Como todos
los años, durante el mes de diciembre, siempre vienen a nuestra memoria (al
menos para la mayoría de la población) recordar el nacimiento de Jesús; y
entonces, en el marco de tan solemne festividad se organizan reuniones
familiares, que motivan el reencuentro, la armonía y paz entre quienes asisten
a las mismas, al menos ese es el ideal. Sin embargo, en los últimos años, ésta
fiesta poco a poco dejó de ser conmemorativo y se ha vuelto más en una
oportunidad para promover el consumismo, las riñas por quién tiene más y
ostentar cuanto lujo sea posible, mediante los regalos, vestidos de gala y la
gran cena de la noche buena.
Hace algunas
semanas, la iglesia a la que todavía creo pertenecer, publicaba en sus redes
sociales, una foto de perfil cuyo diseño incluía la foto del gordito bonachón
(Papá Noel) y su saco lleno de regalos; y entonces me pregunté ¿será posible
que una iglesia que debe promover el amor, la vida y la paz, tenga como foto de
perfil al gordito bonachón que promueve el consumismo? Y no es que quiera ser
un “grinch” pero, ¿qué es lo que buscamos celebrar en estas fechas? ¿Qué es lo
que buscamos rescatar? ¿Cuál es el mensaje que queremos dar?; hablamos de
conmemorar el nacimiento de Jesús, y entonces me pregunto ¿en qué
circunstancias nació él? Y ¿en qué circunstancias creemos que nació? Si Jesús
viviera en nuestros tiempos, o en todo caso, volvería a nacer ¿en qué
circunstancias nacería?
En ésta ocasión
quiero enfocarme un poco, en éste último punto, el de llenar nuestra casa de
“adornos navideños”, no hablaré de mi casa ni de ninguna otra en particular,
sino que me referiré a las plazas principales. La semana pasada estaba en la
ciudad de Tarapoto, cuya plaza se estaba llenando de luces y otros detalles,
aparentemente éste año, como el año anterior, tendrán la plaza más iluminada en
la región. Ahora me encuentro en la ciudad de Yurimaguas, y tiene una plaza
preciosa, luces y adornos por todo lado, y lo más resaltante de todo ello es
que parte de la decoración de la misma ha estado a cargo de varias empresas e
instituciones que han querido “adoptar” un árbol o un cuadrante, para ello. No
puedo decir mucho sobre la plaza de mi querida Moyobamba, porque hasta la
madrugada del 14 de diciembre (fecha en la que salí de viaje) ésta se lucía
opaca, sin arreglos y mucho menos sin luces; lo más seguro es que al paso en
que van, es probable que los arreglos se terminen de hacer para el próximo año
nuevo; ahora, también es probable que para hoy sábado 18, ya esté todo listo,
pero aun así me fijaría en la calidad de los acabados y la decoración de la
misma.
El problema
no es decorar una casa, oficina o plaza; el problema es la cantidad de fondos
que se destinan para ello; según fuentes periodísticas, se dice que para los
arreglos en la plaza de armas de Moyobamba se han destinado diecisiete mil
soles del erario público, la plaza de armas de Tarapoto ha costado cerca de
veinte mil soles, y para el caso de la de Yurimaguas un promedio de quince mil.
Nuevamente, no quiero parecer grinch pero ¿es necesario destinar tanto dinero
para algo tan vano? ¿Es necesario gastar tanto dinero para algo que no tiene
mucha repercusión en el desarrollo de la ciudad? ¿Cuál es el nivel de
importancia que tiene un árbol navideño en media plaza?; no digo que ello esté
mal, y lo repito, lo que está mal o en todo caso es cuestionable, es la
cantidad de recursos que se destine para ello.
Es curioso;
pero, cuando la gente dice que celebra o conmemora el nacimiento de Jesús, ¿a
qué Jesús nos referimos? ¿Estamos hablando de ese Jesús, quien teniéndolo todo,
nació en medio de la pobreza y en medio de un pesebre pestilente? ¿Cómo es que
vivimos o vemos ésta conmemoración?
Muchas veces,
en éste tipo de fiestas, sacan nuestro espíritu consumidor y nos endeuda hasta
más no poder; muchas veces éste tipo de fiestas, lejos de acercarnos a nuestras
familias, nos aleja más de ella; muchas veces, para estas fiestas, hacemos más
gastos que de lo costumbre, y muchos de esos gastos se reflejan en cosas que ni
siquiera las necesitamos, si no, en simples vanidades. Creemos que es más
importante comer un pavo con su buen vino, su panetón, su chocolate y otras
exquisiteces; cuando lo ideal sería compartir con quienes no tienen; creemos
que es más importante comprar el regalo más caro posible, cuando lo que
realmente interesa es que regalemos con el corazón en la mano; creemos que es
más importante ostentar el mejor vestido, cuando lo que realmente importa es que
todos(as) tengamos abrigo; creemos que lo más importante es llenar la casa de
luces y todo tipo de arreglos navideños, cuando lo que realmente importa es que
dentro de ella exista un verdadero calor de amor.
Y entonces,
en ésta próxima navidad ¿qué celebrarás?
Simplemente
KAJOVEPI
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