miércoles, 13 de febrero de 2019

Nuevas Sociedades


Bienvenidas y bienvenidos a una nueva columna, la verdad es que no encuentro las palabras adecuadas para poder iniciar este espacio puesto que el tema que pretendo tratar es sumamente complicado; sí, es tan complicado que el poder plasmarlo en el computador o en el papel se me hace difícil.

Durante esta semana, nos hemos dado con la ingrata noticia de que dos menores de edad: secuestraron, torturaron, asesinaron y desaparecieron a otro menor de edad, el móvil del crimen, robar su motocar. Luego de haber encontrado el cuerpo del fallecido, a orillas del puerto Metoyacu, nos enteramos que la noche anterior, otro menor de edad había acuchillado a otro, por el sólo hecho de querer quitarle su celular.

Frente a situaciones como estás salieron un sinnúmero de cuestionamientos, la principal interrogante fue preguntarnos ¿dónde estaban los padres de estos asesinos? ¿qué clase de educación le dieron? ¿cómo es posible que hayan cometido semejante barbaridad?... y cosas similares; es cierto que nos fastidia, nos indigna y nos molesta en sobremanera tener un panorama tan atroz como éste, personalmente no recuerdo haber escuchado un caso similar antes.

Es cierto que una gran responsabilidad recae sobre los padres de estos dos sujetos, quienes quizás no tuvieron las “herramientas necesarias” para poder educarlos por el “camino del bien”; o quizás sí lo hicieron pero, ellos no supieron recoger esas recomendaciones y decidieron “desviarse” en el camino. Pero, también es cierto que, en gran o menor medida, nuestra sociedad también es responsable de las nuevas generaciones que vamos formando, somos responsables de los mensajes que les damos a través de la televisión, las revistas y el diario vivir.

Preguntarnos ¿qué clase de educación le dieron sus padres? Está bien, pero, también debemos de preguntarnos ¿cuáles son nuestros aportes, para la formación de nuevas sociedades?

Simplemente KAJOVEPI

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