Es por el bien de ambos.
Es muy probable que hace un año, cuando compartías
el almuerzo con tu madre, jamás pensaste que, para esta ocasión, estarías
encerrado en casa, si estás es casa, claro. Es muy probable que, cuando este,
necesario, encierro inició, no pensaste que duraría tanto. Es muy probable que
la cuarentena “te agarró” lejos de ella; aunque también es probable que,
durante todo este tiempo, mamá te dejó, para ir hacia la eternidad. Muchas cosas
pasaron, en todo este tiempo, y, hoy más que nunca, el día de la madre, se torna tan difícil, complejo y quizás, hasta sin
sentido.
A inicios de esta semana, mi esposa, me decía: -en
estos días, ya hubiéramos estado con toda la afanadera por el día de la madre-
era cierto, quizás para estos días, la profesora del aula de mi hija, ya
hubiese llamado a reunión a sólo papás para ver ¿qué podíamos hacer por las
madres en su día?, y, aunque en sus clases virtuales de Aprendo en Casa, nos enviaron una tarjeta para rellenar,
definitivamente no es lo mismo.
A estas alturas del mes, ya estaríamos inscritos en
más de un concurso de cualquier televisora o emisora radial que, gracias al
aporte de sus auspiciadores, consiguió “generosas canastas” llenas de víveres
para ellas (sí, la cocina es su lugar); o quién sabe, a lo mejor estaríamos
haciendo uso de nuestras tarjetas, ahorros o firmando hasta en 36 cuotas, esa
súper cocina, lavadora, refrigeradora o cualquier otro electrodoméstico que
creemos le hace falta a mamá (otra vez la cocina; aunque, si sabes aprovechar la
coyuntura, puedes saber aprovechar las ofertas); me imagino a chocolaterías y florerías,
ofreciendo paquetes especiales para, ese ser tan especial.
Creo que, al menos si lo vemos desde ese punto, algunas
de ellas han estado tranquilas, pues no se han visto obligadas a ingeniárselas
cómo es que se partían, para estar presentes en las actuaciones de todas sus
bendiciones (si los tienen en diferentes coles o niveles). Y, a otras, la
conciencia no les ha pesado, cuando tenían que idear justificaciones absurdas,
para que el jefe les dé permiso o para faltar a sus labores y así puedan ir a sus
agasajos.
No suelo ver la programación de los canales
nacionales, no hay nada bueno en ellos (ni siquiera a la hora de los
noticieros). Pero, una de las cosas que sí me ha llamado la atención, es que,
hay muy poca publicidad relacionada a la fecha; esto, en comparación con la que
hay en internet (por cierto, vi la de telefónica y, casi lloro). Pero, cuando
veo otros canales (los internacionales), como que la creatividad ha dado sus
frutos.
Un mensaje publicitario, para público de Chile
(según las letras chiquitas), que ha marcado mi cabeza en estos días, dice “esperamos 9 meses para
poder abrazarnos (por primera vez), podemos esperar un poquito más (…)
conectémonos, pero desde casa”. Sé que es bastante difícil, al menos para quienes
siempre lo hacían, hacernos la idea de que este domingo no podamos pasar tiempo
junto a nuestras madres; se nos estruja el corazón al saber que, aun viviendo
en la misma ciudad, no podemos ir a visitarlas, no sólo por la restricción de
tránsito, sino también porque el hacerlo, es bastante riesgoso, y qué decir de aquellos
que están en otras ciudades; puede parecer contradictorio, pero, en estos días,
lo mejor y saludable es mantenernos alejados. Talvez, para quienes ya no la
tienen, es mucho más doloroso el hecho de no poder ir a sus sepulcros y
dejarles unas cuantas rosas o unas cartas llenas de lágrimas.
Este día de la madre,
será distinto y, marcará un hito en nuestras historias personales, más que en
la universal. Considero, que es necesario pensemos, no como hijos o hijas, sino
como ellas; si nos pusiéramos en sus zapatos, preguntaríamos ¿qué es lo que
ellas quieren en estos días?; estoy convencido que la respuesta inmediata es: “que
TOD@S mis hij@s estén viv@s y san@s”. Sí, nuestras madres nos han demostrado,
una vez más, que los electrodomésticos, las canastas de víveres, las salidas a
los restaurantes o cualquier otra cosa material, es importante y necesario a
veces, pero, no es
indispensable.
Para quienes estamos en la misma ciudad o en ciudades
cercanas, nos va a ser difícil decirles: No mamá, no iré a verte, aunque pueda
(esquivar al policía o al ejército, a veces es fácil); y créeme, que ellas lo entenderán. Para quienes están lejos, bastará con que la
llames y, le asegures que estás bien, que estás segur@ y que estás san@; y créeme, su corazón estará tranquilo.
Para quienes ya la
perdieron, porque emprendió ese viaje sin retorno, solo debes recordarla; y, te
aseguro, escucharás
su risa y sentirás su abrazo. Y,
para quienes están en la primera línea de esta batalla, arriesgando su vida por
nosotr@s, extendiendo su amor maternal para atender a cuanto desconocid@ hay
por allí, perdónennos por ser tan insensat@s a veces, pero, sólo queremos
decirles: gracias
por todo, mamá.
Bonita y necesaria reflexión para estos tiempos en las que nos tocó estar lejos, pero el mejor regalo es cuidarnos y que sepan que estamos bien y que muy pronto estaremos juntos.... Saludos KAJOVEPI
ResponderEliminar