martes, 28 de mayo de 2019

Movimiento Sensual


-¡temblor!, ¡temblor!...- gritaba la gente, desesperadamente, mientras salían, como podían y con lo que tenían, de sus casas; en mi caso, mientras salíamos de nuestros cuartos de hotel y, nos dirigíamos a los exteriores del mismo.     

Esa es pues una respuesta inmediata, y por instinto, que tenemos frente a una situación como ésta; de pronto sentimos un movimiento telúrico y, salimos corriendo a un lugar abierto. Hay quienes recomiendan que éste desplazamiento debe ser posterior al movimiento, ya que la desesperación, y a veces el egoísmo por querer ser el primero en salir, ocasionan mayores daños que el mismo movimiento en sí; otro factor a determinar es que, precisamente y por razones de seguridad, lo principal que se restringe es el fluido eléctrico, entonces es probable que, al momento en que te estés desplazando y, si es de madrugada (como el último sismo), te quedes a oscuras y ello complicaría más la situación; añadamos a ello, que el movimiento puede ocasionar la caída de objetos, algunos pesados, y esto podría ser fatal. Lo que se recomienda es que, si estas cerca a una puerta de escape, efectivamente puedas salir pero, de lo contrario, ubiques una zona segura y te refugies allí hasta el momento en que el movimiento haya pasado, ya luego puedas salir a un espacio abierto y seguro y, esperar hasta que todo esté seguro.

Todas estas cosas, nos los enseñan en los famosos, pero nada serios, simulacros de sismo; y digo nada serio, porque efectivamente son pocos los que le dan la importancia debida a este tipo de simulaciones, es más, en algunos casos ello se hace por un mero cumpli-miento. Si queremos una muestra de que a veces el tema no es tomado muy en serio, tendríamos que darnos una vueltita, durante los simulacros, por las instituciones educativas, veremos pues, que la mayoría de estudiantes, y algunas veces el mismo personal docente, no asume el tema con responsabilidad; ya están chacoteando, corretean por aquí y por allá, y no toman en cuenta la serie de recomendaciones que se emiten; recomendaciones que si las consideramos, pueden tomar salvar nuestras vidas.

Hace algunos años, cuando trabajaba para otra institución, asistí a un curso de prevención de desastres; previo a la capacitación hubo una serie de inundaciones, en varias localidades del Perú. El capacitador, que a decir de él era un desastrólogo, es decir un especialista en desastres; en función de su vasta experiencia indicaba que, por cada dólar que se deja de invertir en prevención, se invierten siete dólares en reconstrucción (atención).

La tierra, por razones científicas que luego los geólogos nos explicaran, se ha vuelto a mover, y esta vez movió a casi todo el país, en esta ocasión el movimiento duró un poquito más de dos minutos. La respuesta, por parte de las autoridades, nacionales y locales, ha sido inmediata; hasta el cierre de ésta nota (26/05/2019, según el COEN), sólo se ha reportado 05 colegios y 04 centros de salud afectados, 02 centros de salud colapsados, 01 persona fallecida, 11 heridas , 53 familias damnificadas, 48 familias afectadas, 55 viviendas inhabitables y 48 viviendas afectadas. Sospecho, que si la gente le hiciera caso a dicho desastrólogo, que por cierto es un alto funcionario del INDECI, el número de edificios afectados hubiese sido menor.

Hay un viejo refrán que dice: defensa civil, es tarea de todos; que ese refrán no sólo sea una frase acuñada por costumbre en nuestros labios; sino que por el contrario sea una frase que nos motive a accionar; a tener siempre listo nuestras maletas de emergencia; a identificar rutas de escape, sea cual sea el lugar al que vayamos; a tomar conciencia y ser responsables con los simulacros de sismo o de cualquier otro desastre; a no andar dando falsas alarmas; la prevención no sólo es una labor del Estado, la prevención es una labor colectiva.

Simplemente KAJOVEPI

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