Cursaba enero de 2018 y Perú, en
especial el pueblo católico, recibía a su visita más importante de los últimos
años; el Sumo Pontífice, el Papa Francisco I, decidió incluirnos en su agenda
papal y darnos una pequeña visita, esperemos que sea la primera y que pronto
vuelva; ésta fue una visita que causó mucho revuelo; hubo gente que se inmutó
tratando de encarar al Estado, los millones de soles que se destinaron para el
“recibimiento”; hay quienes decidieron destinar todos sus ahorros para ir a
cualquiera de las sedes y buscar estar lo más cerca posible; hubo también
aquellos y aquellas que criticaban su llegada; se habló de todo y a la vez de
nada.
El Papa fue bastante claro al
referirse sobre la importancia de la niñez; fue claro al hablar sobre la
necesidad de salir a las calles y predicar el evangelio; pero, hubo algo que le
preocupaba y, supongo que hasta ahora le preocupa, y, en medio de una reunión
de Obispos, no se pudo aguantar más y preguntó; ¿qué pasa en Perú que todos los presidentes (hablando sobre los ex,
desde Fujimori hasta Humala) van presos?; esto en tanto que hablaba sobre
Política y Corrupción, no sólo en Perú, sino también en América Latina, una
américa que se ha visto invadida por malas praxis que, lo único que han hecho
ha sido dañar a los países; una américa que se ha visto controlada por la
constructora Odebrecht y que ahora, la verdad se viene “revelando”. Efectivamente,
y como lo dije líneas arriba, tener un problema como éste sobre el tapete,
merece una gran preocupación, acción y alerta a que no se vuelva a repetir; lo
afirmé y lo vuelvo a afirmar, estoy consciente que Francisco aún se preocupa
por ello.
En nuestro país, el caso de
Odebrecht, las declaraciones de Marcelo y de Barata, así como las pruebas que
ha presentado y que seguirá presentando, para refutar aquello que se viene
declarando, sí que ha movido el piso a más de uno, y, aunque eso era un secreto
a voces, a veces nos cuesta creer que los casos de corrupción ligados a
Odebrecht, no sólo ha tocado a los expresidentes y figuras de la política
nacional, sino que incluso ha llegado a los niveles “más bajos”, tales como los
gobiernos regionales y municipales.
Es quizás que por eso, por esa
necesidad de responder al clamor del pueblo, que Vizcarra, nuestro actual
presidente (elegido y no impuesto, porque al votar, votamos por una plancha
presidencial y no sólo por uno), en sus reciente discurso a la nación, culminó
asegurando que está presentado un proyecto de Ley para el adelanto de las
elecciones al 2020 y, cerró su discurso con la frase “aunque todos nos tengamos que ir”.
Obviamente, y, como era de
esperarse, esa es la única parte del discurso, que la mayoría recuerda; el
hecho de que el mismo Presidente de la República (poder ejecutivo) se pare
frente a otro poder (legislativo) para plantear la necesidad de que todos los
gobernantes sean renovados, ha sido más que desafiante.
Sin embargo, hay un pequeño
problema, nada grave en realidad, es bastante minúsculo pero nada despreciable,
y es que si ello se da, vale decir el adelanto de las elecciones, pues
volveremos a estar entre la espada y la pared, ya que no tenemos opciones
respetables, que puedan servir como base para la reconstrucción de nuestra
política; entonces, puede que no estemos frente a las mismas autoridades (ya
que no podrán ser reelegidas, si la ley se llegase a aplicar claro) pero sí frente
al mismo sistema de gobierno; y eso, aunque existan veinte elecciones más, eso
no podrá cambiarse, si es que no se deja de votar por ellos.
Durante esta semana, participé
de un Foro Regional de Educación, en el marco de la construcción del Plan Educativo
Nacional 2021 – 2036, todas las exposiciones muy interesantes pero, hubo una que
me llamó bastante la atención, la del Dr. César Guadalupe Mendizábal, quien
hizo un análisis sobre la educación en el país así como el balance del por qué
la necesidad de un nuevo plan educativo y qué es lo que queremos lograr con
ello.
Quiero hablar un poquito sobre
educación, y, hablo sobre la educación porque no sólo creo, sino que esto
convencido de que si no apostamos por una buena educación de calidad, entonces
no podremos salir de toda esa podredumbre en la que estamos, un pueblo bien
educado no es posible que sea engañado. En un momento determinado de su
exposición, también hizo referencia al “que se vayan todos” (opiniones
personales, que no guardan relación con su cargo); sobre el particular,
simplemente manifestó lo siguiente:
<<…cuando decimos que se vayan todos, suena muy bonito; pero, el
problema no es sacar a quienes no nos sirven, el problema es que no tenemos con
quienes reemplazarlos; a estos, a estas autoridades de ahora, los venimos eligiendo
en los últimos 40 años, entonces, algo de responsabilidad tenemos en todo este
desastre…>>
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