martes, 8 de enero de 2019

¿Dejarías de amarlo?


La imagen puede contener: textoIniciaremos estas cortas líneas, tratando de recrear un trágica historia, historia con la que iniciamos el año 2019, un año que, de momento no tiene un “nombre oficial” pero que, a raíz de esta historia, bien podría pensarse en algo ligado con la temática de género, en algo ligado con promover acciones de respeto, aceptación e inclusión para con todas las poblaciones, en especial para con las vulnerables. El personaje principal de mi historia, será “Simón”, sí, el mismo que protagoniza la canción “El gran varón” de Willie Colón.

Simón era un chicho tranquilo, estaba a punto de terminar su secundaria y, había pensado que al terminarla, bien podría estudiar derecho o ciencias de la comunicación, sabía que para ello tenía que migrar a otra ciudad. La migración traería consigo, no sólo nuevos amigos, una nueva ciudad o nuevos estilos de vida, sino que también le traería nuevos retos, retos que Simón estaba dispuestos a asumirlos y superarlos; uno de esos retos era quizás, conseguir un trabajo, algo que le ayude a sustentar los gastos de la habitación que alquilaría, sus movilidades, sus trabajos en grupo, las mensualidades de la universidad y uno que otro gustito por allí; claro, Simón postularía a una beca y de hecho que sus padres lo apoyarían pero, él de todas maneras quería conseguir ese trabajo, ir, como quien dice, ganando experiencia en esta vida.

Simón, realmente estaba feliz (aparentemente), todo le estaba saliendo bien, sin embargo, había algo que lo preocupaba en sobremanera; no era ni la universidad, ni los nuevos amigos, ni la beca ni nada de esas cosas superfluas, era algo realmente jodido, sí, jodido; aunque en realidad, aquello que lo aquejaba no debería ser jodido, ni siquiera debería ser preocupante; por el contrario debería ser algo tan normal, algo tan simple. Pero bueno, otra de las “metas personales” que Simón se había propuesto, era decirle a su padre que él, no era lo que su padre “esperaba”, que a él no le gustaba las “chicas”, que él sentía que “había nacido en un cuerpo distinto”; de hecho, Simón no encontraba las palabras adecuadas para decirle a su padre que, había algo que lo afligió durante toda su secundaria, algo que no lo dejaba dormir y, que tampoco lo dejaba vivir tranquilo. Qué difícil debe ser vivir con una angustia de por vida, que difícil debe ser vivir con algo que lejos de hacerte feliz sólo te va matando, y no lo digo por la condición de Simón, lo digo por quienes rodean a Simón, lo digo por quienes probablemente lo expulsen de sus círculos sociales en cuanto se enteren de la verdad, lo digo por las mismas razones en las que Simón pensó, antes de decirle a su padre que él es “gay”.
No hay ninguna descripción de la foto disponible. 
Sí, para Simón, el ser gay, no le causaba felicidad alguna, le causaba angustia, una angustia con la que quería terminar pronto, para así poder vivir su felicidad; no aguantó más el silencio y decidió “salir del closet”, enfrentarse a su padre y revelarle ese secreto. Probablemente, en medio de las supersticiones que traen consigo las fiestas de año nuevo, Simón decidió esperar los primeros días del año para poder hablar con su padre, e iniciar así un nuevo año, una nueva vida. Dicen que junto a su madre, quien ya intuía y sabía del tema pero sobretodo aceptaba a su hijo, fueron a visitarlo; llegaron a casa, se sentaron a comer, Simón andaba más preocupado que de costumbre, su madre le daba palmadas en la espalda, como quien decirle “tranquilo, todo va a estar bien, yo estaré aquí”; una vez que terminaron de comer, Simón inició la conversación, sí, posiblemente hablaron del colegio y de sus sueños como un respetable juez o, dirigiendo una nueva película nacional; pero, su padre notaba que Simón no andaba bien, de manera que decidió cortar la conversación e ir al grano.

Padre: - Hey, Simón, te veo muy nervioso, no sé, siento que hay algo que me quieres decir.
Simón: - bueno, en realidad sí, hay algo que me tiene muy angustiado, al principio pensé que era algo que se podía remediar, intenté “solucionarlo” de muchas formas, de hecho incluso me “enamoré” un par de veces pero, ninguna de esas lo solucionó; pa, la verdad es que yo…
Padre: - ¿Qué te pasa Simón? Me estás asustando
Simón: - Papá… soy gay (Simón se lo dijo así, sin más rodeos y de la forma más natural posible)

Luego de esa declaración, el Padre de Simón sintió que el mundo se le venía encima, era algo que no lo podía creer, no soportó recibir una noticia así, sintió que había fallado como padre, quizás empezó a sentir asco por su hijo y con él mismo, quizás empezó a pensar en que a partir de ese momento, se convertiría en el hazmerreír de su pueblo, pensó en que toda su hombría, y su ego de macho se vería manchado por un “maricón” dentro de su familia; de manera que no lo pensó más, tomó un arma, apuntó a su hijo y disparó;  hubieron varios disparos, algunos de ellos rozo el cuerpo de la madre, quien no podía creer lo que veía.

La imagen puede contener: textoDos de esos disparos acabaron con la vida de Simón, acabaron con sus sueños, con sus metas, con sus risas y lágrimas, acabaron con esas noches interminables en que pensaba ¿cómo le digo a papá que soy gay?; Simón se cayó al suelo, sobre un charco de sangre. Ya en la eternidad, Simón seguía pensando, si en definitiva, la idea de contarle la verdad a su padre, era una buena idea; probablemente lo ideal hubiese sido que nunca lo diga, aunque eso signifique vivir en medio de mentiras y caretas y, ello obviamente signifique que no sea feliz.

Cuando nos enteramos de esta noticia, muchas voces se levantaron; se volvió a poner en tela de juicio si la población LGTBI (población a la que Simón pertenecía) tienen o no los mismos derechos, se volvió a pensar si una educación basada en el “enfoque de género”, una educación que no te enseña a ser homosexual, sino que por el contrario, te enseña a respetar, valorar e incluir al homosexual, debe o no implementarse en las aulas; se volvió a preguntarnos ¿cuánto vale la vida de un homosexual?; y nuestra sociedad, ha demostrado una vez más, que podemos hablar de derechos aunque no lo respetemos, al punto tal que, lejos de tomar este asesinato como una dura lección para aprender a ser más inclusivos, se está sacando una segunda versión que desvía las causales de la muerte (juicio de alimentos), tapando así, un tema de fondo, la homofobia.

Soy consciente de que este escrito, probablemente sea demasiado largo pero, el tema en sí es bastante complicado; cierro la lectura, lanzando una pregunta (modificada) que vi hace un par de años, en un mural que estaba pintado en las afueras de la ciudad de Guadalupe – La Libertad.

- Si tu hijo te dijera que es gay, ¿dejarías de amarlo?

Simplemente KAJOVEPI


No hay comentarios:

Publicar un comentario