Ricardo Arjona, cantante guatemalteco, odiado
por algunos y querido por otros; en una de sus tantas canciones escribió:
<<…porque
hablar y escribir sobre Jesús es redundar, sería mejor actuar | luego, algo me
dijo que la única forma de no redundar es decir la verdad | decir que a Jesús
le gusta que actuemos no que hablemos | decir que Jesús es más que cinco letras
formando un nombre | decir que Jesús es verbo y no sustantivo…>>
El
fin de semana último, ha servido a más de uno para reflexionar respecto del amor de Dios para con ellos/as y, para que
al mismo tiempo renovar nuestros
compromisos en la difusión de su evangelio. A simple vista esta es una
tarea bastante sencilla pero, la verdad es que no lo es; imagine usted, tener
que predicar el evangelio de nuestro Señor, ese evangelio que habla de amor, mientras catapultamos a la población LGTBI o pedimos a nuestras autoridades que expulsen
a los/as migrantes venezolanos.
Todos
los años pasa lo mismo, por lo general, nos acordamos de Dios en dos épocas; en
la época de su nacimiento, sí, en esas fechas en dónde la gula y la vanidad reinan en nuestro corazones y traen a relucir
una competencia vana por demostrar quién tiene el mejor adorno navideño o quien
tiene el mejor regalo o la mejor cena. La otra época en que nos acordamos de la
familia Divina, es justamente en estos días de Semana Santa, días en los que nuestra hipocresía se ve reflejada
hasta los tuétanos.
Sobre
Jesús, se ha dicho muchas cosas,
desde que sólo fue un líder más del montón pero, como tuvo bastante acogida se
convierte en el más importante de la historia; se dijo también que era un
revolucionario para su época y, por lo tanto, su muerte es justificable; se
dice que es, lo que ahora llamamos, un influencer; se dice que no es el mesías;
y, también se dice que es por su acto de amor incalculable, de ese amor que no
tiene precio, de ese amor que hizo que fuera a la cruz, pese a que en un
momento quiso “pasar de él esa copa”, es que tenemos salvación.
¿qué
tan revolucionario fue Jesús en ese
momento? No les podría decir pero, piense un momento en un tipo que viene a
este mundo e inicia su ministerio con personajes que, no necesariamente eran
bien vistos en la sociedad; que cuando sale a caminar, se le ocurre tocar a
gente enferma y darles una calidad de vida, sin importar si eso lo hace
cualquier día o si lo hace en el día de reposo; que cuando tiene a acusadores al
frente de él, aboga a favor de una mujer adúltera; que no impide que los niños
se le acerquen; que cuando llega al templo y ve que se están haciendo negocios
indebidos dentro de ella, cualquier parecido con la realidad es pura
coincidencia, no tiene reparos en botarlos de allí; que cena en casa de un
publicano, al tiempo en que permite que una mujer prostituta le lave los pies
con un perfume caro y que los seque con sus cabellos; que incluso es capaz de
perdonar los pecados, en medio de su agonía, a su compañero de muerte. La
verdad es que no estoy muy seguro si estas acciones, son propias de un
revolucionario o, son necesarias para romper estereotipos y prejuicios, a fin
de poder establecer las bases que puedan sentar ese nuevo reino, del cual
muchas veces nos habló.
Recientemente
estuve escuchando a Santiago Benavides, quien en una de sus canciones, Mira Dime Dónde, concluye diciendo:
<<…la
religión puede ser muy bonita y de buen modo pero, con todo respeto es fachada
del demonio si no lleva al sacrificio para servirle a los otros…>>
Ahora,
imagine que si Jesús estuviese en
nuestros tiempos, si Jesús viviese en nuestros días, si fuera un peruano como nosotros; y, se le ocurre organizar una cena
¿Quiénes creen que serían sus invitados? Bueno, yo imagino que parte de los
mismos, serían los ahora cuestionados funcionarios del Ministerio de Educación,
sí, esos que supuestamente promueven la ideología de género en los textos
escolares; me imagino a Cesar Hinostroza, a Oviedo, a Becerril y otros
implicados, entrando por una de las puertas del local, para ocupar su lugar en
la mesa; veo llegar a cada uno de los expresidentes, desde Fujimori hasta PPK,
llegando en sus camionetas blindadas y con sus personales de seguridad, para
participar de la cena; de hecho que la población LGTBI tendría un espacio en
el, representados por Susel Paredes, Ricardo Moran, Beto Ortis o Bruno Pinasco;
tampoco podría faltar Abimael Guzmán o cualquier otro criminal de su tipo; en
la mesa siempre va a haber lugar, ¿quisieras ocuparlo?
Simplemente
KAJOVEPI
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