martes, 10 de octubre de 2017

¡Vamos PERÚ!

Como dijera un compañero de trabajo, "soy un Ateo del Fútbol", y de eso mis amigos(as) están más que seguros; no es que dicha disciplina no me guste, de hecho mi padre, don Pedro Antonio Vela Sanchez fue dirigente futbolístico por años y hubo una ocasión en que tuve que trabajar como su secretario, tiempo en el cual me tuve que aprender de memoria el Reglamento de la FIFA, FPF y de la Liga Distrital de Fútbol de Moyobamba.

Moyobamba, tuvo una época "dorada" (según mi percepción) del fútbol, aún recuerdo como es que los encuentros deportivos entre el Club Deportivo Hospital vs el Emilio San Martín o el Club Deportivo Pesquero vs el Atlético Belén, despertaban una gran euforia en la ciudad, al punto tal que el estadio se llenaba de gente; recuerdo a los comentaristas deportivos de "Tribuna Caliente" o "Televida Deportes", sus transmisiones radiales eran todo un espectáculo.

Mi chamba consistía en: Registrar a los Jugadores, atender las solicitudes de "Cartas Pase" o "Pases Libre", actualizar la Tabla de Posiciones, actualizar la lista de jugadores con Tarjetas Amarillas o Rojas, Armar el horarios de los próximos encuentros deportivos (tu sabes, los rivales con mayor puntaje para el final del día y los de menor puntaje abrían la tarde deportiva).

En fin, mi relación con el fútbol ha sido bastante buena, aunque muchos(as) pienses lo contrario, y no los culpo, son mis opiniones las que levantan esas sospechas. Ahora me atrevo a preguntar ¿Quién de nosotros(as) jamás ha pateado una pelota de fútbol, cuando era pequeño(a)? ¿Quién jamás ha jugado una pichanga en la calle de su casa, teniendo como arco dos piedras medianas? ¿Quién no se reventado la uña dándole un puntapie al balón? ¿Quién no conoce las reglas del fútbol callejero? Aunque no lo crean, yo también jugué mis pichangas, yo también viví la emoción del "gol de oro gana", yo también fui portero y movía las piedras a mi antojo, yo también jugaba al fútbol y me emocionaba (y me -ligeramente- emociona) ver a mi selección jugar.

Uno de los partidos que más recuerdo, es cuando un grupo de muchachos decidimos jugar penales (uno frente a uno) y cada uno de nosotros habíamos asumido el papel de un equipo en particular (ese año se jugaba el Francia 98), de manera que el trofeo era un poster, hecho a mano por el dueño de la huerta, con la mascota oficial de ese mundial; para mi suerte yo ya había ganado a varios y estaba a dos "encuentros" de ganar ese trofeo, todo iba bien hasta que mi mamá, doña Blanca Pizarro Martines, llamó a comer y entonces quedé fuera de la competencia.

Hoy, Perú se juega su último partido de eliminatorias rumbo a Rusia 2018; las malas lenguas aseguran que hoy le ganamos a Colombia; yo, como buen ateo, lo dudo. Pero, de ganar el encuentro NOS VAMOS AL MUNDIAL, ya me imagino las calles de la ciudad, alborotadas de gente, el tráfico paralizado, las lágrimas corriendo como olas de mar y una algarabía que, a más de uno NO dejará dormir.

Sólo espero que esa victoria, no traiga consigo desbarajustes en el campo político; sólo espero que no se aproveche la emoción de la hinchada para: indultar a Fujimori, o seguir flexibilizando las normas ambientales, o seguir blindando a Keiko y a Alán, o que el congreso siga con sus payasadas, o que nos olvidemos de la educación y la salud (a nivel nacional); en el ámbito local, sólo espero que esa emoción no nos haga olvidar de las obras paralizadas, de los hechos de corrupción dentro del Municipio y Gobierno Regional, de la Seguridad Ciudadana (que ya no existe).

Alentemos a la selección SÍ, pero con conciencia de que hay mucho por hacer.


KAJOVEPI

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