domingo, 19 de septiembre de 2021

Les elles



Hace aproximadamente un mes, días más o días menos, participaba de un webminar internacional organizado por la UNESCO, se abordaba temas ligados a la educación y la vuelta a clases, entre ellos, “Violencia de Género” en la comunidad educativa.

En los foros o grupos en los que había participado, tenía a personas miembros de la comunidad LGTBIQ+ que trabajan con estudiantes de Educación Básica Regular (primaria y secundaria) y que, de alguna u otra forma palpan de cerca los diversos problemas, sobre todo ligados a la discriminación, de las cuales son víctimas la población estudiantil LGTBIQ+, porque sí, existen estudiantes que son parte de esa comunidad y que están exigiendo que sus derechos les sean reconocidos.

La discusión sobre ¿qué derechos es que se están vulnerando? es amplia y seguirá siendo amplia e interminable mientras no tengamos predisposición a hablar abiertamente y sin prejuicios sobre ello. Pero, además, debemos ser consiente, como ya lo dije líneas arriba, que existen, que son reales, que piensan, que sueñan, que tienen problemas, que quieren aportar para cambiar sus sociedades, es decir, están allí, peleando porque sean visibilizadxs.

Durante el segundo día del evento, me topé con una persona no binaria quien, en su nickname, colocó su nombre completo y, entre paréntesis, el pronombre “Elle”. Ya de por sí el pronombre ha sido incluido por la RAE en su observatorio de palabras (RTVE, 2020), además, ha indicado que si esa persona quiere que se le identifique de esa manera pues entonces hagámoslo.

Debo reconocer que, al principio, utilizar el pronombre “elle”, en medio de mis intervenciones, sí, me “sacaba de honda”, me descuadraba, no lo concebía como algo necesario, pero, de manera inmediata me autocorregí y empecé a hacer uso de “e” para indicar: niños, niñas, niñes, por ejemplo; y no porque sea una cuestión “moda”, sino más bien, por una cuestión de respeto frente a un grupo poblacional que por años ha venido pidiendo sean visibilizados en la sociedad, con todo lo que ello implica.

Curiosamente, en esos días, une estudiante en México, se hacía viral al exigir, entre lágrimas, a su compañero que “no le llame compañera sino compañere” pues, a decir de dicha persona, es un no binario. Sobre dicho incidente, surgieron varias versiones, por un lado, personas que afirman que no había necesidad de hacer esa “aclaración” pues el tema en discusión era otro y, por otro lado, personas que decían que sí era necesario hacerla.

Pero ¿quién es una persona “no binaria”? Según el Centro Nacional para la Igualdad Transgénero, las personas del género no binario —también conocido como genderqueer, agénero o bigénero— son aquellas que no se identifican ni con hombres o mujeres, sino que más bien cumplen con características tanto del género masculino y femenino (MILENIO, 2021).

Durante todo este tiempo se ha hablado mucho sobre el lenguaje inclusivo afirmando que lo que se está haciendo es un atropello del buen uso del lenguaje, que estamos fraguando nuevos términos solo por complacer a un determinado grupo de personas berrinchudas que si queremos ser inclusivos entonces debemos aprender braille o lenguaje de señas o similares; pero, ¿por qué nos cuesta tanto usar estos nuevos términos? ¿Por qué cuando una persona te pide le digas “elle”, lejos de respetar su decisión, optas por hacer burlas y memes al respecto? ¿tan difícil es?

Aunque no se crea, el usar ciertos términos visualiza un tema en particular, hoy por hoy, la población LGTBIQ+ están pidiendo a la sociedad que ya es tiempo de que sean consideradxs como parte de esta, que no son un adorno o un grupo estadístico más, sino que, al ser parte, adquieren derechos y recuperan ciertos derechos, ello, sin olvidarse, claro está, que también tienen responsabilidades. 

Hablan de que debemos respetar las normas de escritura para que el mensaje sea entendible, pero, nos olvidamos de que el lenguaje, como tal, es evolutivo; tal como lo menciona la revista digital Escritura Feminista, “La lengua es una adquisición cultural. Todo lo cultural es añadido y, por lo tanto, modificable por la voluntad de las personas. La lengua refleja la realidad y también la crea” (COMERCIO, 2021).

De manera que, en una próxima ocasión, antes de rasgarte las vestiduras o de optar por una actitud burlesca, mejor opta por respetar y por llamar a la persona como esta pide le llames sea “él”, “ella” o “elle”.

Simplemente KAJOVEPI