Como no recordar la fecha en que
nos vimos por primera vez, jamás podría olvidar aquel día en que nuestras
miradas se cruzaron y nuestros seres de inmediato hicieran clic, cual si
estuvimos destinados el uno para el otro; probablemente algunos dirán que me
hiciste brujería, en cambio yo, yo podría afirmar que no, pues nunca antes te
vi, no, en esta ocasión creeré en el destino y diré, que fue él, el destino,
quién quiso juntarnos, y, aunque no sé cuánto tiempo más durará nuestra
relación, al menos por ahora, te agradezco por estar conmigo todo este año, sí,
gracias por cuidarme siempre, no sabes cuánto es que te debo.
¿Te acuerdas de nuestra primera
cita?, las cosas no iban tan bien que digamos, no, definitivamente no; salir de
casa era un tanto complicado, de hecho, hasta ahora lo es, la diferencia es que
hoy tenemos menos restricciones que antes; pero, en aquellos días, no podías
salir por cualquier cosa, no, debías salir sólo y únicamente si era necesario;
salir era peligroso, lo era menos si tú me acompañabas, una vez más, gracias
por no permitir que salga sin ti nunca, aunque esto suene algo “tóxico”.
Lo lindo de esos primeros días,
o meses, en que iniciamos lo nuestro, era contar con seguridad por todos lados,
sí, te acuerdas de que el ejército y la policía rondaba por nuestra casa y
calles aledañas o cuando los cruzábamos por el banco o el súper ¿te acuerdas?,
cómo no acordarse, si era (y lo sigue siendo) obligatorio salir contigo, ya que
si salía sin ti, y por las calles ellos me encontraban, eso significaba hacer
una parada obligatoria en la comisaría, gracias, nuevamente gracias, por no
dejar que caiga en la tentación.
Ahora, lo malo de esos primeros
días, era que no habían muchos motocares disponibles, y subir a los pocos que
había significaba un alto riesgo, aparte de que abusaban con los pasajes;
entonces, teníamos que hacer largos tramos a pie, a veces sin nada y otras
veces jalando todo el peso de las compras de la quincena; créeme que muchas
veces he sentido que me asfixiabas, sí, sentí tu presión y sentí que estaba por
desmayar, quería tirarte al próximo tacho pero no, tenía que tragarme esa
asfixia y seguir.
Después, decidí romper los
estereotipos y empecé a manejar mi bicicleta rosa (o bueno, mi hija dice que es
morada, créanle a ella), mis únicas paradas: la casa de mi madre, que se
convirtió en una bodega; el banco para retiro de fondos; la fachada de la
oficina para robar la señal de wifi y actualizar mis aplicaciones; la tienda de
mi amigo David para recoger unas boletas y hacer otros pagos; y, en una que
otra ocasión, la casa de mi jefe para entregar o recoger unos cuantos
documentos. Pero, esa bicicleta es pequeña y no le sirve a mis piernas, así que,
me vi obligado a comprar una bicicleta clásica alta, sí, una Monark de esas
antiguas y de la que enamoré desde el primer momento en que la vi, estoy tan
enamorado de ella que incluso la personalicé con una placa, sí, ese fue otro
amor de estos tiempos, tranquila, hay corazón para las dos.
¿Sabes? Yo quería mucho a tu
primera versión, sí, me gustaba por lo suave y simple que era, pero, ese era tu
problema, ser simple y débil y yo, yo necesitaba algo más grueso y tosco, ser
parte de un grupo de alto riesgo, te obliga a ello; así que, tuve que recurrir
a Marlith, una amiga que te confecciona, para buscar la ideal (en diseño y
tamaño) para mí, complicada tarea; a veces incluso, he tenido que usar dos al
mismo tiempo, otras veces me he tenido que poner un plástico protector en la
cara, hubo ocasiones en que necesité una quirúrgica o una más sofisticada como,
tus amigas, las pitucas KN95; ahora último, estoy usando las que me regalaron
en la oficina, y otros días uso las que yo mismo diseñé; eso es lo interesante
en ti, que eres multifacética.
Sí, yo sé que a ti te molesta
que algunos no te usen bien, pero, déjalos, que mi chamba y la del resto, que
sí te sabemos usar, seguirá siendo la de sensibilización en ello, en tu buen
uso; mientras tanto, quiero agradecerte por acompañarme todo este año, feliz
aniversario mi adorada mascarilla, de este, tu querido usuario.
Simplemente KAJOVEPI
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