El pasado 28
de junio, como todos los años, se celebraba el “Día Internacional del Orgullo LGTBI”; fecha que
recuerda los disturbios ocurridos en 1969 en Stonewall,
un pub ubicado en el barrio Greenwich Village de Nueva York, y que es
considerado como el inicio del movimiento de liberación homosexual. Estas
manifestaciones pro transexual y homosexual, derivaron en violentos
enfrentamientos contra una redada policial en la madrugada de un 28
de junio, siendo este el hito lo que selló el comienzo de una
lucha contra un sistema que los perseguía por su sexualidad e
identidad.[1]
En el marco
de esa celebración, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, decidió
publicar una foto con el emblema característico de la población (un arcoíris),
como quien les saludaba por su día; dicha foto, videos testimoniales,
reflexiones, collages y otras publicaciones similares (incluidas fotos de
perfil personalizadas) han sido reposteadas durante todo el día. Habían quienes
los saludaban, pero también había gente que aprovechaba el momento para
expresar su “identidad sexual”; y no faltó quienes recriminaban el acto, es
rescatable que algunos lo hacían con expresiones alturadas (ello, en cierta
medida promueve el respeto) pero había quienes se manifestaban de la peor
manera, dejando ver sus niveles de odio y homofobia.
Casi al
finalizar el día, vi que uno de mis contactos (opositor acérrimo de la
comunidad LGTBI), reposteaba la foto del MINJUS diciendo algo como “¿Es posible que el MINJUS destine nuestros
impuestos para esto?”; me pareció que el comentario era totalmente
desatinado, entonces opté por indicarle “la población LGTBI, también pagan sus
impuestos”. Obviamente esa respuesta no fue tan bien recibida, y
entonces nos fuimos a una conversación interna.
¿Es posible
que pensemos, que por el hecho de ser una población LGTBI, nuestros “impuestos”
no pueden ser destinados para saludarlos por su día? ¿Es posible que pensemos,
que por el sólo hecho de ser una población LGTBI, debemos excluirles de la
sociedad? ¿Es posible que pensemos, que para poder acceder a cualquier otro
beneficio o que para que se respeten sus derechos, primero deben dejar de ser
parte de los LGTBI? ¿Hasta cuándo vamos a pensar en que los LGTBI son la “lacra
de nuestra sociedad? ¿Qué nos hace falta para lograr ser una comunidad
respetuosa?
Uno de los
argumentos que he escuchado, de manera continua, es que poco a poco nos estamos
perdiendo; es que poco a poco estamos dejando que Perú se convierta en una
especie de Sodoma o Gomorra; y todo por culpa de ¿quién?; según estos
argumentos, por culpa de la población LGTBI, porque dicha población está
buscando implantar “ideologías” (inexistentes) en los colegios, porque la
aprobación de las nuevas normas, responde a supuestos intereses internacionales
e incluso a determinadas ONG’s.
Pero, no nos
damos cuenta que nuestra sociedad está como está, no por culpa de una población
en particular, sino por culpa de nosotros mismos; porque de pronto buscamos
jugarle chueco al país a fin de no pagar nuestros impuestos; porque de pronto,
salimos a las calles y tiramos la basura en dónde sea, y porque además, cuando
salimos con nuestras mascotas no limpiamos sus restos fecales; porque de pronto
estamos más interesados en que si Nicola Pocella regresó o no con Angie
Arizaga, antes de preocuparnos por la educación de nuestros hijos e hijas;
porque de pronto inflamos los precios de la medicina, para llenar mis
bolsillos, y dejar sin una buena salud a las poblaciones alejadas; porque de
pronto, cuando estamos apurados, nos pasamos las luces rojas del semáforo, y
cuando hay operativos, avisamos en las redes sociales, a fin de que el resto
“no caiga” y nos consideren los héroes; porque de pronto somos tan vivazos que,
antes de hacer un trámite regular, preferimos pagar bajo la mesa, a fin de
poder acceder a determinados servicios, puestos de trabajo o licitaciones de
obras; porque de pronto, optamos por gritar con más emoción y ahínco los goles
de Guerrero en el mundial, antes que salir a las calles y exigir justicia por
las mujeres asesinadas o niñas violentadas sexuales; y así otras cosas más.
Sin embargo,
año a año, la población LGTBI sale a las calles a marchar, y aún en medio de
esa marcha, se exponen a ser violentados, son insultados y recriminados. Año a
año, la población LGTBI se ve obligada a mendigar un poco de atención. Año a
año, la población LGTBI, está dispuesta a enseñarnos que con amor y tolerancia,
podemos lograr una sociedad mucho más justa.
Simplemente
KAJOVEPI
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