“Yo les pido, por favor, váyanse
venezolanos de Caraveli, hoy mismo agarren sus cosas y váyanse”, fueron las palabras de Arturo
Montesinos Neyra, alcalde de la provincia arequipeña de Caraveli; esto luego de
conocerse que un empresario pisquero y su esposa, fueron cruelmente asesinados,
presumiblemente por dos de sus ex trabajadores, quienes coincidentemente son de
nacionalidad venezolana. Según refieren varios medios de comunicación.
No
es la primera vez que una autoridad, local, provincial o regional, hace un
pedido de éste tipo; el alcalde de la provincia de Huancayo, Henry López
Cantorín, hizo lo mismo, al declarar que quiere una “ciudad libre de venezolanos”; claro, luego de que se le tildara de
xenófobo, lo que indicó es que su intención era la de sacarlos de las calles,
vale decir del trabajo informal y, tener una ciudad ordenada. Propuesta que ha
sido respaldada por el Gobernador Regional de Junín, Vladimir Cerrón.
Es
probable que muchos de nosotros tengamos una intensión similar; es decir, de
ver cómo es que los venezolanos y las venezolanas, dejan lo poco que han podido hacer aquí, para emprender una nueva
ola migratoria hacia zonas, en dónde quizás aún no hay tanta presencia de ellos
y, por lo tanto, su presencia no es tan espesa, ni molesta, ni jodida; como lo
es, en estos momentos, en nuestro país.
Dicen
que justos pagan por pecadores y,
éste no es un caso aislado; no es novedad que la mala imagen que se tiene sobre
la población venezolana es gracias al accionar de algunos malos elementos que
ellos tienen. A diario se reportan denuncian de robos, asaltos, violaciones,
secuestros, asesinatos y otros delitos; lo peculiar de los mismos, es que
cuando se da la denuncia o ésta se hace pública, sobretodo en redes sociales,
ésta siempre va acompañada de la frase –Julano
de tal hizo tal cosa y, es venezolano(a)- entonces, la población lo único que hace es,
llenarse de prejuicios, marcar estereotipos migratorios y, empezar a repeler a
dicha población; al punto tal de exigir su expulsión.
Ahora
bien ¿se los debe expulsar?, pienso
que si son hallados culpables, de aquello de lo que se les imputa, en
definitiva deben ser expulsados, de la misma forma en que cualquier peruano o
peruana sería expulsado de otro país si se determina que son delincuentes; de
hecho, hace algunas semanas, el propio Ministro del Interior, informó sobre la
expulsión de venezolanos. Sin embargo, algo de lo cual no se ha hablado hasta
el momento, es de la otra cara de la moneda, sí, de esa cara que nos debería
hablar de los buenos(as) ciudadanos(as),
de aquellos y aquellas que, dejándolo todo, decidieron enrumbar en una nueva
aventura y migrar a un país tan hostil, como el nuestro, pero también tan
oportuno. Son pocas las noticias que hablan de gente honrada, de gente honesta,
de gente emprendedora, que incluso están tributando al país.
A raíz del lamentable episodio registrado en
Caraveli, el diario El Comercio elaboró una nota periodística titulada; Inmigración venezolana: Los beneficios y
problemas que trae a la economía de Perú[i],
en esta se resaltan, según mi punto de vista, tres datos interesantes. El
primero es que, según registros oficiales a la fecha, en el
Perú radican más de 750 000 migrantes venezolanos; convirtiéndonos así, en el
segundo país, después de Colombia, en recibir el mayor número de venezolanos.
El segundo dato, guarda relación con nuestra economía, de la
cual se afirma que "Una de las cosas
positivas que ha tenido este éxodo masivo de venezolanos es que ha permitido
dinamizar las economías de los países receptores. Toda esta gente ha
tenido que alquilar vivienda, contratar servicios, pagar impuestos al
consumo y, en el caso de quienes han logrado empleo formal, tributan al
tesoro público de este país", dice Óscar Pérez, presidente de la ONG Unión
Venezolana en Perú. El tercer punto a resaltar, guarda relación con el tema
laboral, sí, con esta discusión que no abandona nuestras mesas, hay quienes
afirman que ellos (los venezolanos) han venido a quitarnos trabajo; sin
embargo, la nota textualmente dice: "Perú
no tiene un problema de empleo, sino de subempleo. Lo que ha mostrado la
inmigración venezolana es que el mercado informal tiene una capacidad de
absorción bastante significativa. En otras palabras, no es que un venezolano
esté desplazando a un peruano, sino que quien está dispuesto a trabajar por
menos dinero, va a encontrar un empleo"
Hace
algunos meses, una emisora local de ésta ciudad, publicitaba el tema de la semana; sin saber qué era
lo que se venía, me decidí escucharla, cuando la oí me pareció súper
interesante; el tema de la semana, era nada más y nada menos que la canción Me Fui, de Reymar Perdomo. Una canción
que, curiosamente se hizo famosa en el
parque Kennedy de Miraflores – Lima, y que poco a poco se ha ido convirtiendo
en una especie de himno para los migrantes venezolanos; una canción que relata
toda la odisea por la que pasan los migrantes, los peligros a los que se
exponen y la cruda realidad en la que viven; pero que por sobre todas esas
cosas ésta población es un población que viene con sueños, que viene con metas
y que viene con propósitos.
Fue
muy lindo escuchar esa canción, fue más lindo saber que era el tema de la semana; me imaginaba a
mis amigos(as) venezolanos(as), es sus trabajos o en sus casas, pegados a la
radio y gritando a voz en cuello <<…Maduro,
coño tu madre…>>. Lo interesante de esto, es que la canción sonaba,
el tiempo en que las noticias nos decían que en un colegio del distrito de San
Martín de Porres – Lima, en el primer día de clases del año lectivo 2019, como
un gesto de bienvenida a los estudiantes venezolanos, se decidió cantar, luego
del Himno Nacional, el Himno Nacional de
Venezuela.
Es
probable que tengamos más noticias de hechos lamentables, protagonizada por
venezolanos; es probable que tengamos más gente queriendo verlos fuera; pero,
quiero terminar ésta columna, con parte de la letra de esa canción preciosa de
Reymar, esa parte en la que dice <<…porque, si todos somos hermanos y
somos producto latinoamericano…>>
De echo no todos son delincuentes, de el todos los venezolanos que hasta ahora conozco, conocí pocas buenas personas; así como también me tocó vivir una experiencia muy muy desagradable, y en serio da rabia, hacen quedar mal a todos, yo misma decía que se larguen...
ResponderEliminarPero ahora que leo esto ,....
Somos hermanos , está bien , pero el Perú no se merece tener más delincuentes, lo otro es como saber quién es malo y quien es bueno, eso ya es tarea del estado, creo.