lunes, 6 de agosto de 2018

Hasta luego, Hno. José


<<…no es más que un hasta luego
No es más que un breve adiós
Adiós, adiós hermano, que muy pronto
Nos volveremos a ver…>>

Soy enemigo acérrimo de las memorias póstumas, de los locuaces escritos en los periódicos o las redes sociales, de los emotivos discursos en los funerales y cosas por el estilo; y sí, soy un enemigo acérrimo de ello, pese a que en varias ocasiones lo he hecho y de hecho que lo haré en los próximos funerales; y soy enemigo de ello porque creo que ese tipo de mensajes halagadores o destructores debemos decírselo (al destinatario final) cuando está vivo, que es cuando puede reaccionar, y no cuando ya partió a la eternidad, en donde qué también que le digas, del cajón no se va a levantar.

Y aunque soy muy enemigo de este tipo de actos, hoy quiero jugar en mi contra y hacer una pequeña memoria póstuma del “Hno. José Tejada Perea”; no diré que fue mi pata del alma, ni mucho menos mi confidente; tampoco aprovecharé el momento para decir que fuimos inseparables amigos o que de pronto lo conozco de toda la vida; ni siquiera hablaré sobre su niñez, adolescencia o juventud, ni de su profesión ni de nada parecido.

Hablaré, sí, del humilde Hno. José, de ese hermano que nos recibía en su casa, allá en el Hogar Santa Isabel, con los brazos abiertos; hablaré de ese hombre que siempre tenía frutas frescas en su corredor, que tenía una cocina bastante generosa; hablaré de ese personaje sencillo, de gran corazón, con una sonrisa única y con un innegable vicio por 01 tacita de café expreso después del almuerzo. La foto que vemos aquí, foto que me atreví a tomar de Freddy Guillén, demuestra esa alegría y sencillez con la que siempre nos recibía en su casa o cuando nos encontraba en la calle.

El Hno. José, era pues un personaje único en Moyobamba, como los pocos que hay por esta zona; su sueño, contar con un albergue infantil en esta ciudad; ese sólo sueño demuestra el gran amor y desprendimiento que tenía, muestra ese amor desbordante que ofrecía a quienes lo necesitaban, sin pedir nada a favor; demuestra la practica viva del evangelio, de ese evangelio que Jesús nos predicó y enseñó, pero que a veces, debido a nuestro egoísmo, nos es difícil de replicar.

En definitiva, estoy convencido de que el Hno. José, nos ha dejo una serie de enseñanzas y, que su muerte, como en mi caso, nos ha caído como una balde de agua fría. Dejas un gran vacío para quienes te conocimos, pero sabemos que en dónde estés seguirás siendo esa gran persona que conocimos, gracias por tanto amor, gracias por todo, siempre en nuestra memoria.

Simplemente KAJOVEPI



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