Dicen
que las promesas se hicieron para
ser cumplidas; que si no tienes intenciones de honrar tu palabra, es mejor que
no la empeñes; francamente estas primeras líneas, no sólo es un llamado de
atención para quien las lee, sino que además es una autocrítica necesaria, para
quien escribe. Bueno, como ya se los había anticipado la semana pasada, en esta
ocasión voy a cumplir con una promesa; no sé si lo recuerden pero, la semana
pasada les comenté que hace como dos semana ya, prometí que usaría esta columna para dar respuesta a una interesante
pregunta, esto luego de que pidiera algunas sugerencias de temas para ésta
columna.
La
pregunta en cuestión es ¿cómo sería una
cita perfecta para ti?, de inmediato respondí (parafraseando) que esa era
una pregunta que requería de mucha reflexión, que no era oportuno dar una
respuesta tan aligerada; y es así como nació esta promesa. Debo reconocer que
nunca antes me hicieron una pregunta de ese tipo; ahora, lo curioso de la
pregunta es que quien la hizo no especificó a ¿qué tipo de cita se refiere? Y,
aunque lo sospecho (de hecho ustedes también), me atreveré a describir, en tono
personal, cuatro citas “perfectas”.
Cita de trabajo
¿Quién
de nosotros nunca antes se ha presentado para un cita de trabajo? Y es que
claro, cuando uno anda buscando un nuevo trabajo, es más que seguro que vamos a
pasar por una entrevista laboral previa, con la única finalidad de quien te va
a contratar esté seguro de que va a contratar a alguien que es ideal para el
puesto que tiene disponible. No importa si la entrevista es formal o informal;
no importa si el puesto al que postulas es para un trabajo de campo o de
ciudad, si es de oficina o en otro espacio pero, siempre vamos a pasar por esa
entrevista, término que últimamente ha ido tomando un nivel mayor de seriedad y
ahora pues decimos que es una “cita de
trabajo”. ¿Cómo sería mi cita
perfecta en este caso? Para mí es simple, los contratistas siempre te piden
que sean sincero con la respuesta que vas a dar a su interrogatorio; en ese
sentido, la cosa debe ser recíproca, es decir, ellos también deberían ser
sinceros conmigo y, si no soy la persona ideal para el puesto, entonces antes
de decirme -no te preocupes, nosotros te vamos a llamar-, deberían decirme algo
como; -sabe joven, en esta ocasión Ud. no logra nuestras expectativas y, si hay
una nueva convocatoria Ud. puede volver a presentarse-. No saben la cantidad de
desvelos que se ahorrarían con esta respuesta, pues ya no hay falsas esperanzas de por medio. Otro de
los puntos, ideales para mí, es que mi cita de trabajo no me obligue a pasar
por un psicológico; yo sé que son expertos y profesionales en lo que hacen
pero, en lo personal, esa situación no me agrada y me incomoda.
Cita con el odontólogo
Intento
visitar a mi odontólogo, al menos dos veces por año, que es lo recomendable;
sin embargo, a veces esas visitas son un tanto complicadas, de pronto y me
encuentran un poco de caries en zonas inaccesibles para el cepillo y el odontólogo
me dice –no se cepilla Ud. bien-; o a veces me dice algo como –tiene los
dientes chuecos, es necesario esa ortodoncia pero, aquí no brindamos ese
servicio- y francamente a mí, en lo particular, no me agrada la idea de tener que andar con fierros en los dientes.
Ha sucedido que en más de una ocasión me ha dicho algo como –la verdad es que
sus dientes están buenos, lo único que necesita es un poco de limpieza-, y
entonces dijo la palabra limpieza y
es ahí en dónde empiezo a arrepentirme de haber ido a esa cita, porque me mete
unas cosas que me empieza a raspar, me inca, mi incomoda, me duele… y siempre
termino pensando lo mismo –no volveré a verlo más-; el dolor pasa y a los pocos
meses, como que mi misma boca lo anda llamando y, en el momento menos esperado,
ya estoy en la sala de espera para mi turno en consultorio.
Cita con amigxs
¿Qué
si he tenido citas perfectas con
amigos(as)? De hecho que sí; es más, es allí en dónde descubrí a quienes en su
momento, llamé mis mejores amigos;
claro, luego los años pasan y así como algunos vinieron y se fueron rápidamente
(por diversas razones), otros vinieron para quedarse, no hablo en términos
físicos, sino que hablo del corazón, sí, para quedarse en tu corazón, en esa
sección de “amigos con los que siempre puedes contar, estés donde estés”.
Definitivamente mi cita perfecta
tiene que incluir una bicicleta o un café o un vino o una caminata o todo
junto. Cómo olvidar las veces en las que iba a casa de un viejo amigo, y tomábamos nuestras bicicletas para salir a rondar por
la ciudad, manejar de extremo a extremo, algunas veces acompañados por el sol y
otros veces por una ciudad friolenta, recuerdo que incluso algunas veces, en
carnaval, salíamos a rondar la ciudad con la única intensión de que nos mojen,
nos divertíamos haciendo eso; ahora, nos seguimos divirtiendo, no tan seguido
pues vivimos en ciudades lejanas, pero cada vez que nos vemos, nos tomamos un
vino o un café o simplemente salimos a caminar por la ciudad.
Cita con ella
Vamos
a describir pues, la cereza del pastel, que me imagino es la razón por la cual
me hicieron la pregunta. ¿cómo sería una
cita perfecta para ti? como ya lo anticipé en otras líneas, nunca antes me
hicieron una pregunta de ese tipo, de manera que responderla inmediatamente no
era posible. Para mí, la cita perfecta,
que tomaría un día entero, iniciaría con una pequeña flor (rosa, girasol o lo
que sea), sí, en más de una ocasión he dicho que uno de los regalos que espero,
es un ramos de flores (pero si no puede ser un ramo, entonces sólo una), no
quiero algo caro, no quiero rosas importadas ni cosas semejante, puedes traerme
flores de tu jardín y yo feliz con ello; luego de recibir ese regalo, me encantaría
que podamos salir a pasear en bicicleta, o a caminar por el campo, y en medio
de ello poder tener tiempo para conversar un poco de todo; luego del almuerzo,
no hay nada mejor que ir de pesca, no importa si es al río o a una laguna o a
una piscigranja, no importa si pescamos un montón o no logramos nada en toda la
tarde, importa disfrutar del silencio que obliga la pesca; una vez llegada la
noche, y antes de acabar con la cita, aceptaría un café al lado de la tullpa,
un café de antaño, hervido y con chancaca; mi
cita perfecta debe culminar con una sesión de baile, sí, me encantaría, si
no es mucho pedir, que me lleves a bailar una buena salsa o una cumbia o un
tecno o lo que sea, pero que bailemos sin parar hasta que nos duelan los pies.
Y
para ti ¿cómo sería tu cita perfecta?
Una cita con uno mismo, también haría falta!
ResponderEliminaresas las debemos tener a diario, sin importar el horario y, que sea la más perfecta de todas
EliminarUna cita con uno mismo
ResponderEliminaracompañado de un buen café, un libro y un poco de música de fondo
Eliminar