En el
transcurso de ésta semana se difundió una nota sobre un presunto “intento de
violación” contra una señorita por parte de su profesor de la universidad;
luego de la difusión de la nota periodística hubieron muchos comentarios sobre
lo acontecido, lo cual no debe ser
extraño, sin embargo, la mayoría de dichos comentarios, lejos de “defender” o
en todo caso respaldar la denuncia de la posible víctima, fueron para
cuestionar algunas de las acciones y/o decisiones que ella tomó, previo a
encontrarse con ésta situación.
Un poco para
hacer memoria del caso, resulta que la señorita, a quien llamaremos Lupita, es
estudiante de la Universidad César Vallejo – sede Moyobamba, pues bien, por
diversas razones, Lupita desaprobó uno de sus cursos, entonces creyó que
conversando con su profesor podía solucionar el problema, de manera que fue con
él y le dijo que quería salvar el curso,
el profesor, lejos de recordarle los procedimientos administrativos para éste
tipo de casos, invitó a Lupita a comer en un restaurante cerca, ya estando en
el restaurante el profesor pidió unas cuantas cervezas (para “amenizar la
conversa”), y luego de comer y estando los dos bebidos, Lupita seguía
insistiendo en querer recuperar el curso; el profesor propone a Lupita ir a su
habitación; Lupita, lejos de rechazar la invitación (quizás por miedo, por
ingenua, por maliciosa, por desesperada, por la razón que fuese) decidió ir con
él; ya estando en la habitación, el profesor intenta abusar sexualmente de ella (eso dice la nota periodística, la misma
que se rescata de una denuncia policial); cuando el profesor reacciona sobre su
accionar, decide cambiar la situación
y propone a Lupita ser enamorados,
ella sale de la habitación, va y cuenta lo sucedido a sus padres y estos la
acompañan a hacer la denuncia correspondiente.
Como dije al
inicio de éste artículo, cuando la nota salió en los medios, muchos de los
cibernautas (por no decir el 90%) cuestionó el accionar de Lupita, pues en resumidas cuentas decían: “Ella tiene la culpa / si aceptó ir al
cuarto del profe, ya sabía a lo que iba / Por qué pues no estudia / Eso
queriendo ha ido / Nadie la obligó a ir a su habitación / Aquí hay chantaje /
¿Cómo puede ser violación si ella primero lo permitió y luego se desanimó? /
Está mintiendo / Tiene 18 años, ya es mayor de edad, no es una niña como y para
que la engañen...”
Para ser
sinceros, no es novedad que éste tipo de comentarios salgan a flote, cuando de
casos de violación se trata, ya que por lo general siempre se va a cuestionar a
la víctima (Lupita) y a solapar la actitud del victimario (el profesor); es
más, el victimario hasta podría afirmar que todo fue consentido, todo con el fin de seguir humillando a la víctima;
porque, por muy mayor de edad que sea o por muy niña, ella es una víctima y él
su victimario; ella es la que merece protección y él merece sanción.
Sin embargo,
lo que llamó mi atención fue el comentario de una amiga y promoción del
instituto, ella inició sus comentarios preguntándome ¿cuáles eran los pasos a
seguir para recuperar un curso desaprobado?, luego de mi respuesta, ella, en
cierta medida justificó la actitud del profesor, en pocas palabras decía que:
si éste hizo lo que hizo, fue porque ella se lo permitió; que si éste llegó a ese
nivel, fue porque ella se fue a buscarlo; y que finalmente lo entendamos, total
“es hombre”, cuando hizo esa
conclusión, no lo podía creer ¿será posible que nosotros los hombres, por el
sólo hecho de ser “hombres”, tenemos carta blanca para dar rienda suelta a
nuestros deseos más carnales? ¿Será posible que nosotros los hombres, por el
sólo hecho de ser “hombres”, podemos andar por las calles libremente acosando a
cuanta mujer pase por nuestro lado? ¿Será posible que nosotros los hombres, por
el sólo hecho de ser “hombres”, podemos tomar a cuanta mujer creamos
conveniente y hacer con ellas lo que queramos? ¿Será posible que nosotros los
hombres, por el sólo hecho de ser “hombres” podemos hacer todas esas cosas? ¿Quién
nos ha dado el poder, para tomar decisiones sobre el cuerpo de otra persona
(sea hombre o mujer)? ¿Es posible que, en algún momento determinado de nuestras
vidas, aprendamos a entender que un NO es un NO? Este caso, como los otros que
existen, no pueden solucionarse con ésta frase “es hombre” ¿y eso qué?; por
sobre ésta premisa (es hombre), está la premisa de que somos SUJETOS DE
DERECHOS (seas hombre o mujer).
En éste caso
en particular, es cierto que existe una responsabilidad compartida ¿en qué
sentido? En Lupita por no esforzarse en sus estudios (aunque ciertas
circunstancias nos llevan a éstas otras –desaprobar un curso-), su
responsabilidad también recae por querer “arreglar” el curso con una
conversación con su profesor, ya que para ello existen medios que la misma
universidad, o cualquier otro centro de estudios, te ofrece; es cierto que ella
no debió haber aceptado esa invitación, menos la cerveza y menos ir a su
habitación, porque éstas actitudes sólo rompen los niveles de relación
“docente-alumno”; sin embargo, y aún ella haya querido inicialmente (lea bien
esto), aún ella haya querido “solucionar de esa manera su nota” (es decir
acostándose con su profesor); aún en esa circunstancia, si a último momento
desiste y ya no quiere, pero es forzada a hacerlo o se intenta hacerlo; aún en esa
circunstancia, ella seguirá siendo la víctima, puesto que se abolió su
decisión.
En el caso de
“el profesor” su responsabilidad es aún mayor ¿Acaso no sabe que por muy amigos
que pueda ser con sus alumnos(as) siempre debe existir una relación de respeto?
¿Acaso no le hubiese sido más fácil, recordarle (a Lupita, frente a su
propuesta de conversar), que existen los medios que la universidad ofrece? ¿Acaso
era necesario invitarle a comer, beber y a su habitación para “ver una
posibilidad de solucionar la nota”? ¿Qué nivel de ética y profesionalismo se
demuestra con éste accionar? ¿Qué estamos enseñando a nuestros alumnos? ¿Qué
todo es “sobornable”? ¿Por qué le fue, bastante simple, invitarla a comer,
beber y a su habitación? Es más, yo me atrevería a preguntar ¿Será la primera
vez que se encontró con éste tipo de situaciones? Y si no fue la primera vez ¿Cómo
las solucionó las veces anteriores?
Si bien es
cierto que: toda persona es inocente
hasta que se demuestre lo contrario y por lo tanto no podemos adelantar juicios;
sin embargo, esta ocasión se está haciendo la valuación sobre, una denuncia
policial y un testimonio real (desde el punto de vista de la víctima); es una
valuación sobre un caso en particular; pero, que muestra reacciones muy comunes
frente a situaciones similares. Entiéndase que la valuación que se está
haciendo es sobre “el reaccionar de la población”.
Éste artículo
lo único que ha buscado hacer, es cuestionar
la actitud de quienes nos prestemos a opinar sobre la situación; no está en
nuestras manos dar un veredicto final (de hecho aquí no se hizo ello) ya que de
ello es responsable la justicia, luego de todo un proceso de investigación; pero,
si está en nuestra en nuestras manos el ¿Cómo reaccionamos frente a situaciones
similares? ¿De qué lado estás?
Simplemente
KAJOVEPI
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