un examen Médico Legal) ¿Por qué no quiere denunciar?
(como si ello fuera fácil, luego del trauma – hecho de violencia) ¿Por qué no
se publica su imagen de la denunciante? (como si ello fuera necesario). Luego
de eso, se empezó a cuestionar “el accionar” de la víctima ¿Por qué recibió la
bebida que su agresor le ofreció?
Generalmente,
cuando hablamos de casos de violación
sexual, siempre buscamos una razón para, de alguna u otra manera,
“justificar” el hecho; ¿Qué hacía andando sola en un lugar peligroso? ¿Qué
hacía vestida así? ¿Qué hacía hasta altas horas de la noche en la calle? ¿Qué
le habrá dicho? Seguro se le ha estado insinuando, y otro tipo de preguntas y
afirmaciones, como si la culpable del hecho fuese la víctima; cuando en
realidad lo que debemos tener en cuenta es que frente a un hecho de violación sexual, la víctima jamás será la
culpable.
Frente a una
situación tan dura y dramática como ésta ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos
actuar? ¿Cómo podemos responder?; creo que ello parte de casa, creo que la
educación, pero no esa que te enseña para aprobar un curso; sino la educación,
esa que te enseña a ser un ciudadano(a) de bien, es la llave para evitar este
tipo de actos; ello está ligado con hablar de “genero” (término que últimamente
ha sido satanizado en las escuelas); ello está ligado con aprender que un NO es
NO; ello está ligado con aprender a comprender que una mujer se viste como se
viste porque se siente cómoda y no porque te esté invitando a la cama; ello
está ligado con aprender que tanto hombres y mujeres tenemos los mismos
derechos y por ende las mismas responsabilidades; que estamos llamados a
construir una nueva sociedad, una sociedad inclusiva, respetuosa y valorativa;
que la construcción de esa nueva sociedad, parte por romper un sinnúmero de
prejuicios sobre el roll que cumple un hombre y una mujer en la sociedad, por
el sólo hecho de ser hombre o mujer; que la construcción de esa nueva sociedad
parte porque nosotros(as) estemos dispuestos(as) a cambiar ¿Estás dispuesto(a)?
Simplemente KAJOVEPI