El Registro
Único de Víctimas, es el listado oficial de quienes fueron víctimas (valga la
redundancia), directas o indirectas, en éste listado se registran todos/as
aquellos/as que sufrieron algún tipo de afectación: Fallecimiento, Desaparición
Forzada, Reclutamiento Forzoso, Violación y Violencia Sexual, Tortura,
Desplazamiento, entre otro; durante el periodo del Conflicto Armado Interno,
periodo registrado entre mayo de 1980 a noviembre del 2000. Luego de que el/la
declarante rinde su testimonio, en unos formatos a modo de declaración jurada,
éste es elevado al Consejo de Reparaciones (entidad responsable del RUV),
quienes evalúan cada uno de los casos y, posterior a ello emiten el
“Certificado de Acreditación” correspondiente, certificado con el cuál el
Estado reconoce que dicha persona ha sido víctima y, según el tipo de
afectación corresponde una reparación; vale precisar que, si bien es cierto en
el RUV figuran todas las víctimas sin importar el victimario o si la víctima
fue o no responsable de los hechos de violencia; sin embargo, no todos los que
figuran en la lista acceden a una reparación por parte del Estado. Por otro
lado la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN) es la entidad responsable
del otorgamiento de las reparaciones individuales y colectivas, según el tipo y
grado de afectación. Todas estas acciones se enmarcan en la implementación de
la Ley 28592, Ley que crea el Plan Integral de Reparaciones, que fue una de las
recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
La primera
vez que visité Sauce fue a finales del 2010, en aquella época me desempeñaba
como Coordinador Regional de la “Campaña de Recojo Final de Testimonios de Víctimas
del Conflicto Armado Interno”, mi tarea era la de visitar varias comunidades de
la región San Martín y, junto a un equipo de trabajo, identificar a aquellas
víctimas del Conflicto Armado Interno (comúnmente conocida como la “época del
terrorismo”) e invitarlas a contarnos sus testimonios, para así poder
registrarlos en el Registro Único de Víctimas (RUV).
Llegar a
Sauce no fue fácil; su accidentada ruta de acceso, ruta que pasaba por un
botadero de basura; la larga espera en el puerto para poder surcar el río en
balsas; sus polvorientas calles; la baja oferta de servicios hoteleros y
gastronómicos, me decían que algo andaba muy mal. Pero, cuando llegué a Sauce y
pude, desde la cima de su entrada, divisar su hermosa “Laguna Azul”, me quedé
impresionado con ella, mientras me preguntaba ¿Cómo es posible que una ciudad
con una laguna tan bella, que turísticamente puede ser explotada, esté
prácticamente en el olvido? En fin, ya habíamos llegado con mi equipo de
trabajo y, luego de visitar a las autoridades correspondientes y presentarnos
como se debe; diseñamos un plan de intervención de las comunidades que
visitaríamos durante ese corto periodo de 3 días. Una de las comunidades que
visité fue el Centro Poblado 02 de Mayo, ubicado a 10 minutos de Sauce, mi
tarea de recoger la mayor cantidad de testimonios se mantenía, y fue gracias a
esa noble tarea, en que encontré respuesta a mi pregunta.
Pablo, nombre
ficticio de una de las víctimas que registré, se me acercó para contarme su
testimonio; entre sus manos llevaba su documento de identidad, la partida de
nacimiento de su hijo (quien fue asesinado) y la declaración jurada de tres
testigos. Resulta que, en el año de 1992 tanto el Movimiento Revolucionario
Túpac Amaru (MRTA) como el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso (SL)
habían tomado “posesión” de estas tierras, por su parte el Estado, como una
estrategia de contra ataque, instaló una Base Militar en la ciudad; los
enfrentamientos eran casi seguidos. Pablo me contaba que para esa época Sauce
estaba floreciendo en la región, estaba posicionándose turísticamente, la gente
deseaba venir a pasar unos días a la ciudad, y las inversiones se estaban
notando; sin embargo, estos enfrentamientos constantes entre el Ejército, el
MRTA y SL ponían en zozobra a la ciudad, la gente dejó de venir, las
inversiones se alejaron y poco a poco Sauce se fue quedando en el olvido, y
desde esa fecha, hasta ese año, le estaba costando reponerse.
La tarde del
19 de febrero de 1992 (si la memoria no me falla), en el Centro Poblado 02 de
Mayo, hubo un enfrentamiento entre el Ejército y el MRTA; los disparos venían
de un lado a otro, la gente se encerró en sus casas mientras las balas
impactaban sus paredes; Pablo y su hijo estaban regresando de su chacra, al
llegar al lugar del enfrentamiento quisieron ponerse a buen recaudo, sin
embargo una de las balas logró alcanzar al hijo de Pablo, provocándole una
muerte casi instantánea, otra bala rosó el cuerpo de Pablo, dejándolo herido;
el tiroteo siguió una hora más, hasta que ambos bandos se rindieron; el MRTA se
refugió en el espeso bosque y el ejército regresó a su base, y en el medio,
quedaron los muertos y heridos de ese fatídico día.
El año
pasado, con motivo de celebrar mi cumpleaños y siguiendo mi tradición de realizar
viajes solitarios; quise regresar a Sauce, y así lo hice, tomé mis maletas y me
enrumbé a ésta ciudad; su ruta de acceso es otra y menos accidentada, y ya no
pasas por el botadero de basura; la espera en el puerto se mantiene; el famoso
trimarán, que se construyó en la época de César Villanueva, ahora es un latón
viejo, olvidado en una de la orillas del río Huallaga; la ciudad ha ido
mejorando de a pocos, hay más oferta de hoteles y restaurantes; algunos de esos
hoteles son de lujo, cuyas tarifas oscilan entre 300 a 600 soles la noche en
una habitación simple o matrimonial y se ubican en los alrededores de la laguna;
y aunque algunos piensen que Sauce es una ciudad para un ida y vuelta, yo les
puedo asegurar que un día no basta para recorrer y disfrutar de todos sus
atractivos turísticos.
Uno de los
días en los que estuve allí, salí de pesca por la mañana; quién iba a imaginar
que mi guía pesquera, sería una víctima del Conflicto Armado Interno; mientras
pescábamos recordábamos esos años, ella recordaba lo vivido en carne propia y
yo recordaba las historias recogidas, el silencio de la Laguna nos invitaba a
meditar y a reflexionar sobre los daños que ese periodo nos dejó; una de las
cosas que mi guía me decía era que <<…ahora
son nuevos tiempos, nuevas épocas, nuevos desafíos, ahora es un tiempo de
paz…>>
Flor de la Esperanza |
Entonces me
acordé de las historias de dolor que recogí en Sauce, me acordé de sus
víctimas; me acordé de Pablo, quien 7 años atrás me decía <<…recuperarnos va a costar y va a tomar su tiempo, pero lo
vamos a lograr…>>
Simplemente
KAJOVEPI
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