La Iglesia Evangélica
Presbiteriana de Moyobamba acaba de cumplir 100 años de vida congregacional,
100 años “predicando” el evangelio de múltiples formas, sembrando la semilla de
la fe, esa que cuando fecunda en tu ser, te hace entender que necesitas ser
transformado y que mereces una vida nueva.
Como ya lo han recordado propios
y extraños, la historia de la iglesia se remonta a 1922 cuando dos misioneras,
Annie Soper y Roda Gould, enfermeras ambas, aceptaron la invitación de venir a
servir al Señor por estos lares. Más de una publicación nos indica que su viaje
no fue el todo agradable, sus vidas ha corrido peligro en más de una ocasión;
aún así, y con toda la estigmatización que existía de por medio, ellas
siguieron adelante.
Ya instaladas en Moyobamba,
empezaron a predicar el evangelio, pero, de una forma distinta a la que
tradicionalmente conocemos; su predicación se basaba en hechos más que en
discursos, identificaron la necesidad de la comunidad y, sobre esa necesidad y
en función de sus dotes, empezaron a trabajar.
Sanaron enfermos, construyeron
un hospital, tenían una escuela, establecieron un orfelinato; sus acciones te
decían que un nuevo estilo de vida era posible, y que el amor de Dios no debe
encerrarse en cuatro paredes, sino que debe transcender de ella. Que la
preocupación no solo debe ser por las almas, sino que somos seres íntegros, en
el sentido de que tenemos cuerpo, y por lo tanto la preocupación debe enfocarse
en lo social, salud, educación… en pocas palabras, en el completo desarrollo
del ser humano.
Hace como un mes, estuve
participando de un conversatorio con diversos pastores, líderes y lideresas de
algunas iglesias evangélicas de aquí de Moyobamba; frente a la pregunta de ¿qué
pensamos sobre tener un estado laico? Escuché una reflexión que me pareció
súper interesante, el pastor decía (parafraseando) <<…para ganarnos a
las personas, tenemos que hacer labor social y eso hemos perdido de vista (…)
la iglesia debe servir a los demás y de paso predicamos el evangelio…>>
¿Saben? Lo que decía este pastor
es totalmente cierto; durante mucho tiempo he visto a predicadores, pastores,
misioneros, iglesias enteras que, creen que evangelizar implica tomar un
micrófono, subir lo más que se pueda el volumen y gritar tontería y media; o
creen que porque “hablan en lenguas” (a veces no son más que inventos) ya están
sembrando la semilla; o creen que el salir casa por casa, repartiendo biblias,
folletos reflexivos y recitando de memorias convenidas citas bíblicas, ya es
acercar el reino de Dios. Y no, la predicación del evangelio es más que eso.
La Iglesia Evangélica
Presbiteriana de Moyobamba, acaba de cumplir sus “Bodas de hueso”, que
significa que es duradero, que es fuerte, que se mantiene vigente pese a todo,
que tiene historia. Y esa historia ha tenido sus épocas de primavera y de
invierno, sus altibajos, como decimos, y así como hemos tenido administraciones
rescatables y respetables, también hemos tenido administraciones desastrosas
que espero, no se repitan.
Sobre mi paso por la iglesia, le
diré, y no lo voy a negar, que en varias ocasiones, he sentido, como lo decía
este pastor, que hemos perdido la mirada social; en otras ocasiones he sentido
que el interés era sólo y únicamente monetario pues primaba ver estrategias
para aumentar las arcas; o que de pronto, sólo interesaba el número de
“convertidos” y bautizados por año; y en los peores casos, he visto un máximo
interés por querer tener poder, al punto tal que planificaban estrategias para
aferrarse a ello. Pero, también he visto pequeñas luces de esperanza en medio
de tanto caos, también he visto acción social, desprendimiento, atención al
necesitado, humildad.
Hoy por hoy, una nueva
administración ha tomado posesión de la iglesia, esto a raíz de una crisis
gubernamental, llena de una serie de cuestionamientos que, esperamos puedan
absolverse en el más breve plazo, por el bien no sólo de la iglesia, sino de la
comunidad en general. Que sea Dios, el Dios en quien confiamos y quien no ha
abandonado a su iglesia en todo este tiempo, la principal guía, en su diario
caminar.
Simplemente KAJOVEPI
Jesus predicaba con obras, haciendo acciones plantaba semillas y anunciaba las buenas nuevas. Algunas iglesias ya no tienen ese enfoque de proyección social... Una mirada que nos hace sentir y reflexionar ..
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