jueves, 17 de febrero de 2022

Cotidiano


A diario nos pasan cosas entre increíbles, indeseables y cotidianas, hechos que muchas veces no pide atención especial pero que, sin embargo, si acaso nos damos unos escasos segundos para ese análisis, innecesario quizás, descubriremos que, en medio de la cotidianidad, hay una que otra cosa simpática.

En el marco de una fecha tan especial, que poco a poco se está convirtiendo en burda y consumista, me arriesgo a compartir con ustedes (como todos los años) unos cuantos versos, de un poema titulado “Hospital”, que espero lo disfruten.   

 

H O S P I T A L

Tu amor es así,
frío como la cama de este hospital obsoleto
al que le falta medicamentos;
capaz de dejar el corazón herido,
así de abierto como las heridas que aquí se suturan. 

Tus besos,
tus besos siempre fueron así,
insípidos como estos 200 gramos de guiso de pollo sin sal;
aquí, una visita médica de rutina
dura más que cualquiera de tus orgasmos fingidos
de medianoche.

La receta médica indica:
un gramo de paracetamol
cada vez que tu voz atormente mis huesos,
dos pufs de salbutamol
para cuando me sienta ahogar en tus recuerdos,
y, media tableta de ramipril, en ayunas,
por si me vuelvo a cruzar contigo. 

Pero, frente a la sobredosis de tus pupilas amarillas
o para cuando me automedique
con el olor de tu ombligo recién bañado,
no han prescrito nada,
tal vez, porque puede que tu amor no sea tan frío,

si no, el diagnóstico de una enfermedad terminal.


Simplemente KAJOVEPI

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