lunes, 8 de enero de 2018

Sauce y la Flor de la Esperanza

El Registro Único de Víctimas, es el listado oficial de quienes fueron víctimas (valga la redundancia), directas o indirectas, en éste listado se registran todos/as aquellos/as que sufrieron algún tipo de afectación: Fallecimiento, Desaparición Forzada, Reclutamiento Forzoso, Violación y Violencia Sexual, Tortura, Desplazamiento, entre otro; durante el periodo del Conflicto Armado Interno, periodo registrado entre mayo de 1980 a noviembre del 2000. Luego de que el/la declarante rinde su testimonio, en unos formatos a modo de declaración jurada, éste es elevado al Consejo de Reparaciones (entidad responsable del RUV), quienes evalúan cada uno de los casos y, posterior a ello emiten el “Certificado de Acreditación” correspondiente, certificado con el cuál el Estado reconoce que dicha persona ha sido víctima y, según el tipo de afectación corresponde una reparación; vale precisar que, si bien es cierto en el RUV figuran todas las víctimas sin importar el victimario o si la víctima fue o no responsable de los hechos de violencia; sin embargo, no todos los que figuran en la lista acceden a una reparación por parte del Estado. Por otro lado la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN) es la entidad responsable del otorgamiento de las reparaciones individuales y colectivas, según el tipo y grado de afectación. Todas estas acciones se enmarcan en la implementación de la Ley 28592, Ley que crea el Plan Integral de Reparaciones, que fue una de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

La primera vez que visité Sauce fue a finales del 2010, en aquella época me desempeñaba como Coordinador Regional de la “Campaña de Recojo Final de Testimonios de Víctimas del Conflicto Armado Interno”, mi tarea era la de visitar varias comunidades de la región San Martín y, junto a un equipo de trabajo, identificar a aquellas víctimas del Conflicto Armado Interno (comúnmente conocida como la “época del terrorismo”) e invitarlas a contarnos sus testimonios, para así poder registrarlos en el Registro Único de Víctimas (RUV).

Llegar a Sauce no fue fácil; su accidentada ruta de acceso, ruta que pasaba por un botadero de basura; la larga espera en el puerto para poder surcar el río en balsas; sus polvorientas calles; la baja oferta de servicios hoteleros y gastronómicos, me decían que algo andaba muy mal. Pero, cuando llegué a Sauce y pude, desde la cima de su entrada, divisar su hermosa “Laguna Azul”, me quedé impresionado con ella, mientras me preguntaba ¿Cómo es posible que una ciudad con una laguna tan bella, que turísticamente puede ser explotada, esté prácticamente en el olvido? En fin, ya habíamos llegado con mi equipo de trabajo y, luego de visitar a las autoridades correspondientes y presentarnos como se debe; diseñamos un plan de intervención de las comunidades que visitaríamos durante ese corto periodo de 3 días. Una de las comunidades que visité fue el Centro Poblado 02 de Mayo, ubicado a 10 minutos de Sauce, mi tarea de recoger la mayor cantidad de testimonios se mantenía, y fue gracias a esa noble tarea, en que encontré respuesta a mi pregunta.

Pablo, nombre ficticio de una de las víctimas que registré, se me acercó para contarme su testimonio; entre sus manos llevaba su documento de identidad, la partida de nacimiento de su hijo (quien fue asesinado) y la declaración jurada de tres testigos. Resulta que, en el año de 1992 tanto el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) como el Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso (SL) habían tomado “posesión” de estas tierras, por su parte el Estado, como una estrategia de contra ataque, instaló una Base Militar en la ciudad; los enfrentamientos eran casi seguidos. Pablo me contaba que para esa época Sauce estaba floreciendo en la región, estaba posicionándose turísticamente, la gente deseaba venir a pasar unos días a la ciudad, y las inversiones se estaban notando; sin embargo, estos enfrentamientos constantes entre el Ejército, el MRTA y SL ponían en zozobra a la ciudad, la gente dejó de venir, las inversiones se alejaron y poco a poco Sauce se fue quedando en el olvido, y desde esa fecha, hasta ese año, le estaba costando reponerse.

La tarde del 19 de febrero de 1992 (si la memoria no me falla), en el Centro Poblado 02 de Mayo, hubo un enfrentamiento entre el Ejército y el MRTA; los disparos venían de un lado a otro, la gente se encerró en sus casas mientras las balas impactaban sus paredes; Pablo y su hijo estaban regresando de su chacra, al llegar al lugar del enfrentamiento quisieron ponerse a buen recaudo, sin embargo una de las balas logró alcanzar al hijo de Pablo, provocándole una muerte casi instantánea, otra bala rosó el cuerpo de Pablo, dejándolo herido; el tiroteo siguió una hora más, hasta que ambos bandos se rindieron; el MRTA se refugió en el espeso bosque y el ejército regresó a su base, y en el medio, quedaron los muertos y heridos de ese fatídico día.

El año pasado, con motivo de celebrar mi cumpleaños y siguiendo mi tradición de realizar viajes solitarios; quise regresar a Sauce, y así lo hice, tomé mis maletas y me enrumbé a ésta ciudad; su ruta de acceso es otra y menos accidentada, y ya no pasas por el botadero de basura; la espera en el puerto se mantiene; el famoso trimarán, que se construyó en la época de César Villanueva, ahora es un latón viejo, olvidado en una de la orillas del río Huallaga; la ciudad ha ido mejorando de a pocos, hay más oferta de hoteles y restaurantes; algunos de esos hoteles son de lujo, cuyas tarifas oscilan entre 300 a 600 soles la noche en una habitación simple o matrimonial y se ubican en los alrededores de la laguna; y aunque algunos piensen que Sauce es una ciudad para un ida y vuelta, yo les puedo asegurar que un día no basta para recorrer y disfrutar de todos sus atractivos turísticos.

Uno de los días en los que estuve allí, salí de pesca por la mañana; quién iba a imaginar que mi guía pesquera, sería una víctima del Conflicto Armado Interno; mientras pescábamos recordábamos esos años, ella recordaba lo vivido en carne propia y yo recordaba las historias recogidas, el silencio de la Laguna nos invitaba a meditar y a reflexionar sobre los daños que ese periodo nos dejó; una de las cosas que mi guía me decía era que <<…ahora son nuevos tiempos, nuevas épocas, nuevos desafíos, ahora es un tiempo de paz…>>

Flor de la Esperanza
Luego de pescar retorné a mi hotel y ya por la tarde pude visitar “Puerto Azul” para ver sus artesanías y, me volví a encontrar con mi guía y su pareja, quien es un experto en el diseño de souvenirs; él me regaló una flor, y que hoy, en mi primer artículo del año, quiero presentarles, esa es la Flor de la Esperanza, una flor que la parte de arriba nos recuerda los años de dolor; su base nos indica que hay un camino nuevo por recorrer y que depende de cada quién cómo lo recorre y la piedra del centro representa la esperanza y las energías para recorrer ese nuevo camino.  

Entonces me acordé de las historias de dolor que recogí en Sauce, me acordé de sus víctimas; me acordé de Pablo, quien 7 años atrás me decía <<…recuperarnos va a costar y va a tomar su tiempo, pero lo vamos a lograr…>>


Simplemente KAJOVEPI

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