-¡temblor!, ¡temblor!...- gritaba la gente,
desesperadamente, mientras salían, como podían y con lo que tenían, de sus
casas; en mi caso, mientras salíamos de nuestros cuartos de hotel y, nos
dirigíamos a los exteriores del mismo.
Esa
es pues una respuesta inmediata, y por instinto, que tenemos frente a una
situación como ésta; de pronto sentimos un movimiento telúrico y, salimos
corriendo a un lugar abierto. Hay quienes recomiendan que éste desplazamiento
debe ser posterior al movimiento, ya que la desesperación, y a veces el egoísmo por querer ser el primero en
salir, ocasionan mayores daños que
el mismo movimiento en sí; otro factor a determinar es que, precisamente y por
razones de seguridad, lo principal que se restringe es el fluido eléctrico,
entonces es probable que, al momento en que te estés desplazando y, si es de
madrugada (como el último sismo), te quedes a oscuras y ello complicaría más la
situación; añadamos a ello, que el movimiento puede ocasionar la caída de
objetos, algunos pesados, y esto podría ser fatal. Lo que se recomienda es que,
si estas cerca a una puerta de escape, efectivamente puedas salir pero, de lo
contrario, ubiques una zona segura y te refugies allí hasta el momento en que
el movimiento haya pasado, ya luego puedas salir a un espacio abierto y seguro
y, esperar hasta que todo esté seguro.
Todas
estas cosas, nos los enseñan en los famosos, pero nada serios, simulacros de sismo; y digo nada serio,
porque efectivamente son pocos los que le dan la importancia debida a este tipo
de simulaciones, es más, en algunos casos ello se hace por un mero
cumpli-miento. Si queremos una muestra de que a veces el tema no es tomado muy
en serio, tendríamos que darnos una vueltita, durante los simulacros, por las
instituciones educativas, veremos pues, que la mayoría de estudiantes, y
algunas veces el mismo personal docente, no asume el tema con responsabilidad;
ya están chacoteando, corretean por aquí y por allá, y no toman en cuenta la
serie de recomendaciones que se emiten; recomendaciones que si las
consideramos, pueden tomar salvar nuestras vidas.
Hace
algunos años, cuando trabajaba para otra institución, asistí a un curso de
prevención de desastres; previo a la capacitación hubo una serie de
inundaciones, en varias localidades del Perú. El capacitador, que a decir de él
era un desastrólogo, es decir un especialista
en desastres; en función de su vasta experiencia indicaba que, por cada dólar que se deja de invertir en
prevención, se invierten siete dólares en reconstrucción (atención).
La
tierra, por razones científicas que luego los geólogos nos explicaran, se ha
vuelto a mover, y esta vez movió a casi todo el país, en esta ocasión el movimiento
duró un poquito más de dos minutos. La
respuesta, por parte de las autoridades, nacionales y locales, ha sido
inmediata; hasta el cierre de ésta nota (26/05/2019, según el COEN), sólo se ha
reportado 05 colegios y 04 centros de salud afectados, 02 centros de salud
colapsados, 01 persona fallecida, 11 heridas , 53 familias damnificadas, 48
familias afectadas, 55 viviendas inhabitables y 48 viviendas afectadas. Sospecho, que si la gente le hiciera
caso a dicho desastrólogo, que por cierto es un alto funcionario del INDECI, el
número de edificios afectados hubiese sido menor.
Hay
un viejo refrán que dice: defensa civil,
es tarea de todos; que ese refrán no sólo sea una frase acuñada por
costumbre en nuestros labios; sino que por el contrario sea una frase que nos
motive a accionar; a tener siempre listo nuestras maletas de emergencia; a
identificar rutas de escape, sea cual sea el lugar al que vayamos; a tomar
conciencia y ser responsables con los simulacros de sismo o de cualquier otro
desastre; a no andar dando falsas alarmas; la prevención no sólo es una labor del Estado, la prevención es una labor colectiva.
Dicen
que las promesas se hicieron para
ser cumplidas; que si no tienes intenciones de honrar tu palabra, es mejor que
no la empeñes; francamente estas primeras líneas, no sólo es un llamado de
atención para quien las lee, sino que además es una autocrítica necesaria, para
quien escribe. Bueno, como ya se los había anticipado la semana pasada, en esta
ocasión voy a cumplir con una promesa; no sé si lo recuerden pero, la semana
pasada les comenté que hace como dos semana ya, prometí que usaría esta columna para dar respuesta a una interesante
pregunta, esto luego de que pidiera algunas sugerencias de temas para ésta
columna.
La
pregunta en cuestión es ¿cómo sería una
cita perfecta para ti?, de inmediato respondí (parafraseando) que esa era
una pregunta que requería de mucha reflexión, que no era oportuno dar una
respuesta tan aligerada; y es así como nació esta promesa. Debo reconocer que
nunca antes me hicieron una pregunta de ese tipo; ahora, lo curioso de la
pregunta es que quien la hizo no especificó a ¿qué tipo de cita se refiere? Y,
aunque lo sospecho (de hecho ustedes también), me atreveré a describir, en tono
personal, cuatro citas “perfectas”.
Cita de trabajo
¿Quién
de nosotros nunca antes se ha presentado para un cita de trabajo? Y es que
claro, cuando uno anda buscando un nuevo trabajo, es más que seguro que vamos a
pasar por una entrevista laboral previa, con la única finalidad de quien te va
a contratar esté seguro de que va a contratar a alguien que es ideal para el
puesto que tiene disponible. No importa si la entrevista es formal o informal;
no importa si el puesto al que postulas es para un trabajo de campo o de
ciudad, si es de oficina o en otro espacio pero, siempre vamos a pasar por esa
entrevista, término que últimamente ha ido tomando un nivel mayor de seriedad y
ahora pues decimos que es una “cita de
trabajo”. ¿Cómo sería mi cita
perfecta en este caso? Para mí es simple, los contratistas siempre te piden
que sean sincero con la respuesta que vas a dar a su interrogatorio; en ese
sentido, la cosa debe ser recíproca, es decir, ellos también deberían ser
sinceros conmigo y, si no soy la persona ideal para el puesto, entonces antes
de decirme -no te preocupes, nosotros te vamos a llamar-, deberían decirme algo
como; -sabe joven, en esta ocasión Ud. no logra nuestras expectativas y, si hay
una nueva convocatoria Ud. puede volver a presentarse-. No saben la cantidad de
desvelos que se ahorrarían con esta respuesta, pues ya no hay falsas esperanzas de por medio. Otro de
los puntos, ideales para mí, es que mi cita de trabajo no me obligue a pasar
por un psicológico; yo sé que son expertos y profesionales en lo que hacen
pero, en lo personal, esa situación no me agrada y me incomoda.
Cita con el odontólogo
Intento
visitar a mi odontólogo, al menos dos veces por año, que es lo recomendable;
sin embargo, a veces esas visitas son un tanto complicadas, de pronto y me
encuentran un poco de caries en zonas inaccesibles para el cepillo y el odontólogo
me dice –no se cepilla Ud. bien-; o a veces me dice algo como –tiene los
dientes chuecos, es necesario esa ortodoncia pero, aquí no brindamos ese
servicio- y francamente a mí, en lo particular, no me agrada la idea de tener que andar con fierros en los dientes.
Ha sucedido que en más de una ocasión me ha dicho algo como –la verdad es que
sus dientes están buenos, lo único que necesita es un poco de limpieza-, y
entonces dijo la palabra limpieza y
es ahí en dónde empiezo a arrepentirme de haber ido a esa cita, porque me mete
unas cosas que me empieza a raspar, me inca, mi incomoda, me duele… y siempre
termino pensando lo mismo –no volveré a verlo más-; el dolor pasa y a los pocos
meses, como que mi misma boca lo anda llamando y, en el momento menos esperado,
ya estoy en la sala de espera para mi turno en consultorio.
Cita con amigxs
¿Qué
si he tenido citas perfectas con
amigos(as)? De hecho que sí; es más, es allí en dónde descubrí a quienes en su
momento, llamé mis mejores amigos;
claro, luego los años pasan y así como algunos vinieron y se fueron rápidamente
(por diversas razones), otros vinieron para quedarse, no hablo en términos
físicos, sino que hablo del corazón, sí, para quedarse en tu corazón, en esa
sección de “amigos con los que siempre puedes contar, estés donde estés”.
Definitivamente mi cita perfecta
tiene que incluir una bicicleta o un café o un vino o una caminata o todo
junto. Cómo olvidar las veces en las que iba a casa de un viejo amigo, y tomábamos nuestras bicicletas para salir a rondar por
la ciudad, manejar de extremo a extremo, algunas veces acompañados por el sol y
otros veces por una ciudad friolenta, recuerdo que incluso algunas veces, en
carnaval, salíamos a rondar la ciudad con la única intensión de que nos mojen,
nos divertíamos haciendo eso; ahora, nos seguimos divirtiendo, no tan seguido
pues vivimos en ciudades lejanas, pero cada vez que nos vemos, nos tomamos un
vino o un café o simplemente salimos a caminar por la ciudad.
Cita con ella
Vamos
a describir pues, la cereza del pastel, que me imagino es la razón por la cual
me hicieron la pregunta. ¿cómo sería una
cita perfecta para ti? como ya lo anticipé en otras líneas, nunca antes me
hicieron una pregunta de ese tipo, de manera que responderla inmediatamente no
era posible. Para mí, la cita perfecta,
que tomaría un día entero, iniciaría con una pequeña flor (rosa, girasol o lo
que sea), sí, en más de una ocasión he dicho que uno de los regalos que espero,
es un ramos de flores (pero si no puede ser un ramo, entonces sólo una), no
quiero algo caro, no quiero rosas importadas ni cosas semejante, puedes traerme
flores de tu jardín y yo feliz con ello; luego de recibir ese regalo, me encantaría
que podamos salir a pasear en bicicleta, o a caminar por el campo, y en medio
de ello poder tener tiempo para conversar un poco de todo; luego del almuerzo,
no hay nada mejor que ir de pesca, no importa si es al río o a una laguna o a
una piscigranja, no importa si pescamos un montón o no logramos nada en toda la
tarde, importa disfrutar del silencio que obliga la pesca; una vez llegada la
noche, y antes de acabar con la cita, aceptaría un café al lado de la tullpa,
un café de antaño, hervido y con chancaca; mi
cita perfecta debe culminar con una sesión de baile, sí, me encantaría, si
no es mucho pedir, que me lleves a bailar una buena salsa o una cumbia o un
tecno o lo que sea, pero que bailemos sin parar hasta que nos duelan los pies.
Quiero
iniciar esta pequeña columna, pidiendo disculpas
por no cumplir con una promesa que había hecho; resulta que la semana
pasada, pedí algunas ideas sobre ¿qué podría escribir aquí?, alguien sugirió un
tema interesante, y yo, sin fijarme en fechas, prometí que lo analizaría y que
esta semana lo publicaría; pero, dado que el último domingo se conmemoró el Día de la Madre, vamos a escribir sobre
ello; sin embargo, prometo que sí o
sí, la próxima semana, tendrán respuesta a esa pregunta que me hicieron.
Hace
un año, escribí una nota relacionada a la fecha, en ella hacía una especie de
crítica entre la relación de la fecha y los regalos que se entregan a las
agasajadas; mi columna de aquella ocasión se denominaba; Hola mamá, toma “tu sartén”, si aún no lo has leído y quieres
hacerlo, pues puedes hacer clic sobre el título y ubicarlo. Dejando a un lado
nuestro cherry, vamos al punto en cuestión.
Canciones
en relación a esta fecha, hay un shunto; de pronto, me atrevo a mencionar a Ricardo Arjona, quien con su canción
denominada, Mi novia se está poniendo
vieja,relata la historia de amor
entre él y su madre, desde el momento en que él nació, incluso mucho antes;
resalta pues, que, en efecto, el amor de madre, es el amor más puro y real que
pueda existir sobre la faz de ésta tierra; indica también, que nosotros,
siempre seremos campeones o campeonas para nuestras madres, aunque seamos los
últimos en llegar, pues no importa cómo lleguemos, para ellas lo que importa es
que lo logremos. A decir de Arjona, ellas siempre nos van a esperar; siempre
van a tener memoria por cada uno de sus hijos e hijas; siempre van a buscar el
bienestar nuestro; confidentes por excelencia; así son ellas. Pero, Arjona dice
algo que, aunque nos cueste entender o reconocer, es cierto; nuestras madres,
se nos están poniendo viejas, y su vejez, no
debe ser sinónimo de burla, sino por el contrario, de rescate y valoración
de toda la experiencia que han recogido en estos años.
Existe
también, un clásico en estas fechas, gracias al gran compositor Juan Gabriel y su canción Amor Eterno; ¿Quién de nosotros no lo
ha escuchado o dedicado a alguien? No estoy seguro de esta versión, pero hay
quienes dicen que dicha canción se compuso en vivo, en uno de sus conciertos
por México, justo en el preciso momento en que se enteró que su madre falleció.
Y es que claro, esta canción nos trae al recuerdo a aquellas madres que se nos
adelantaron en ese viaje sin retorno; de aquellos seres que desde el momento en
que partieron, se convirtieron en nuestros amores eternos; de aquellos seres
que pese a que han pasado muchos años o quizás algunos días, las tendremos
siempre en nuestra memoria y recordaremos cada una de las escenas vividas y
compartidas en común; puede que la muerte de alguien en particular, como en mi
caso, el de mi abuelita Juana, sea nuestro (…)más
triste recuerdo… de una determinada ciudad; puede que deseemos que sus (…)ojitos jamás se hubieran cerrado,
para estar mirándolos…; sin embargo, hay una esperanza de que (…)tarde o temprano, nos volveremos a ver, y
nos seguiremos amando… otro punto que se puede rescatar de esta canción, es
que muchas veces tenemos la posibilidad de hacer más por nuestras madres, sin
embargo, a veces no lo hacemos y, ya cuando les decimos adiós, nos atrevemos, entre
lágrimas, a decir que pudo haber sido mejor, sugiero pues, que para no llegar a
ese nivel, seamos un poco más conscientes y, démosle lo mejor, no me refiero al
dinero, porque eso no es tan importante, como el amor y tiempo que podamos
compartir, eso, eso da más calor.
Escribir
estas líneas me trajo a la memoria a mis dos abuelitas; la primera, Juanita, mi
abuela paterna, quien lamentablemente ya falleció hace más de diez años; y con
quién compartí cerca de veinte años a su lado, en este tiempo ella me enseñó a
rajar leña para prender la tullpa, me enseñó que el café de olla se toma
cargado y con chancaca, me enseñó que no está demás asarse un plátano verde por
las tardes; me enseñó que a las gallinas, cuando son nuevas en el corral, se
las debe humear para que no se escapen, que cuando van a empezar a poner
huevos, se les debe colocar, en el gallinero, un mirador para que sea una
especie de muestrario en el nido y que
cuando ya pusieron más de 10 huevos seguidos, es necesario incitarlas a que
oven; me enseñó que para que no llueva, en el suelo de las huertas debemos
dibujar un sol radiante, colocar un par de machetes en forma de x, y soplar a
los vientos para que las nubes se vayan a los cerros; debo entonces, dedicarle
aquel vals peruano Juanita, que compuso Pablo Casas.
Por
otro lado, mi Ama Lucha, mi abuela materna, y que gracias a Dios aún la tiene
con vida; también nos ha enseñado varias cosas. Si bien es cierto que ahora
está en Moyobamba, en una larga visita, pero, ella vive en Santa Rosa, un
pueblo que se encuentra de camino al Puerto Chérrepe, allí entre Chepén y
Guadalupe; ella me enseñó a tomar otro tipo de café, sí, ese de cafetera
tradicional, ese cuya esencia es perfecto para un café expreso que, acompañado
con las tradicionales galletas de leche, de ese pueblo, es único; me enseñó a
valorar el agua, a no desperdiciarla, porque es lo más valioso que tenemos;
también me enseñó a rajar leña, pero de otra forma, usando estacas, las rajas
de algarrobo sí que son duras; me enseñó a criar patos, a degustar un buen
guiso de pato al estilo norteño; me enseñó a comer esa caballa jalada o ese
ceviche de raya; me enseñó que la puntualidad es importante, que si no te
levantas a tiempo, no tendrás pan para el desayuno, porque se acaba rápido; me
enseñó, que sea que tengas mucho o poco, siempre es bueno compartir. Recuerdo
entonces, parte de la canción Hoy no
quiero cantar de Leonardo Favio,
que entre letras dice (…)abuelita menuda,
abuelita Milagro, que haces pan de la nada…
Me
atrevo a tomar un pedazo de papel y un
bolígrafo, no para escribir una canción, pues no soy compositor; sino para,
intentar escribir unas cuantas líneas a estas madres, que a veces pasan
desapercibidas y, que pese a todo, merecen que se les salude; me atrevo a
intentar escribir unas pequeñas líneas de saludo para;
Aquellas madres, que por diversas razones, ahora
están en prisión, lejos de sus hijos e hijas; cumpliendo con condenas, justas e
injustas, pero viviendo una nueva experiencias; aquellas madres, que viéndose obligadas a buscar un mejor futuro
para su familia, ahora están en otros lugares, lejos de ella; aquellas madres, que han visto en
trabajos de alto riesgo, como la prostitución, el tráfico de drogas u otros
similares, una oportunidad para salir adelante; aquellas madres, que ahora están tomando la difícil decisión de
quitarse la vida, porque esta vida no les ha tratado bien; aquellas madres, que ahora están en un juzgado exigiendo una
pensión de alimentos; aquellas madres,
que luego de ser violadas, se han visto obligadas a ser madres; aquellas madres, que, en medio de
diversas circunstancias, se vieron obligadas a “abandonar” a sus hijos e hijas; aquellas madres, que pese a haberlo
dado todo, ahora están en el completo abandono, refugiadas en algún albergue o
botadas en la calle pidiendo limosnas…
A
todas esas madres, a las que nadie
quiere ver, para ellas fueron estas líneas.
Luego
de dos semanas, quizás un poco más, de largas
discusiones sobre las declaraciones de Barata; la muerte de Alán García y
sus repercusiones sociales; las afirmaciones del hijo de Nava y del
expresidente de PetroPerú; el peligro de muerte súbita de PPK; y la nueva
enfermedad de la tía regia, Susana Villarán.
El
tema sobre la imposición de la supuesta “Ideología de Género”, así como la
promoción de orgías infantiles y los detalles para un buen sexo anal, han vuelto a nuestras mesas. De pronto,
en una de esas mañana, hemos visto a miembros del grupo “Con Mis Hijos No Te
Metas”, con carteles fuera de serie, en las principales arterias de Lima y
otras ciudades del Perú, incluso en Moyobamba. Por su parte, la bancada
fujimorista (sí, esa que nos da dolor de cabeza pasando un día), ha logrado la
moción de interpelación a la Ministra de Educación, Flor Pablo, para éste 09 de
mayo.
Ahora,
permítanme contarles tres experiencias, dos cercanas y una contada en una mesa
de trabajo; las cuales sospecho que pueden guardar relación con el tema
propuesto.
Recuerdo
que cuando estaba en sexto grado de primaria, reciencito no más; una de las
clases que recibimos estaba relacionada con informarnos sobre las Enfermedades
de Transmisión Sexual (en esa época se decía así), ahora se denominan
Infecciones de Transmisión Sexual. Nuestra clase, obviamente, había sonrojado a
más de uno; no contábamos con proyector, así que convenía usar láminas
educativas. La clase iba relativamente bien pues, de alguna u otra forma
aprendimos que cosa es la sífilis, la gonorrea y pues, nos detuvimos un buen
tiempo para hablar sobre el VIH y el SIDA (como su consecuencia), es curioso
pero no recuerdo haber ahondado en los métodos para prevenir ser contagiados
con ellos; pero, una cosa curiosa, y aquí va la anécdota, es que casi al final
de la clase, mientras las láminas iban pasando, se nos habló sobre las formas
de contagio, todo bien hasta que llegó una lámina, que la profesora decidió
saltearse, pues, según su criterio y dado que el colegio tenía cierta doctrina,
no estábamos ni en la edad ni en la condición (por temas religiosos) para ver
dicha lámina, así que se la salteó; el recreo vino y todos afuera. Lo gracioso
es que al momento en que salimos al recreo, la profesora (no sé si adrede),
olvidó llevarse el juego de láminas y, nosotros los curiosos, nos fuimos a ver
¿por qué se salteó esa lámina? ¿qué había allí? Y ¿qué creen?, en efecto, esa
lámina tenía dibujos de parejas (heterosexuales y homosexuales) teniendo
relaciones sexuales (obviamente tapaditos por una sábana), y de parejas
besándose; una de esas formas no era contagiosa y la otra, obviamente sí. Esa
lámina se salteó, justo esa lámina en donde uno podía ver (no tan explícito, ya
dije lo de la “sabanita”) qué significaba tener relaciones sexuales sin
protección y por qué ello era una forma de contagio; la curiosidad nos ganó y,
aunque ella se la salteó, igual nos enteremos sobre la lámina; lo ideal hubiese sido que no la saltee
y que nos hable al respecto, con toda la naturalidad y la normalidad que
corresponda.
La
segunda anécdota, guarda relación con las salidas de campo que realizo; como
bien saben, gracias a mi trabajo, tengo una amplia relación con diversos
colegios del departamento. Entonces, a inicios del presente año lectivo, hice
una visita de rutina, en un colegio que me corresponde monitorear; llegué y
encontré a un nuevo director, me presenté, le expliqué el trabajo que venimos
realizando en su colegio (trabajamos temas de prevención de Trata de Menores)
y, él me indicó que esto de la Trata de Menores, no es un tema urgente en su
institución educativa, es más, ni siquiera es un tema recurrente en San Martín,
como departamento, que lo que a él más le interesaba era trabajar el tema de embarazo adolescente, puesto que su
colegio tenía algunos casos. Salí de su oficina y me entrevisté con algunos
alumnos que, me confirmaron que en efecto, en dicho colegio habían por lo
menos, hasta 6 estudiantes (entre el sexto de primaria y tercero de secundaria)
embarazadas. Pasaron unas semana y volví a visitar el colegio, esta vez para
conversar con una docente, miembro del programa, y seguir rescatando las
propuestas de trabajo del presente año, dicha profesora me volvió a tocar el
tema del embarazo adolescente, me indicó que dichas alumnas, que están
gestando, habían sido expulsadas del
colegio; a decir del director, no son un ejemplo para los demás
estudiantes, por lo tanto, corresponde sacarlas de las aulas, pese a que
estemos violando su derecho fundamental de acceso a la educación. Después me
enteré, que otra de las razones para la
expulsión de un educando, es que si en una requisa escolar (es decir que te
revisan, que llevas y que no llevas en las mochilas) te encuentran que tienes preservativos. Entonces, un
colegio que tiene reportes de casos de embarazos adolescentes; lejos de educar
a sus alumnos y alumnas sobre educación
sexual integral, que implica, entre otras cosas, el vivir una sexualidad
responsable, es decir aprender a usar un preservativo, como método
anticonceptivo, porque, bien puedes tener un preservativo en el bolsillo y no
usarlo o no saber usarlo; decide dar la espalda a una realidad tan latente como
ésta.
La
tercera anécdota, que fue una historia compartida en una mesa de trabajo;
hablaba de otra institución educativa, cuyo director tiene la ironía de afirmar
que la violación sexual no existe;
sí, para dicho director, una violación sexual, está en función del tiempo que
duró el coito y, que como en algunos casos es corto o llega al tiempo promedio,
de quince minutos; entonces no se puede llamar violación sexual, sino
simplemente “relación sexual”. Luego de escuchar tal estupidez, me he
preguntado, en más de una ocasión, ¿qué pasará el día en que una alumna se
presente en su oficina, para denunciar que su compañero de clases o docente u
otro personal, la ha violado?, si es que no ha pasado ya.
Es
probable que el 09 de mayo, la Ministra de Educación, Flor Pablo, sea
interpelada; y no porque los textos escolares, en especial el de Desarrollo Personal Ciudadanía y Cívica,
del nivel secundario, estén mal escritos o mal diseñados; o contengan
información que promuevan orgias infantiles, sexo anal, sexo desfrenado,
homosexualización y cosas similares; sino porque, el Ministerio de Educación,
hasta ahora ha demostrado que no tiene la capacidad, y si la tiene no sabe
exponerla, para defender sus textos; no ha sabido demostrar, ni técnica ni
socialmente, las razones por las cuales tal o cual link se encuentran en estos
textos. Simplemente, ha cedido a la presión, que ha generado miedo,
desinformación e indignaciones innecesarias y, ha visto que es mejor ceder a
ciertas presiones, antes que defender aquello por lo que apuesta.
Cuando
la currícula educativa, habla de una educación con enfoque de género, busca también hablar sobre estos puntos;
busca romper los estereotipos que hay alrededor de las ITS; busca hablar de
manera clara, íntegra y precisa sobre una educación sexual saludable y, responsable;
busca romper con estereotipos relacionados a casos de violación sexual y acoso
sexual. ¿es acaso, eso malo?